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TEORÍAS Y METODOLOGÍAS DEL ESTUDIO DE
LAS RELIGIONES
Material preparado por Francisco DIEZ DE VELASCO UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA Este material electrónico tiene licencia Creative Commons Reconocimiento - NoComercial - CompartirIgual (by-nc-sa) |
a) Una multiplicidad de denominaciones
La disciplina que intenta el estudio integral del fenómeno
religioso
no tiene un nombre consensuado.
No se trataría de una discusión ociosa
o de carácter secundario porque la opción por el nombre puede
implicar puntos de vista muy diferentes ante el objeto a estudio. El máximo
escollo radica en la indeterminación de lo que se puede entender
por tal estudio, ya que existen aproximaciones religiocéntricas
y no neutrales (como las teológicas) que no renuncian a la denominación,
desgraciadamente ambigua de ciencias (como demuestran, en particular en
los ámbitos católicos, la proliferación de los programas
de estudio de ciencias religiosas, que no son otra cosa que religión
y moral católicas y teología; consúltese en el buscador
google (http://www.google.com) bajo
el nombre "ciencias religiosas").
Repasaremos algunos de estos nombres y los problemas que plantean.
-historia de las religiones
Es quizá la denominación más prestigiosa
y académicamente más consolidada.
El foro internacional de la disciplina es la IAHR (International
Association of History of Religions, http://www.iahr.dk/
) y aunque se han desarrollado en su seno intentos por cambiar este nombre
(en Ciudad de México en 1995) no se ha llegado a un acuerdo sobre
su sustituto (en el congreso
de Erfurt de 2015 la opción defendida por Donald Wiebe no fue
secundada). Las asociaciones francesa, italiana, rumana, noruega, brasileña,
coreana, turca o israelí también portan esta denominación
(véase: http://www.iahr.dk/members.php).
Los detractores del término historia de las religiones
lo critican desde diferentes posturas. Colectivos de especialistas no historiadores
se sienten amenazados (o malqueridos), por una parte por estimar que podría
convertirse en un territorio exclusivo (o privilegiado) de los historiadores
que los desplazarían, pero también como consecuencia de la
decadencia de la valoración social de los estudios históricos
(el prestigio social de un historiador es mucho menor que el de un sociólogo,
filólogo o científico en general y buen ejemplo lo ofrece
el mundo anglosajón y en particular Estados Unidos). Mucho menos
mezquinas son las motivaciones de índole teórica: si se entiende
historia de las religiones de un modo estricto (que estimo incorrecto),
primarían los ámbitos sociales, políticos, incluso
cronológicos. Los ámbitos personales, las comparaciones interculturales
resultarían mucho más difíciles de desarrollar (y
la comparación es una de las claves en el estudio de las religiones
como se verá, auqnue haya sido estimada como desechable por muchos
colectivos de historiadores que estiman que la confluencia de tiempo y
espacio convierte a cada acontecimiento en incomparable y cada concreción
cultural en única). El peso de la historia política en este
modo de entender historia, aunque puede resultar caricaturesca desde una
mirada a los nuevos (y no tan nuevos) métodos de hacer historia
(por ejemplo la "historia total"), resulta común en ámbitos
de no historiadores. Historia de las religiones no quiere decir renunciar
a la comparación entre culturas diferentes en momentos diferentes,
ni renunciar a lo personal (aunque a algunos les pueda parecer una "pequeña
historia"), de ahí que, como veremos, pueda llegar a construirse
una aproximación integral al tema de estudio. Historia de las religiones
no es, como algunos afirman, una forma anticuada, pasada de moda de nombrar
la disciplina, sino que como veremos por las denominaciones alternativas
que se le han buscado (y que resultan poco satisfactorias), una denominación
perfectamente defendible.
