Del miedo político al miedo religioso: la abolición de la órden del Temple en el siglo XIV
Copyright: María del Carmen Gálvez De la Cuesta
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Iniciar una disertación que tenga por objetivo principal la Orden
del Temple, precisa enlazar con uno de los periodos álgidos del
movimiento cruzado medieval, descartando cualquier otro tipo de apología
ritualista, entendiendo la existencia de esta institución desde
la más estricta objetividad histórica. Desafortunadamente
en los últimos años hemos asistido a una proliferación
de estudios totalmente faltos de rigor histórico, alumbrados por
la extraña estela esotérica que sucedió a la desaparición
de la Orden. Es tan grande la difusión de obras que buscan en la
Orden del Temple una dimensión distinta a la meramente histórica,
que a veces resulta difícil disociar unas de otras, y así
lo manifestaba la historiadora Regine Pernoud, en su libro Los Templarios(1)
: "Para el historiador existe un desfase tal entre las fantasías
a las que se han entregado sin moderación alguna escritores de historia
de todas las tendencias y los documentos auténticos y los materiales
certeros que nuestros archivos y bibliotecas guardan en abundancia, que
sería difícil creer en ellos si esta contradicción
no se manifestara de forma tan visible y evidente".
II.- LA ORDEN DEL TEMPLE Y LAS CRUZADAS:
Previa exposición del contexto en el que actualmente se desarrollan
los estudios sobre la Orden del Temple, iniciaremos estas líneas
significando la estrecha relación existente entre el nacimiendo
de las Ordenes Militares y el desarrollo del movimiento cruzado(2)
. Con el nuevo milenio, la Iglesia y la sociedad occidental en general,
vivieron una profunda transformación, reflejada en numerosos aspectos.
No cabe duda que uno de los principales impulsores del nuevo espíritu
fue el monje Hildebrando, quien asumió el cargo pontificio bajo
el nombre de Gregorio VII(3) y mantuvo un denodado
enfrentamiento con el poder temporal, encarnado en la persona del Emperador
Enrique IV. Es precisamente, el papado de Gregorio VII, un punto de partida
en el desarrollo del concepto de la "Guerra Santa", y por tanto de la idea
de Cruzada(4) . Durante los últimos decenios
han sido variados los estudios que han ahondado sobre la relación
existente entre la cruzada cristiana y el "yihad" islámico(5)
, aunque no se haya llegado a ninguna propuesta de compromiso. En esta
misma línea de comparación entre los mundos cristiano y musulmán,
varios autores han dirimido la posibilidad de encontrar algún antecedente
de tipo islámico dentro del las ordenes militares. Ese antecedente
islámico ha querido verse en la institución islámica
del "ribat"(6) y así desde Américo Castro(7)
se han sucedido las interpretaciones acerca de dicha relación. En
ningún momento parece haberse llegado a una idea concluyente, y
aunque ciertamente hay aspectos como el militar y el religioso que se aglutinan
en ambas instituciones, no parecen responder a idénticos fenónemos.
Mientras que las Ordenes Militares surgen como consecuencia directa del
movimiento cruzado, el "ribat", sustituye la práctica del "yihad"
o "Guerra santa"(8) y se rige por principios fundamentales
del Corán(9) ."Las Ordenes Militares son consecuencia
directa de la Cruzada impulsada por Urbano II(10)
en Clermont-Ferrand(11) en noviembre del año
1095. El llamamiento a la Primera Cruzada es efectuado por el Papa Urbano
II en el Concilio de Clermont-Ferrand a fines del año 1095. La razón
fundamental de este llamamiento fue combatir al infiel, recuperando Tierra
Santa para la Cristiandad. El discurso de Urbano II incidió en dicha
idea de manera firme, arrastrando a las masas al grito unánime de
"Dios lo quiere". Pero, había otros motivos de otra naturaleza,
que podráimos añadir a este, como fueron los intentos de
la Iglesia Occidental por controlar de alguna forma la Iglesia Oriental,
o el lograr una vía que diese salida a los conflictos existentes
entre los diferentes grupos de la nobleza feudal europea, buscando un nuevo
campo de batalla para estos. La Cruzada resultaba de gran interés
para varios grupos de poder, y las masas populares encontraron en ella
un modo de acceder a la salvación eterna(12)
.
De esta forma, en 1096 partió la llamada "Cruzada popular",
con dos diferentes oleadas, a la cabeza de la cual se situaron varios predicadores,
entre los cuales estaban Gautier "sans avoir" y Pedro el Ermitaño.
Así, una indefinida masa de personas, discurrieron por Europa, llevando
a cabo actos incontrolados en ciertos lugares, y provocando gran confusión.
