Héctor

Elena Ithaisa rojas plasencia

Héctor y príamo

Ánfora de figuras rojas (del pintor Cleofrades) Wurzburgo, MWM L508, BADN 201658, Para 340, LIMC 402, de Vulci, 425 a. e

 

 

 

 

 

Índice:

·        Introducción

·        Mito

·        Fuentes literarias

·        iconografía

·        interpretación y comentarios

·        Tablas

·        conclusiones

·        Bibliografía

 

 

Introducción:

El objetivo del presente trabajo será, en primer lugar, conocer al héroe, de modo que en primer lugar recogeremos el mito donde narra su vida y principales hechos que le acontecen.

En segundo lugar, veremos qué es lo que nos enseña este héroe, qué ideas y valores encarna y transmite a la sociedad griega a través de su figura. Los mitos eran usados para transmitir a los griegos los valores sociales, cómo funcionaba el mundo, cómo debían comportarse y actuar para salir bien parados, etc. Héctor es un héroe mitológico, por lo tanto, también cumple esta función y, a través de lo que él le pasa, enseñará determinados hitos morales y sociales. Para acercarnos a las ideas que trasmitía este héroe lo haremos a través de dos vías: fuentes literarias e iconográficas. Compararemos ambas fuentes para ver si ofrece coincidencias o diferencias de lo que narran, si se representa todo el poemario en general o determinados sucesos específicos; la intención es ver entre los dos tipos de fuentes a qué hechos o ideas ellos le dan más importancia. En este caso, le daremos más relevancia a la iconografía dado que le llegaba a mucha más gente las imágenes en las cerámicas que las fuentes literarias, por lo tanto, si se quería propagar una idea en esta época, la manera más efectiva era a través de la iconografía.

 

Mito:

Héctor es el héroe troyano más valeroso. Es hijo de Príamo y Hécuba, aunque hay otras tradiciones (que se remontan a Estesícoro) que lo consideran como hijo de Apolo. El héroe se había  casado con Andrómaca, hija del rey de Tebas. De ella un solo hijo, al que los troyanos llamaban Astianacte, y sus padres, Escamandrio. Astianacte era todavía un niño cuando murió su padre. Una tradición aberrante cita un segundo hijo de Héctor y Andrómaca, llamado Óximo.

Se cuenta que aunque Príamo sea el rey de Troya, es en realidad Héctor quien ejerce el poder sobre sus compatriotas. Dirige a su capricho los debates de la asamblea y lleva los asuntos de la guerra según su criterio. Muy querido de su pueblo, recibe de él honores casi divinos y, tanto amigos como enemigos, lo tienen como el principal defensor de la ciudad. Los oráculos anunciaron que mientras Héctor viviera en Troya, esta no caería, es por ello que Agamenón está  convencido de que no tomará la ciudad mientras esté allí el héroe.

Y la predicción parece certera, pues durante nueve años Héctor, como comandante de las fuerzas troyanas,  mantuvo a raya a la armada griega en la guerra de Troya. Es en el décimo año donde empiezan las grandes batallas. Hasta entonces, Héctor ha rehuido la lucha en campo abierto, por lo menos cuando sabía que Aquiles, el héroe griego más fuerte,  se hallaba entre el enemigo. Evita enfrentarse con Aquiles incluso cuando éste ha intentado dar con él. Por el contrario, cuando Aquiles está ausente, aprovecha para producir una gran carnicería entre los griegos y va matando a distintos héroes, a destacar Mnestes y Anquíalo, luego a Teutrante, Orestes, Treuco, Enómao, Héleno y Oresbio. Tras las victorias, Héctor siempre se retira a la ciudad antes de un nuevo contraataque de los griegos.

Pero vuelve luego al combate. En uno de ellos, después de despedirse de Andrómaca y Astianacte y acompañado de su hermano Paris,  desafía a los héroes griegos, no importa cuál, a luchar con él en combate singular. Menelao se ofrecerá, pero es retenido por Agamenón. Finalmente será Áyax quien responde al reto. El duelo se prolongará hasta la noche  y quedará indeciso. Al oscurecer, Áyax y Héctor se intercambian presentes: el primero de su tahalí; el segundo, su espada. Se enfrentarán en varias ocasiones.