Usan esta denominación en el nombre,
por ejemplo, las tres revistas más prestigiosas de la disciplina:
Revue
de l'Histoire des Religions (París, ya centenaria),
History
of Religions (Chicago, fundada por Eliade) y Numen (órgano
de la IAHR), que porta el subtítulo International
Review for
the History of Religions. Es el nombre que aparece en la serie de monografías
de esta revista denominada Studies in the History of Religions (con
un centenar de títulos publicados) y en el repertorio de bibliografía
que patrocinaba la IAHR y que se denominó, hasta que dejó
de publicarse en los años 70, Bibliographie internationale de
l'Histoire des Religions (desde 1976 se publica una continuación
de este repertorio bajo la denominación
Science of Religion).
-religiones comparadas (Comparative
Religions)
Ha tenido también muchos defensores,
aunque quizá ha disminuido su impacto en las dos últimas
décadas, dado que los investigadores de habla inglesa (especialmente
en Gran Bretaña) han optado generalmente por la denominación
Religious
Studies. Tiene la ventaja de postular en el propio título el
carácter comparado del estudio que se quiere realizar. La dedicación
investigadora a una religión no bastaría para determinar
la adscripción a la disciplina, sería imprescindible la comparación
con varias religiones. El mayor problema del término religiones
comparadas radica justamente en desvincular del nombre a los investigadores
y estudiosos que dediquen sus esfuerzos a una religión en particular
(y que tendrían cumplida cabida en la denominación historia
de las religiones, por ejemplo).
Usan esta denominación, por ejemplo,
diferentes departamentos universitarios en Estados Unidos (Universidad
de Michigan; California State University; Universidad de Miami) o Finlandia
(Universidad de Turku; Universidad de Abo, hay que tener en cuenta que
en Europa el peso de la investigación finlandesa en estos ámbitos
ha sido destacada) en el nombre de la institución. Los ejemplos
de uso del nombre en programas de docencia son mucho más numerosos
(pueden hacer una búsqueda en google: http://www.google.com
bajo el epígrafe "comparative religion").
-ciencia de la religión (Religionswissenschaft)
Es una denominación centenaria y la más
aceptada en Alemania, forjada en una época en la que se dividían
los campos del saber en parcelas autónomas a las que se otorgaba
el rango de ciencias (en una acepción de origen filosófico
que posee entre los alemanes un campo semántico algo diferente al
comunmente aceptado en otras lenguas). Presenta un carácter globalizador
en el que la comparación, la reflexión filosófica
y el estudio de fenómenos religiosos específicos en muy diversas
religiones son puntos fundamentales.
Religionswissenschaft lo ha utilizado la investigación
alemana de modo general, la revista más famosa (que dejó
de publicarse en los años 40) se denominaba Archiv für Religionswissenschaft,
y usan este nombre las más recientes obras de consulta sobre teoría
e historia de la disciplina. Traducido a otros idiomas europeos, es una
denominación que se utiliza en uno de los dos repertorios de bibliografía
sobre la disciplina que todavía se publican en la actualidad: Science
of Religion. Abstract and Index of Recent Articles que se puede consultar
parcialmente en internet).
Lo utilizan en su nombre la DVRW (Deutsche Vereinigung
für Religionswissenschaft: http://www.dvrw.de),
la austríaca o la asociación suiza en su denominación
en alemán (http://www.sgr-sssr.ch)
Antigua página principal del sitio web de la DVRW
en la que se especificaba el nombre que portó la Sociedad entre
1950 y 2005: Deutsche Vereinigung für Religionsgeschichte (Sociedad
Alemana de Historia de la Religión)
El concepto se ha empleado fuera de Alemania y los territorios
germanoparlantes pluralizando la denominación: ciencia de las
religiones. Así se nombra la Sociedad suiza en francés
(http://www.sgr-sssr.ch/francais).
La incluye en su título otro de los repertorios
de bibliografía sobre religiones que se publica en la actualidad:
Francis,
Bulletin signalétique 527: Histoire et Science des Religions
y lo usaba, por ejemplo, Meslin entre los investigadores franceses (aunque
también emplee anthropologie religieuse) o el más extendido
ciencias de las religiones.