Una vez lograron llegar a Asia Menor fueron arrasados por los turcos en
Civitot, terminando así esta primera expedición desorganizada,
carente de beneficios para las aspiraciones que en ese momento mantenía
la gran mayoría de la Cristiandad.En 1097 una ingente milicia, llamada
la "Cruzada de los caballeros" llegaba a Constantinopla. Principalmente
formada por francos, logró arribar a las puertas de la ciudad fundada
por Constantino. Entre sus miembros más destacados estaban, Godofredo
de Bouillon, Hugo de Vermandois, Raimundo de Saint-Gilles, Roberto Courteheuse,
Esteban De Blois y Bohemundo de Tarento. Alejo I Comneno no consideró
pertinente la llegada de tan numerosa fuerza militar a sus territorios,
por lo que les exigió juramento de fidelidad. Inmediatamente fueron
a surgir desacuerdos debido a esta petición, a la cual accedieron
los distintos jefes cruzados, excepto Bohemundo de Tarento, que no lo haría
hasta años después. Desde este momento las relaciones entre
Bizancio y los cruzados no fueron excesivamente cordiales.
Consiguieron tomar Jerusalén el 15 de julio de 1099 y a partir
de entonces, se procedería a la creación y asentamiento de
pequeños reinos en la zona, al mando de los distintos jefes cruzados.
El que más importancia habrá de tener, será el reino
de Jerusalén, a la cabeza del cual se situará Balduino I,
hermano de Godofredo de Bouillon.
Esta fue la primera consecuencia importante de las Cruzadas, la segunda
tendrá una repercusión que ahondará mucho más
en el tiempo que los propios Reinos Cruzados: el surgimiento de las Ordenes
Militares.
III.- EL TEMPLE: ASENTAMIENTO EN ORIENTE Y OCCIDENTE:
La Orden del Temple surgirá en los primeros años siglo
XII, y aunque se ha reiterado la fecha de 1118(13)
, parece plenamente aceptado que la aparición de la Orden tuvo lugar
en 1120(14) . En años anteriores se habían
establecido los precedentes de las Ordenes del Hospital(15)
y el Santo Sepulcro(16), aunque en un principio desarrollasen
exclusivamente labores de carácter asistencial y caritativo. Igualmente,
las Ordenes Militares peninsulares no habrán de surgir hasta ya
mediado el siglo XII(17) .
Así pues, surge el Temple como "Pauperi Equites Christi",
los "pobres caballeros de Cristo", o la "Militia Christi",
con un amplio sentido de milicia desde un primer momento, y poco después
gracias a la donación que Balduino II les hizo de una parte de su
residencia(18) , pasarán a llamarse "Milites
Templi".La nueva institución pronto tuvo adeptos en Occidente,
y el mismo Bernardo de Claraval(19) , redactó
el elogio de la nueva milicia templaria con los primeros estatutos de la
Orden, a instancias del fundador de esta, Hugo de Payens(20)
y tras la celebración del Concilio de Troyes(21)
. Poco después, el Patriarca de Jerusalén, Esteban de Chartres,
ultimaría la redacción de la denominada Regla Latina, compuesta
de setenta y dos artículos en latín.(22)
.
Algunos años después se produciría la ratificación
definitiva de la institución templaria, a través de dos bulas,
concedida la primera de ellas por Inocencio II(23)
, y conocida con el nombre de Datum Optimun. Otorgada en 1139, sustraía
al Temple de la autoridad episcopal, colocándole de forma inmediata
bajo a protección directa de la Santa Sede. La segunda bula era
concedida en 1145, y bajo la denominación de "Militia Dei",
permitió al Temple poseer sus propias iglesias, oratorios y cementerios.
En escaso tiempo, la Orden contó con una organización
sólida y un grupo considerable de efectivos humanos, lo que le dió
una gran importancia en Tierra Santa. Sin embargo, sus actividades en los
territorios orientales, le procuraron importantes beneficios en Occidente.
El Temple fue obteniendo bienes en numerosos lugares de Europa, como fruto
de donaciones efectuadas para posibilitar sus actividades en Jerusalén.
Su primera expansión tuvo lugar en Francia, donde se fundarían
las grandes templerías de Champagne y Languedoc(24)
. Igual fenómeno se produjo en Inglaterra(25)
y en toda la Península Ibérica(26) .
Tanto en Castilla como en Aragón se produjeron dos hechos tempranos
que marcaron la futura presencia del Temple en ambas coronas. La relación
entre la Corona castellana y la Orden del Temple está inevitablemente
condicionada por los hechos acaecidos en 1157, en torno a la fortaleza
de Calatrava. En aquella fecha, y ante un inminente ataque almohade, los
templarios entregaron a Sancho III la fortaleza que a ellos pertenecía
y por tanto correspondía defender(27) . Ante
esta renuncia, el rey castellano optó por entregar la dicha fortaleza
al Abad de Fitero, Don Raimundo, y a un grupo de monjes cistercienses.