Sin embargo, Héctor desempeña su papel más brillante en la batalla donde ataque a las naves griegas. Toda la responsabilidad de la lucha recae sobre él. Durante la batalla, los dioses intervienen y juegan papeles cruciales: impiden que Héctor dé muerte a héroes como Néstor o Diodemes. Pero, a su vez, Héctor está protegido por Apolo; quien desvía las flechas de Teucro contra Héctor. Finalmente, Zeus ordena a los dioses y diosas que dejen en manos de Héctor la victoria mientras Aquiles no participe en la lucha. Recordemos que Aquiles no lucha dada la enemistad que tiene con Agamenón.

Cuando la situación de los griegos llega a su punto crítico, Patroclo, autorizado por Aquiles, corre en ayuda de los griegos; pero no tarda en morir a manos de Héctor, quién lo despoja de sus armas y ultraja el cadáver pese a los esfuerzos de los griegos.

La muerte de Patroclo provoca la ira de Aquiles y el héroe retorna a la lucha. Con la vuelta de Aquiles a la guerra Héctor está condenado, pues su destino  es morir en sus manos. Para retrasar el momento fatal, mientras los héroes luchan, Apolo, el protector, rodea a Héctor con una nube, y Aquiles lo busca inútilmente. Pero mientras el ejército troyano se retira al interior de la ciudad, Héctor se queda, él último, ante la puerta Escea. Su padre y su madre lo exhortan a ponerse, como todos, al abrigo de la muralla, pero él no atiende a sus ruegos: aguarda a Aquiles. Sin embargo, al acercarse éste, siente miedo y emprende la fuga. Por tres veces, los dos adversarios dan la vuelta en torno a la ciudad, uno en persecución del otro, hasta el momento en que Atenea, tomando la figura de  Deífobo, invita a Héctor a detenerse, prometiéndole su ayuda. Pero cuando Héctor acepta el combate y se enfrenta con su enemigo, Atenea desaparece, y él comprende que ha llegado su hora. En el Olimpo, Zeus ha pesado con la balanza del Destino la suerte de los dos adversarios, y el platillo de Héctor se ha inclinado con un peso mayor, descendiendo hacia el Hades. Desde ahora, Apolo abandona a Héctor, y Aquiles asesta el golpe definitivo. En vano, en el momento de morir, Héctor suplica a Aquiles que entregue su cadáver a Príamo; Aquiles se niega en venganza por Patroclo. Entonces Héctor, con la clarividencia de los moribundos, le predice su muerte a manos de su hermano Paris.

Aquiles horada los tobillos del cadáver, lo ata a su carro con correas de cuero y lo arrastra alrededor de la ciudad bajo las miradas de los troyanos. Después el cuerpo queda expuesto en el campamento griego, sin protección, abandonado a los perros y las aves. Ante esta escena, los dioses se apiadan del cuerpo de Héctor e intervendrán. Zeus envía a Iris al encuentro de Aquiles con orden de devolver a Príamo el cadáver de Héctor. Príamo, por su parte, se presenta en embajada al héroe y, contra un elevado rescate, logra la restitución del cadáver de su hijo. Príamo y Aquiles llegan al acuerdo de una tregua de doce días para que  los troyanos puedan celebrar dignamente los funerales de su defensor. Andrómaca, Hécuba y Helena encabezarán el  duelo.

 

Fuentes literarias

Buscar al “domador de caballos” en las fuentes literarias nos encontramos en la siguiente tesitura: Héctor aparece raramente en las epopeyas cíclicas y en los trágicos. La única tragedia en la que aparece es en Eurípides, en la tragedia Reso, donde se narra a través de los diálogos la lucha naval y la muerte de Sarpedón. Aparece también en Alejandra de Licofrón. Fuera de esto, la obra por excelencia donde lo encontraremos es en la Ilíada de Homero, de hecho, Héctor aparece en veintitrés de los veinticuatro cantos.

De modo que la personalidad y las heroicidades de Héctor se manifiestan en la Ilíada. Por eso no conocemos más hazañas suyas que las que se le atribuyen en el curso del decimo año de la guerra, que es el único que narra la Ilíada. Presenta a un personaje complejo, con valores sociales, religiosos y heroicos; además, mantiene conversaciones con su familia y amigos.

Héctor con el coro de guardias:

Héctor: Arriba está Zeus que marca mis destinos

¡Gritar cuando el león invade mis destinos y arrojar al invasor de su patria, nunca puede ser objeto de odio para su espada! Mis dardos no fallarán, y no voy a estar inerte, cuando los barcos arden en fuegos. Por estas tiendas ha de ir y venir mi mano, aunque gotea sangre de vencidos. He solido hacer combates nocturnos, aunque es contra el dictamen de adivinos y sabios. Pero ahora ¡no hay remedio! ¡que no quede en tierra de Troya un solo griego! Ellos no saben esperar; ellos me tienen que ver. En la sombra de la noche, también el guerrero lograr la victoria

¡Vamos prestos los de veloces pies, armados todos, a defender nuestra tierra! Bien puede ser que sus navíos podamos escalar y ellos vendrán a ser nuestros esclavos que caven la dura tierra de las troyanas granjas!