Antigua página principal del sitio web de la SGRW-SSSR
(la actual tiene una entrada independiente para cada idioma)
Catálogo multilingue de la editorial suiza Peter Lang (http://www.peterlang.com)
-ciencias de las religiones
Tiene la vocación de incluir la diversidad de
religiones y la pluralidad de enfoques en el estudio de las mismas, las
diferentes disciplinas que se dedican al tema, pero violentando (sin desearlo
probablemente) la ambiciosa finalidad de la denominación original
y generando una profunda ambigüedad desde el momento en que, en algunos
casos, se permite a teólogos acceder al amparo académico
pleno que ofrece la disciplina (la teología sería una más
de las ciencias de las religiones, denominación tan fácil
de hermanar a ciencias religiosas). Además ciencias de las religiones
tiende a pensarse no como una disciplina autónoma, sino como una
confluencia de distintas disciplinas en el análisis de un tema particular
(el de la religión en sus plurales manifestaciones), una fragmentación
que puede obviar la necesidad de una visión general por parte del
estudioso (o incluso puede potenciar que ésta no surja). A pesar
de todo ha tenido un cierto impacto y por ejemplo, en España, el
foro de la discipina es la SECR (Sociedad Española de Ciencias de
las Religiones).
Antigua página principal del sitio web de la SECR:
http://www.secr.es
-Estudios religiosos (Religious Studies)
Toma esta denominación la asociación japonesa
(Japanese Association for Religious Studies: http://jpars.org/english).
Es una forma alternativa que podría parecer en
principio más aséptica que muchas de las anteriores y que
ha tomado carta de naturaleza en países anglosajones. Presenta el
problema de no establecer la necesaria desvinculación con otras
disciplinas no científicas que estudian el mismo campo (la teología
se incluye sin problemas en los estudios religiosos mientras que no tiene
cabida tan sencilla en otras denominaciones, lo que conlleva un problema
de indeterminación); lo que puede llevar a que la distinción
entre puntos de vista confesionales y no confesionales pueda no quedar
claro. En muchas universidades de lengua inglesa (especialmente en Gran
Bretaña) queda patente esta indeterminación del concepto
religious studies que se combina en ocasiones con la teología como
puede verse en los enlaces siguientes:
.Department of Divinity and Religious Studies
de la Universidad de Aberdeen: http://www.abdn.ac.uk/divinity/
(muy centrado en los estudios de teología cristiana)
.Department of Theology and Religious Studies
de la Universidad de Bristol: http://www.bristol.ac.uk/Depts/THRS/
(no solo centrado en teología cristiana sino abierto a los estudios
sobre budismo y religión y género)
-Estudio de la Religión / Estudio de las Religiones
Deriva de la anterior, aunque resulta quizá más
neutra y está teniendo un impacto general destacado de tal modo
que tiende a convertirse en común. Así el foro europeo de
la disciplina porta el nombre EASR (European Association for the Study
of Religions http://www.easr.eu). Otro
tanto ocurre con las demás associaciones de carácter regional,
tanto la latinoamericana (ALER: Asociación Latinoamericana para
el Estudio de las Religiones) como la norteamericana (North American Association
for the Study of Religion), las africanas (AASR -African Association for
the Study of Religions- / EAASR -Eastern African Association for the Study
of Religions- / ASRSA -Association for the Study of Religion in Southern
Africa-) o la asiática (SSEASR -South and Southeast Asian Association
for the Study of Culture and Religion-). Muchas sociedades y asociaciones
llevan esta denominación que es la más común con diferencia
(véase: http://www.iahr.dk/members.php).
-antropología religiosa, tiene menos seguidores aunque posee la indudable ventaja de radicar los hechos religiosos en el ámbito de análisis de una disciplina de clara vocación holística como es la antropología (cuyo objeto de estudio, en una definición ambiciosa, es el hombre en todos los aspectos de su actuación, algo parecido a lo que busca la historia en una definición holística). El mayor problema de esta denominación radica en la ambigüedad con la que se está utilizando y que parece referirse no tanto a las aproximaciones antropológicas al estudio del fenómeno religioso (en la óptica, por ejemplo, de Manuela Cantón en su recomendable La razón hechizada) como a una difusa disciplina cuya orientación para-teológica la está configurando como un renacer de la fenomenología de la religión (en este sentido la utilizan J. Ries o M. Meslin: puede verse este enfoque en la introducción muy religiocéntrica de Julien Ries al Tratado de antropología de lo sagrado, vol.I, Madrid, 1995, 13-21).