Estos defenderían Calatrava con éxito, fundando la primera
de las Ordenes Militares Hispánicas, la Orden de Calatrava(28)
. Sin embargo, este hecho supuso un duro revés para el Temple, quien
en los años siguientes vería drásticamente mermadas
el número de donaciones en el contexto castellano. A pesar de estos
hechos, el Temple tuvo encomiendas destacadas en Castilla, como podemos
ver en la relación que efectua Martínez Diez(29)
, la cual extrae de las citaciones emitidas por los Arzobispos de Toledo
y Santiago de Compostela en el mes de abril de 1310, para la comparecencia
de los Templarios en Medina del Campo: Santa María del Temple
(La Coruña); Amoeiro y Canabal (Orense); San Martín de Coya
(Pontevedra); San Fiz do Ermo y Neira de los Caballeros (Lugo); Villapalmaz
(León); Mayorga, Ceinos, San Pedro de Latarce y Medina del Campo
(Valladolid); Villalcázar de Sirga (Palencia); Villárdiga,
Villalpando, Tábara, Carbajales y Benavente (Zamora); Alcanadre
(Rioja); Caravaca (Murcia); Capilla, Jerez de los Caballeros y Valencia
del Ventoso (Badajoz); Alconétar (Cáceres), Ciudad Rodrigo
(Salamanca); Yuncos, Cebolla, Villalba y Montalbán (Toledo); y las
casas de Zamora, Salamanca, Sevilla y Córdoba.
En la Corona de Aragón, recibieron numerosos bienes, y tal fue
el prestigio alcanzado, que en el año 1134, Alfonso I el Batallador,
elegía por herederas de su reino a las Ordenes del Temple, San Juan
y Santo Sepulcro(30) . A pesar de esto último,
en Aragón se buscaron todos los medios posibles para conseguir que
tres instituciones militares de origen extranjero no se apoderasen de la
Corona, por lo que se llegaría a una solución de compromiso
para lograr un heredero proveniente de la estirpe del Batallador. Así,
se nombró monarca al hermano de Alfonso I, conocido como Ramiro
II el Monje, puesto que había optado por los votos en la Orden benedictina.
Este contrajo matrimonio, y tras el nacimiento de su única hija,
Petronila, concertó el matrimonio de esta con Ramón Berenguer
IV, Conde de Barcelona, asegurando así la línea hereditaria
en Aragón. Inmediatamente volvió a ingresar en la vida conventual.
Fue esta una oportunidad única para las Ordenes Militares, pues
habrían adquirido una increible fuerza en el contexto político
y militar del momento. Sin embargo, gracias a la hábil maniobra
e ingenio político de Ramino II, la nobleza aragonesa logró
arrebatar al Temple, San Juan y el Santo Sepulcro, el completo dominio
de su reino(31) .A pesar de estos acontecimientos,
el Temple continuó teniendo un fuerte asentamiento en Aragón(32)
, y así lo relata RODRIGUEZ CAMPOMANES en una de sus disertaciones
sobre la caballería templaria: "...En Aragon no fueron menos
las gloriosas hazañas de los Templarios, en la guerra ocntra Moros,
y Tierras que posseian en las fronteras de Aragon, y Valencia; pues en
el Reynado de Don Alfonso Segundo, Rey de Aragon, llamado el Casto, asistieron
a la conquista de Algas, Matarraña, Guadalob, Calanda, Martin, Alambra,
y Caspe y otros Pueblos, que se conquistaron en als Campañas de
1168 y 1169..." (33) . En el mismo Aragón,
los Templarios comenzaron a ejercer una de las principales actividades
que desarrollarían de forma paralela a la guerra contra el infiel
y a la defensa de los territorios cristianos. Nos estamos refiriendo al
préstamo, el cual los Templarios pusieron en funcionamiento con
monarcas y particulares. Así, en 1167, prestaban una importante
suma a Alfonso II de Aragón, hipotecándoles el monarca ciertas
rentas(34) .
IV.- LAS ACTIVIDADES FINANCIERAS DEL TEMPLE:
Esta actividad no sólo la desarrollaron en Aragón, sino
que ejercieron un destacado papel financiero en la sociedad medieval del
momento. El Temple, se convirtió en un precedente de las futuras
sociedades bancarias italianas, y en palabras de Giovannangelo Di Meglio
"...la confianza que inspiraba el prestigio de que estaban universalmente
rodeados, les convirtió en banqueros de la Santa Sede, de reyes,
príncipes y particulares". De alguna manera, los lugares controlados
por los Templarios, inspiraban una cierta confianza que permitía
la afluencia de depósitos en sus casas. Incluso cuando alguien decidía
emprender una peregrinación a Tierra Santa, hipotecaba sus bienes
con el Temple, a cambio de efectivo que le permitiese llevar a cabo el
largo viaje.