Héctor: tremendos son esos corceles, como nacidos del rayo. Nada los arredra en la guerra y en ellos el glorioso hijo de Peleo se lanza y pasa como una estrella. Los domó Poseidón, aquél que en el mar cabalga-es la voz de la leyenda-y los donó después a Peleo. Tú los quieres: yo también. Habrá contienda por ellos. Pero… ¡yo te juro, si cumples, esos corceles serán t6uyos!

(…)

Nunca habían huido ante tan gran derrota

Diálogo con Eneas

Eneas: ¿Héctor qué pasa? ¡¿Por qué peso de la noche, a la asamblea convocas!? Van tocando puertas, van llamando a los hombres…

Héctor: ¡Huyen amigo! ¡Están en sus navíos!

Héctor: Qué. Óyelo, intento cortarles la retirada. Cuando vayan en su huída, mi espada tiene que hacer su obra. Vergüenza fuera e ignominia que huyeran ellos, tras haber asolado esta tierra, sin recibir castigo. Si los dioses los ponen en nuestras manos, tenemos que hacer ver lo que valemos.

Eneas: Sé que vale tu espada, mi amigo. Pero no hizo la naturaleza al hombre tal que a todas horas tenga victoria. Cada uno tiene su propio don. El tuyo es vencer combatiendo. Viste el anuncio de las antorchas al punto tu alma se sobresaltó: ¡ellos se van-clamaste-pronto, caballos y carrozas!

 

Eurípedes, Reso.

iconografía

Héctor luchando contra los griegos

(Acuerdo entre Apolo y Atenea)

A él, a su vez, le dijo

la diosa, Atenea de ojos de lechuza:

sea así protector;

porque también yo misma, eso pensando,

descendí del Olimpo por ponerme

en medio de troyanos y de aqueos

mas, venga, ¿cómo aspiras en tu mente

a hacer cesar la guerra de estos hombres?

A ella, a su vez, le dijo

Apolo, soberano hijo de Zeus:

el ardor vehemente excitemos

de Héctor el domador de caballos,

por ver si de algún modo contra él mismo

a uno de los dánaos provoca,

él solo y solamente a impulso suyo,

a ponerse a luchar hombre contra hombre

en un feroz combate,

y ellos, complacidos, los aqueos,

los de grebas de bronce,

a alguien de los suyos incitaran

a combatir con el divino Héctor

Homero, Ilíada, Canto VII, 30-40.

 

 (Zeus socorre a los troyanos)

Y tú en persona, flechador Apolo,

Ocúpate del magnífico Héctor

o sea, en él despierta un gran coraje

Homero, Ilíada, Canto X, 230.

 

 

Atenea entre Héctor y Áyax

 

Estamno de figuras rojas (del pintor de Smikros), Londres, MB E438, BADN 200104, ARV 1620, add 154, de Tody, 525 a.e

Atenea entre Aquiles y Héctor

Estamno de figuras rojas (del pintor de Berlin), Munich, A  J421, BADN 201956; ARV 207.137; de Vulci, 450 a.e.

Aquiles y Héctor; Apolo

 

Estamno de figuras rojas (del pintor de Providence), Barcelona, MA 589; BADN 207406; ARV 639.55; de Ampurias, 450 a.e.

Atenea, Aquiles y Héctor, Artemisa

Hidria de figuras rojas (del pintor Eucarides), Vaticano, MGEV H545, BADN 202257, ARV 229.38, de Vulci, 475 a.e.

Atenea, Áyax y Héctor, Apolo

Copa de figuras rojas (del pintor Caliades), París, ML G115, BADN 205119;ABV 434.74; ARV 1653; Add 237; Para 375; Capua, 475 a.e

 

 

 (La batalla junto a las naves)


Héctor, bueno por el grito de guerra,

ya está junto a las naves combatiendo

con fuerza y ya en las puertas abrió la brecha

y su cerrojo largo ya quebró.

así precisamente, ordenando

el que ciñe la tierra a los aqueos,

les incitó, y luego a los dos lados

de los Ayantes Ibáñez formando

sólidos escuadrones que ni Ares,

metiéndose entre ellos,

podría criticar,

ni atenea que a las huestes excita;

pues estos, los guerreros escogidos

por ser lo más valientes, aguantaban

a pie firme a los teucros

y al divino Héctor


 

Homero, Ilíada, Canto XIII, 120-130.