-fenomenología de la religión o fenomenología de las religiones ha perdido en los últimos treinta años el favor de que gozó en las décadas centrales del siglo pasado. Se pensó que podía resultar una aproximación definitiva a la religión que trascendiese el marco de la historia (o que dejaba este campo para la historia de las religiones, en una modalidad muy disminuida de la disciplina, en cierto modo instrumental de la fenomenología, para la que se limitaría a desarrollar estudios particulares, que luego se calibrarían en grandes síntesis fenomenológicas). Se analizaban los fenómenos religiosos, en algunos casos con una sensibilidad mínima hacia los contextos (sociales, económicos, cronológicos). Su desarrollo por pensadores insertos en modos teológicos de entender la disciplina (estudiar fenómenos religiosos era un paso para ahondar en la comprensión de sus manifestaciones en el seno de la propia religión) ha llevado a que resulte una denominación marginal hoy en día fuera del ámbito de la fenomonología tal como se entiende desde Husserl (es decir en su acepción más filosófica).
-otras denominaciones: insatisfechos
con las anteriores, a pesar de su número y diversidad de enfoques
han surgido otras denominaciones de carácter más minoritario.
"Estudio académico de la religión" busca enfatizar el enraizamiento
institucional, como un modo de separar la producción de los estudiosos
formados en ámbitos académicos (universitarios) de la de
los surgidos de ámbitos confesionales. Pero la existencia y auge
de las instituciones universitarias y académicas promovidas o gestionadas
por grupos religiosos convierte la denominación en igual de ambigua
que muchas de las anteriores. No serían estudiosos académicos
de las religiones, por ejemplo, los miembros de una nueva religión
o los predicadores independientes o los profetas de la "new age", pero
resultaría muy difícil no incluir en la denominación
a teólogos de cualquier universidad católica o miembros de,
por ejemplo, la Universidad Soka (del grupo budista Soka Gakkai), por no
ofrecer más que dos ejemplos. Por su parte "Ciencia integral de
la religión" es una denominación ingeniosa que desarrolla
la centenaria ciencia de la religión pero enfatizando en la necesidad
de una perspectiva multifocal; su uso no se ha generalizado (lo ha usado,
por ejemplo, G. Schmidt).
b) La apuesta por la denominación "historia
de las religiones"
El problema terminológico que suscita la disciplina
toca de lleno otro de mayor alcance que es el del estallido del marco de
las ciencias humanísticas y de análisis social, cada vez
más especializadas, como ya hemos visto, y en las que un campo de
estudio muy ambicioso como es el de los fenómenos religiosos, que
necesita para su desarrollo una aproximación transversal (incluyendo
conocimientos y técnicas de estos cada vez más estrechos
y especializados campos científicos), tiene una ubicación
difícil.
A la espera de llegar a una denominación de consenso
amplio, para lo que será necesario un debate en el que la voz de
los especialistas no occidentales haga valer en mayor medida que hasta
ahora sus sensibilidades y orientaciones particulares (que llevará
a que la disciplina adapte su campo de estudio más allá de
las directrices eurocéntricas que todavía pesan en la delimitación
conceptual), la denominación historia de las religiones (sin fanatismos
disciplinares), que es la de la IAHR, parece una buena opción, entendida en un sentido
extenso y sin veleidades apropiatorias por parte de los especialistas de
las disciplinas históricas y enmarcada en la óptica holística
que propugna, por ejemplo, la historia total.
La historia de las religiones se presenta pues y a pesar
de no ser una denominación que satisfaga de modo completo (puesto
que requiere repensarse, pero no desde criterios religiocéntricos
o etnocéntricos occidentales sino desde una perspectiva globalizadora),
como la aproximación analítica holística y no religiocéntrica
al fenómeno religioso y no solamente como una disciplina en cierto
modo auxiliar, cuyo exclusivo ámbito de actuación fuera el
establecimiento del marco histórico en el que se reflejan los hechos
religiosos. Partiendo de esta premisa la denominación "historia
de las religiones" se puede leer en sus dos términos como una opción
de análisis muy determinada.