La actividad financiera era igualmente destacada con las distintas
coronas, entre las cuales destacaba fundamentalmente la francesa. Allí
los negocios financiero del Estado estuvieron estrechamente afiliados al
nombre de los Templarios. Afirma Delisle que durante más de un siglo,
el tesoro real estuvo en el Temple, allí se recibían las
cuentas de los funcionarios, y el tesoro del Temple entregaba a los bailes,
cuando estos lo necesitaban, las sumas que fuesen necesarias para los gastos
locales(35) .Sirva de ejemplo que en el año
1303, el monarca aragonés reclamaba al Maestre del Temple, Berenguer
de Cardona, las joyas que tenía depositadas en su casa, a saber:
"...corona de oro, integrada por once piezas cubiertas de perlas y piedras
preciosas, como balajes, zafiros, esmeraldas. Dos cetros, uno de oro, acabado
mediante una cruz, ornamentada con perlas y piedras diversas; el otro de
plata dorada. El globo de oro, coronado por una cruz adornada con rica
pedrería. Y finalmente una flor de oro con un rubí y una
piedra encima"(36) .
En definitiva, podemos considerar que la Orden del Temple adquirió
un elevado nivel de riquezas, lo cual unido a su independencia del poder
civil en ciertas monarquías y su adscripción directa a la
Santa Sede gracias a la Bula "Omne datum Optimum"(37)
, provocaría una importante conmoción en las élites
dominantes europeas al producirse la pérdida de Jerusalén
en 1244. Con este hecho se iniciaría la inevitable pérdida
de todos los territorios cruzados que culminaría en 1291, y con
ello, el retorno de los caballeros de las Ordenes Militares a Occidente,
con la sombra de la pérdida del fín para el cual habían
sido creadas.
V.- LA INSTITUCION TEMPLARIA Y SU SITUACION TRAS LA CAIDA DE JERUSALEN:
De todas las Ordenes Militares afincadas en los reinos cruzados, la
Orden del Temple era la que mayores recelos podía despertar en la
clase gobernante. Una milicia organizada, con una gran provisión
de fondos económicos, acreedora de varias monarquías, y ciertamente,
sin ninguna misión concreta que cumplir, significaba un grupo de
alto riesgo para cualquier estado en el que estuviese establecida, y obviamente
podía crear recelos y miedos: miedo político. Una de las
posibilidades que se esgrimieron durante cierto tiempo, fue la fusión
entre la Orden del Temple y la Orden de San Juan del Hospital, pero en
1307, Jacques de Moley, Gran Maestre del Temple, rehusaba la proposición(38)
.
A finales del siglo XIII, la monarquía francesa se hallaba inmersa
en una gran crisis económica, acrecentada por las luchas mantenidas
con Inglaterra y Flandes, y la importante querella habida entre el Papa
y Felipe IV el Hermoso. El Temple, fue para el Rey francés un objetivo
sino sencillo, sí alcanzable. Es en este punto, donde la Orden alcanza
la categoría de mito, y donde se transgrede la veracidad histórica
y se entra en la fantasía y la extrapolación de los hechos.
Sin embargo, desde aquí pensamos que lo sucedido con la Orden del
Temple no responde más que a una hábil maniobra política
llevada a cabo por Felipe IV y sus colaboradores(39)
.
VI.- DEL MIEDO POLITICO AL MIEDO RELIGIOSO. LA PERSECUCION DE LA
ORDEN DEL TEMPLE:
Anteriormente hemos hablado de "miedo político", miedo a un grupo
militar organizado, miedo a la ausencia de control por parte de la autoridad
civil, miedo a encontrarse con una importante fuerza que apoyase al Papado(40)
, y esencialmente miedo a su inmenso poder económico, del cual el
monarca francés era altamente dependiente. Felipe IV convirtió
este "miedo político" en "miedo religioso", y decidió atacar
a la Orden del Temple no de una forma abierta, sino encubierta bajo la
acusación de herejía.
Martínez Díez relata de forma sencilla y clara, como
se produjo la acción contra los templarios: "...el 14 de septiembre
de 1307, el rey francés y sus consejeros, habían despachado
en Maubuisson la orden secreta de apresar a todos los templarios del reino
y de ocupar todas sus cass y bienes un mismo día y a una misma hora
en toda Francia"(41) . Así fue como todos
los caballeros y miembros de la Orden fueron capturados en una sola noche
al igual que todos sus bienes(42) . El Gran Maestre,
Jacques de Molay, fue apresado en la Torre del Temple, y con él
el tesoro de la Orden, que quedaba en manos de la monarquía francesa.