 


Pero Héctor a Antímaco alcanzó,

hijo de Créato el hijo de Áctor,

con la lanza en el pecho

según se dirigía al combate.

y al caer produjo un sordo ruido y sobre él rechinó la armadura,

y Héctor se lanzó a arrebatar

de la testa de Anfímaco animoso

el yelmo de sus sienes ajustado;

más arremetió Ayax contra Héctor

lanzando a la carrera,

con su brillante lanza;

pèro por ningún punto

la carne de su cuerpo fue visible,

pues él todo, precisamente, estaba

por espantoso bronce recubierto;

pero Ayax el bollón del escudo

luego le golpeó rechazóle

con gran fuerza, y Héctor retrocedió

detrás de los dos muertos


Homero, Ilíada, Canto XIII, 185-195.

 

(El combate en el ala izquierda)

Y ellos, en sus designios diferentes,

los dos hijos de Crono poderosos,

luctuosos dolores preparaban

a los héroes guerreros destinados.

Zeus, como es sabido, la victoria

Para Héctor la quería y los troyanos,

pues deseaba dar gloria a Aquiles

Homero, ilíada, 345-350.

 (Ayante y Hector)


Lanzó el ilustre Héctor, el primero,

Su pica contra Ayante, después que éste

se volviera directamente a él,

 y no erró el disparo, antes bien, en el punto le dio precisamente

en que tensas le estaban por el pecho

las dos correas, a saber: la una,

del escudo; la otra, de la espada

claveteada con tachones de plata;

y ellas la tierna piel le protegieron.

Y Héctor se irritó porque en vano

huyera de su mano el raudo tiro;

y hacia atrás se iba retirando

hasta el grupo de sus compañeros,

rehuyendo la Parca. A él luego,

según se retiraba,

el gran Ayante, hijo de Telamón,

con una piedra de las que rodeaban

junto a los pies de los que combatían,

en un gran número, pues eran usadas como calzos de las rápidas naves

de ésas mismas, precisamente, una

levantando, le acertó en el pecho,

por encima del borde del escudo,

cerca del cuello y, al alcanzarle,

lo impulsaba con fuerte sacudida

como a una peonza y por doquier

en derredor dio vueltas.

Como cuando una encina por el golpe

De Zeus padre se viene abajo


Homero, Ilíada, Canto XIII, 400-415.

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Áyax y Héctor

Ánfora de cuello de figuras negras (del pintor Antimenes), Toronto, ROM 303, BADN 320111, ABV 272/ 100, Add 71, de Vulci, 525 a.e.

 

(Lucha de Héctor con Aquiles)

Dijo así, justamente, y, después

de blandirla, la lanza disparaba;

no obstante, con un soplo, Atenea

la hizo dar la vuelta para atrás,

alejándola del glorioso Aquiles;

y eso que sopló muy levemente;

 y así la lanza llegó de regreso,

hasta el divino Héctor, y allí mismo

 vino a caer, delante de sus pies.

Y Aquiles, lleno de ardor guerrero,

Anhelando matarle, se arrojó,

dando espantosos gritos, sobre él;

mas Febo Apolo se lo arrebató

con gran facilidad,

como un dios que es, y en densa nube

lo envolvió, como era de esperar

Homero, Ilíada, Canto XX, 435-445.

Aquiles y Héctor

Enocoe de figuras rojas (del pintor de la clase Alterbung), París, CM 458; BADN200058;  ARV 13; LIMC 567; Add 72; de Cervetri, 525 a. e

 

Descripción: Descripción: http://www.beazley.ox.ac.uk/Watermark/displayImage.asp?id=%7bC9951B3F-33A5-4C26-A069-8C8B9B83A3E3%7d

Aquiles y Hector luchando por el cuerpo de Treuco

Ánfora de cuello (del pintor Timiades), Múnich, A J124, BADN 310005; Add 25; ABV 95/5; Para 36; de Vulci, 550 a.e.