"Historia" indica una premisa fundamental: las
manifestaciones religiosas son hechos históricos y por tanto susceptibles
de ser tratados con los instrumentos habituales del método histórico-filológico:
crítica
de fuentes, análisis, síntesis, la cruz del espacio y el
tiempo, etc. La finalidad de la disciplina es comprender el papel que
cumplen estas manifestaciones religiosas en la estructura general de la
sociedad o sociedades a estudio tanto en un momento dado (análisis
sincrónico) como en sus modificaciones a lo largo del tiempo (análisis
diacrónico), así como en el ámbito más extenso
de la cultura humana en general (posibilitándose la reflexión
sobre fenómenos religiosos en diferentes culturas y sociedades).
"De las religiones" (y no de la religión),
por su parte, es una opción no esencialista y a la vez basada en
el respeto hacia el objeto de estudio: la experiencia religiosa humana
presenta manifestaciones infinitamente variadas (resulta imprescindible
por tanto el uso del plural y abrirse a la experiencia
de la diversidad) sin que ninguna de ellas pueda alzarse con primacía
de ningún tipo. Además se niega por principio la categoría
de religión natural, verdadera o esencial; los hechos religiosos
son hechos culturales, no son intemporales ni eternos sino que se inscriben
en un marco histórico definido que permite en gran medida explicarlos.
Pero además, historia de las religiones resulta
particularmente satisfactorio como denominación como consecuencia
de la redefinición de los límites de la propia historia que
se ha llevado a cabo tras la quiebra de los posicionamientos del positivismo
y de las escuelas más tradicionales. Sólo gracias a la amplitud
de los límites conceptuales y metodológicos actuales de la
historia (y su convergencia con otras disciplinas afines como la antropología
o la sociología) es posible adentrarse, sin dejar de ser historiador,
por los vericuetos tan alejados de la historia política a los que
puede llevar una investigación histórico-religiosa. Intentar
comprender los hechos religiosos, como comprender en general el pasado,
lleva a descubrir horizontes que pueden resultar muy alejados si se los
contempla desde el posicionamiento metodológico de la historia tradicional,
pero que no lo son tanto si la opción de análisis empleada
se encuadra en la línea de una historia total, sensible a
toda posible manifestación, ya sea en el ámbito de lo social
o lo personal, lo imaginario y lo conductual, que pueda ser de utilidad
para entender el tema a estudio.
c) la convergencia de los saberes
Resulta necesario consolidar una reflexión sobre
lo insatisfactorias que resultan en última instancia cualquiera
de las denominaciones actuales de las ciencias, que tienen el atrevimiento
de querer aprehender en el corto espacio de una palabra la definición
sintética de todo un campo del saber. Por medio del acto casi mágico
de nombrarla puede parecer que toma mayor concreción la disciplina,
aunque en realidad lo que se lleva a cabo es una "doble traición",
por una parte a la complejidad de los fenómenos que se intentan
acotar y por otra a la cada vez más claramente reivindicada unidad
profunda de los saberes.
Se aconseja, en el caso de buscar ahondar más
en estas cuestiones, la lectura, por ejemplo, de los argumentos defendidos
por G. Bateson en sus diversos trabajos, pero particularmente en su Pasos
hacia una ecología de la mente, Buenos Aires, 1985 (1972); Una
unidad sagrada. Pasos ulteriores hacia una ecología de la mente,
Barcelona, 1993 (1991, póstuma, preparada por R.E. Donaldson) o
El
temor de los ángeles. Epistemología de lo sagrado, Barcelona,
1989 (1987, póstuma con M. Bateson); y en particular las reflexiones
generales de E.O. Wilson, Consiliencia. La unidad del conocimiento,
Barcelona, 1999 (1998).
Cabe preguntarse si esta cuestión de las denominaciones
no resultaría quizá un falso problema o simplemente una cuestión
que dependería de ámbitos lingüístico-culturales.