Se piensa que alrededor del millar de templarios pudieron ser capturados
en poco tiempo, los cuales rápidamente, fueron puestos a disposición
de la Inquisición.
Clemente V, intentó de alguna manera evitar el destino de los
caballeros de la Orden, pero su intervención no serviría
prácticamente de nada. Los habituales métodos de tortura
inquisitoriales lograrían las confesiones de la mayoría de
los acusados, incluido el propio Gran Maestre y los altos dignatarios del
Temple. Sobre las acusaciones poco podemos añadir aquí, pues
han sido numerosos los autores que las han analizado(43)
, aunque entre ellas podemos destacar algunas de las que se extraen del
cuestionario existente en la documentación templaria conservada
en el Archivo Histórico Nacional de Madrid(44)
: Renegar de Cristo, Dios, la Virgen, Santos y Santas de Dios en su admisión
en la Orden; escupir sobre la Cruz y sobre la imagen de Cristo; adorar
a un gato que se les aparecía en sus reuniones; relaciones carnales
entre los candidatos a freire; adorar ídolos; absolución
de los pecados por parte de laicos, etc, etc, etc.... Estas y muchas otras
acusaciones fueron más que suficientes para crear el miedo entre
el pueblo y convencer a la opinión pública de que aquella
Orden consagrada a la defensa de lo más sagrado de la Cristiandad
como había sido Jerusalén, se había convertido en
una inmensa herejía. En poco tiempo, los caballeros de la Orden
fueron desapareciendo a manos de la Inquisición o huyendo cuando
le era posible. El propio Maestre fue llevado a la hoguera con los principales
dirigente de la Orden, y todos los bienes de Francia confiscados para la
Corona, a pesar de los intentos del Papado por recuperar lo que pensaba
que era suyo.
En otras reinos se llevaron a cabo también procesos semejantes,
aunque ciertamente no con la misma efectividad que en Francia. En 1312,
la Bula "Ad providam" de Clemente V, asignaba los bienes del Temple a la
Orden del Hospital, pero esto no tuvo la misma efectividad en todos los
estados(45) . Aragón cedió a las intenciones
del Papa en 1317, y en el Reino de Valencia se creabala Orden de Montesa
para acoger todos los bienes del Temple(46) . Sin
embargo, en Castilla no fue así, y Fernando IV anexionaba a la Corona
la mayoría de los bienes templarios, para después redistribuirlos
entre la nobleza y las Ordenes Militares autóctonas(47)
.
VII.- CONCLUSION: LA SUPRESION DE LA ORDEN DEL TEMPLE:
Los objetivos de Felipe IV se veían cumplidos en 1312, durante
el Concilio de Vienne, cuando el Papa Clemente V emitía la Bula
"Vox in Excelsis" suprimiendo la Orden del Temple. En la Biblioteca
Nacional de Madrid, contamos con una obra del siglo XIX(48)
, que escrita según documentos originales, transcribe literalmente
la Bula(49) . La propia Bula emana la inseguridad
del Papa al efectuar la abolición de la Orden, al tiempo que intenta
erigirse en portavoz del pueblo cristiano, que temeroso de los malos actos
llevados a cabo por el Temple, decide hacerlo desaparecer definitivamente.
En los primeros párrafos declarará que "crímenes
tan horribles no podían ni debían quedar impunes, sin grande
ofensa a Dios Todopoderoso y a todos los católicos(50)
", de manera que hace extensiva la causa a todo el orbe cristiano, en un
último intento de hallar una causa razonable que justificase la
acción que estaba llevándose a cabo. Sin embargo, y demostrando
que su propia persona carecía de la seguridad suficiente para dar
credibilidad a todo aquel montaje inducido por la Corona francesa, suprime
la Orden, pero no lo hace por una sentencia definitiva, sino "por modo
de provisión y Ordenanza Apostólica"(51)
, indicando claramente que lo ejecuta "no sin amargura y dolor en el
corazón"(52) .
De esta manera, el día XI de las kalendas de abril del año
VII de su Pontificado(53) , Clemente V suprime de
la legalidad eclesiástica y jurídica a la Orden del Temple
"prohibiendo expresamente a cualesquiera que sea entrar de ahí
adelante en dicha Orden, recibir o llevar su hábito, ni hacerse
reconocer por Templario, y quien contraviniere incurrirá ipso facto
en la sentencia de excomunion(54)". Así
, en beneficio de la seguridad económica y política de un
Estado, se pone fín a la existencia de una de las instituciones
eclesiásticas más destacadas de la Edad Media. Inseguridad
económica, decaimiento del poder pontificio, desgajamiento de los
ideales de cruzada y auge de la autoridad monárquica fueron un cúmulo
de causas, que aunadas en un crisol adecuado significaron el final de la
"Militia Christi".
NOTAS
1. PERNOUD, R. Les Templiers. Vendome, 1977.
2. RUNCIMAN, S. Historia de las Cruzadas. Madrid, 1956-1958. 3 vol.; y también las obras de ALPHANDERY, P. La Chrétienté et l'idée de croisade. París, 1954-1959. 2 vol.; SETTON K.M., ed. A History of the Crusades. Madison. 1969-1985. 5 vol.; RILEY-SMITH, J. The Crusades. A short history. Londres, 1987.
3. Diccionario de los Papas. Barcelona, 1989. pp. 78-80.
4. Así lo expone LUIS GARCIA-GUIJARRO, en Papado, Cruzadas y Ordenes Militares, siglos XI-XIII. Madrid, 1995. Alude a las pautas sentadas por Erdmann, en The origin of the idea of crusade, publicado en 1935, aunque aporta una nueva dimensión a sus contenidos.
5. El mismo Prof. GARCIA-GUIJARRO, sintetiza la controversia existente en torno a este tema, en su obra Papado.... Ibidem, pp. 70-71..
6. DE EPALZA, M. (ed.). La Rápita Islámica: Historia Institucional y otros estudios regionales. I Congreso de las Rápitas del Estado Español (7-10 Septiembre 1989). San Carlos de la Rápita, 1993, 359 pp.; AZUAR, R. (ed.) La Rábita califal de las dunas de Guardamar (Alicante). Cerámica. Epigrafía. Fauna, Malacofauna. Alicante, 1989. 217 pp.
7. CASTRO, A. La realidad histórica de España. México, 1980.
8. Así lo indica MIKEL DE EPALZA, en su artículo "La espiritualidad militarista del Islam Medieval. El Ribat, los Ribates, las Rabitas y los Almonastires de Al-Andalus", en Medievalismo. Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales. Nº 3, Madrid, 1993. pp. 5-18. Ante todo se considera un medio de suplir la práctica de la guerra religiosa, a través del cumplimiento de tres puntos fundamentales: Espiritualidad de defensa del Islam, Espiritualidad de plegaria y Espiritualidad de generosidad económica. Según el autor todas estas prerrogativas se interpretan directamente de la lectura del Corán.
9. Ver Q. XVIII, 14; XVIII, 10; VIII, 11; III, 200, en El Corán. El libro sagrado del Islam. Madrid, 1992.
10. Diccionario de los Papas. Barcelona, 1989. pp. 81-82.
11. LADERO QUESADA, M.A. Las Cruzadas. Bilbao, 1972. pp. 43-47.
12. GARCIA DE CORTAZAR Y RUIZ DE AGUIRRE, J.A. "Un tiempo de cruzada y guerra santa a finales del siglo XI" Actas del IX Seminario sobre Historia del Monacato: Los monjes-soldados. Los Templarios y otras Ordenes Militares. 7-10 de Agosto de 1995. Fundación Santa María la Real. Centro de Estudios del Románico. Aguilar de Campoo, 1996. pp. 11-29
13. Dentro del ámbito hispánico, una de las principales obras dedicadas al Temple es la RODRIGUEZ CAMPOMANES, Dissertaciones Historicas del Orden y Cavalleria de los Templarios o Resumen historial de sus principios, fundacion, instituto, progressos y extincion en el Concilio de Vienne. Madrid, 1747. Ed. Facsímil París-Valencia, 1993. En esta obra, la introducción indica la siguiente referencia a la creación de la Orden "...Comenzo la Orden Militar de los Templarios en Jerusalen cerca del año de 1118, a devocion de Hugo de Paganis, Godofre de Sant-Omer, y otros siete Compañeros, cuyos nombres se ignoran, los que se consagraron al servicio de Dios en forma de Canonigos Reglares, y hicieron los Votos de Religion en manos del Patriarcha de Jerusalen: Balduino Segundo, considerando el zelo de estos nueve Compañeros, les dio una Casa cerca del Templo de Salomon, de donde ellos tomaron el nombre de Templarios, o Cavalleros de la Milicia del Temple...". pág. 1.
14. Indica L. GARCÍA-GUIJARRO, ob cit., nota 4, pág.75, como a pesar de las referencias del cronista GUILLERMO DE TIRO, en Fontes Rerum Gestarum, apuntando 1118 como año de fundación, su obra ofrece grandes contradicciones. Sin embargo, resulta mucho más precisa la fecha de 1120, acudiendo a la cronología ofrecida por las primeras donaciones recibidas por la Orden del Temple.
15. PAGAROLAS SABATE, L. "Las primeras Ordenes Militares: Templarios y Hospitalarios", en CODEX AQUILARENSIS. Actas del IX Seminario sobre Historia del Monacato: Los monjes-soldados. Los Templarios y otras Ordenes Militares. 7-10 de Agosto de 1995. Fundación Santa María la Real. Centro de Estudios del Románico. Aguilar de Campoo, 1996. Pág. 35.
16. Ver GARCIA-GUIJARRO, Ob. cit. nota 4, pág. 75.
17. RADES Y ANDRADA, F. De. Chronica de las tres Ordenes y Cavallerias de Sanctiago, Calatrava y Alcantara. Toledo, 1572. Ed. Facsímil París-Valencia, 1994; LOMAX, D. W. "Las Ordenes Militares en la Península Ibérica durante la Edad Media", en Rpertorio de historia de las ciencias eclesiásticas en España (ss.I-XVI), VI, Salamanca, 1977; DE AYALA C. de; BARQUERO, C.; MATELLANES, J.V.; NOVOA, F. y RODRIGUEZ-PICAVEA, E. Las Ordenes Militares en la Edad Media peninsular. Historiografía 1976-1992. I. Reinos de Castilla y León", en Medievalismo. Boletín de la SEEM. Madrid, 1992; LOMAX, D.W. La Orden de Santiago (1170-1275).Madrid, 1965; MARTIN, J.L. Orígenes de la Orden Militar de Santiago, 1170-1195, Barcelona, 1974; RODRIGUEZ BLANCO, D. La Orden de Santiago en Extremadura (siglos XIV-XV). Badajoz, 1985; MATELLANES MERCHAN, J. V. "La Orden de Santiago y la organización social de la Transierra castellano-leonesa (ss.XII-XIV)" , en Cuadernos de Historia Medieval, Monografías, I, 1999, en http://www.adi.uam/medieval.; SOLANO RUIZ, E. La Orden de Calatrava en el siglo XV. Los señoríos castellanos de la Orden al fin de la Edad Media. Sevilla, 1978; RODRIGUEZ-PICAVEA MATILLA, E. La Orden de Calatrava en los siglos XII-XIII. Contribución al estudio del feudalismo en la Meseta Meridional Castellana. Madrid, 1994.; GUTTON, F. L' Ordre d'Alcantara. París, 1977; LADERO QUESADA, M.F. "La Orden de Alcántara en el siglo XV. Datos sobre su potencial militar, económico y demográfico•, en En la España Medieval, II. Estudios en memoria del profesor D. Salvador de Moxó, Madrid, 1982, pp.499-542; As Ordens Militares em Portugal: actas do I Encontro sobre Ordens Militares. Palmela, Câmara Municipal de Palmela, 1991.
18. Según PAGAROLAS SABATE, Ob. cit. nota 14, pág. 36, el rey Balduino II hizo entrega a los caballeros de una parte de su residencia, que se identificaba con el antiguo Templo de Salomón, de ahí que fuesen conocidos después como "Caballeros del Templo o del Temple".
19. COUSIN, P. "Les débuts de l'ordre des Templiers et Saint-Bernard", en Melanges Saint Bernard. Dijon, 1954.
20. CLARAVAL, Bernardo de. "Liber ad Milites Templi. De Laude Novae Militiae", en Sancti Bernardi Opera Omnia, vol. I. Paris, Apud Gaume Fratres Bibliopolas, 1989, pp. 1252-1278.
21. Concilio Provincial celebrado en la ciudad de Troyes el 13 de enero de 1129. Hasta hace escaso tiempo se pensaba que dicho Concilio tuvo lugar en el año 1128, como así lo hace GEORGES BORDONOVE en La vida cotidiana de los Templarios en el siglo XIII. París, 1975, donde indica claramente que el Concilio se reunió "...en la catedral de Troyes el 14 de enero de 1128, día de San Hilario...", pero según PAGAROLAS SABATE, Ob. cit. nota 14, pp. 35-37, existía un error en la datación, pues no se consideraba el estilo de datación de la Encarnación, y así lo confirmó de manera clara y precisa R. HIESTAND, en "Kardinalbischof Matthäus von Albano, das Konzil von Troyes und die Enstehung des Templerordens", en Zeitsschrift für Kirchengeschichte, XCIX (1988), PP. 295-325. Este mismo dato es el que determina la fecha de fundación del Temple en torno a 1120 y no a 1118.
22. CURZON, H. de. La règle du Temple. París, 1886; DAILLIEZ, L. Les templiers et les règles de l' Ordre du Temple. París, 1972.
23. Diccionario de los Papas. Barcelona, 1989. pp. 84-85.
24. MARQUIS D'ALBON. Cartulaire général de l'Ordre du Temple. París, 1913.
25. PARKER, T. The Knights Templars in England. Tucson, 1963.
26. FOREY, A. The Templars in the Corona de Aragon. Londres, 1973; ESTEPA DIEZ, C. "Las encomiendas del Temple en Tierra de Campos", en Archivos Leoneses, nº 52, 26(1972); CASTAN LANASPA, J. "Aportaciones al estudio de la Orden del Temple en Valladolid", en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología. Universidad de Valladolid, 48 (1982); GARCIA LARRAGUETA, S.A. "El Temple en Navarra", en Anuario de Estudios Medievales, 11 (1981); MARTINEZ DIEZ, G. Los Templarios en la Corona de Castilla. Burgos, 1993.
27. Ver MARTINEZ DIEZ, G. Ob. cit. nota 26, pp. 33-34.
28. ORTEGA Y COTES, I.J. Bullarium Ordinis militiae de Calatrava. Madrid, 1761. pp. 45- 46.
29. MARTINEZ DIEZ, G. Ob. cit. nota 26, pp. 69-69.
30. GARCIA LARRAGUETA, A. El Gran Priorato de Navarra de la Orden de San Juan de Jerusalén, II Colección diplomática. Pamplona, 1957, doc. 10.
31. Sobre estos hechos, resulta interesante consultar el capítulo III del volumen IX de la Historia de España de Menéndez Pidal, "La Reconquista y el proceso de diferenciación política (1035-1217)", dedicado a NAVARRA Y ARAGON, donde Angel J. Martín Duque repasa el contexto socio-político en el que tuvieron lugar.
33. RODRIGUEZ CAMPOMANES, P. Ob. cit. nota 14, pág.53.
34. GIOVANNANGELO DI MEGLIO. Estudios de Historia de la Iglesia (En torno a la cuestión de los bienes de los Templarios en la Corona de Aragón). Madrid, septiembre de 1966, pp. 11-15.
35. DELISLE, L. "Memoire sur les operations financieres des Templiers". Memoire de l'Academie Inscriptions et Belles-Letres. París, 1889, vol. XXXIII.
36. Ob. cit. nota 34. pp. 11-15.
37. GARCIA-GUIJARRO, L. Ob. cit. nota 4, pág. 284.
38. GIOVANNAGELO DI MEGLIO. Ob. cit. nota 34. pp. 11-15.
39. Esta idea está claramente puesta de relieve en el excelente artículo de CARLOS ESTEPA, sobre el destino de los bienes del Temple en Castilla, publicado bajo el nombre "La disolución de la Orden del Temple en Castilla y León", en Cuadernos de Historia. Anexos de la Revista Hispania, 6, 1975, pp. 121-186.
40. Felipe IV había mantenido una dura pugna con Bonifacio VIII, quien le excomulgó. Al fallecimiento de este, en buena parte provocado por haber sido secuestrado por el rey francés, accedió al solio pontificio Benedicto IX, quien desaparecería inesperadamente un año después. Así pues, el siguiente Papa fue Bertrand de Got, arzobispo de Burdeos, conocido como Clemente V. Este fijó su residencia en Avignon, iniciando el llamado "cautiverio de Babilonia", bajo el estricto control de la monarquía francesa. DICCIONARIO DE LOS PAPAS. Barcelona, 1989. pp.104-106.
41.MARTINEZ DIEZ, G. Ob. cit. nota 26, pág. 185.
42. LIZERAND, G. Le dossier de l'affaire des templiers. París, 1989.
43. MICHELET, J. Le procès des Templiers. París 1841-1851; LÉVIS-MIREPOIX. La tragédie des Templiers. París, 1955; FAY, G. L'affaire des Templiers. París, 1972; OURSEL, R. Le procès des Templiers. París, 1955.
44. AHN, OO.MM, carp. 567, doc. 4 y 5.
45. BARQUERO GOÑI, C. "El conflicto por los bienes templarios en Castilla y la Orden de San Juan", en En la España Medieval, 16 (1993), pp. 37-54.
46. GUINOT RODRIGUEZ, E. "La fundación de la Orden Militar de Santa María de Montesa", en Saitabi, XXXI, 1985, pp. 73-86.
47. ESTEPA DIEZ, C.Ob. cit. nota 39; BENAVIDES, A. Memorias de Fernando IV de Castilla. Madrid, 1860, 2 vol.
48. BRUGUERA, M. Historia General de la religiosa y militar Orden de los Caballeros del Temple desde su origen hasta su extinción. 3 vol. Barcelona, 1889.
49. Ibidem, pp. 172-180.
50. Ibidem.
52. Ibidem.
53. 22 de marzo de 1312.
54. Ibidem.