Hécuba, Héctor y Príamo

Ánfora de figuras rojas (del pintor de Eutimides) Múnich, A J378, BADN 200160; ABV 63.1; Add 155; ARV 1620; de Vulci, 525 a.e

héctor y patroclo

(Muerte de Patroclo)

Y Patroclo domado

por el golpe del dios y por la lanza,

rehuyendo de la parca,

se iba retirando hacia atrás,

hasta el grupo de sus compañeros.

Pero Héctor, de que vio retroceder

a Patroclo magnánimo herido

por el agudo bronce,

entonces, avanzando

a través de las filas,

se llegó cerca de él y con su lanza

un golpe le asestó en el bajo vientre

y de una parte a otra

el bronce le introdujo.

Homero, Ilíada, Canto XVI, 813-820.

 

Héctor y Aquiles luchando por el cuerpo de Patroclo

Crátera, cáliz de figuras negras (del pintor Exequias), Atenas, NM 26746, BADN 310418; ABV 148.9, de Tesalia, 550 a.e.

 

Guerreros de Aquiles luchando por el cuerpo de Patroclo

Crátera, cáliz de figuras negras (del pintor Exequias), Atenas, AM AP1044, BADN 310401; ABV 145.19; Para 69; Add 40, de Ágora, 550 a.e.

Áyax y Héctor luchando por el cuerpo de Patroclo

Ánfora de figuras negras (del pintor Leagro), Munich, A J 53; BADN 302101; ABV 368/106; Add 98; Para162, de Vulci, 525 a.e.

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Aquiles, guerreros troyanos luchando por el cuerpo de Héctor en la tumba de Patroclo

Hidria de figuras negras (del pintor Leagro), Múnich, A J407, BADN 302008; ABV 361/13; Para 161; Add 95, Vulci, 525 a.e.

(Arrastre por la tumba de Patroclo)

Por fin se puso en pie

Y angustiado, andaba dando vueltas

por la orilla del mar;

y no se le pasaba inadvertida

la aurora a él, cuando sobre las costas

y el mar aparecía; ante bien, al contrario,

una vez que el uncía

a su carro rápidos corceles,

por detrás de la caja ataba a Héctor

con el fin de arrastrarle por el suelo

y después que tres veces

en torno a la tumba del difunto Patroclo el Menetíada

a rastras lo llevara,

en la tienda de nuevo descansaba,

y el cadáver dejaba

extendido en el polvo bocabajo

Homero, Ilíada, Canto XXIV, 10-15.                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

 

 

Aquiles arrastrando el cuerpo de Héctor por la tumba de Patroclo

Hidria de figuras negras (del pintor Leagro), Munster, AM 565; BADN 351201; Para 164/31; Add 96, 425 a.e

 

 

Aquiles, cuerpo de Héctor arrastrado por la tumba de Patroclo, Hécuba y Príamo

 Hidria de figuras negras (del pintor Leagro), Boston, MFA 63.473, BADN 351200;  Add 96; Para 164/31, 450 a.e.

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Aquiles arrastrando el cuerpo de Héctor por la tumba de Patroclo

Ánfora de cuello de figuras negras (del pintor Leagro), Londres, BM  B239; BADN 302142; ABV 371.147; CVA 58.3ª-b, de Vulci, 525 a.e.

 

 

arrastre del cuerpo de Héctor por aquiles


(Héctor perseguido por Aquiles)

De Héctor, nada más verlo, apoderóse

un estremecimiento;

y ya ánimo no tuvo, justamente,

para aguardarlo allí mismo a pie firme,

sino que tras de sí dejó las puertas

y horrorizado emprendió la huida

Homero, Ilíada, Canto XXII, 135-.

Mas cuando ya, al dar la cuarta vuelta,

junto a los manantiales se llegaron,

ya entonces, justamente, su balanza

de oro el padre tendía

y en ella colocaba

dos genios de la muerte dolorosa,

el uno, de Aquiles, y el otro,

del héroe de Héctor, domador de potros;

y habiéndola cogido por el medio,

alzábala; y tendía hacia abajo

el día fatal de Héctor,

que al Hades se iba,

pues Apolo lo había abandonado.

(Héctor procura en vano llegar a un acuerdo con Aquiles respecto del cadáver del vencido)

Homero, Ilíada, Canto XXII, 205-.

Aquiles, de tu famosa armadura,

devolveré tu cuerpo a los aqueos;

de esa misma manera obra tú

Homero, Ilíada, Canto XXII, 255-.

Y Héctor en sus mientes se dio cuenta y en voces prorrumpió:

¡ay de m!, ya me llaman, muy de cierto,

los dioses a la muerte,

pues yo a mí mismo me aseguraba

que el héroe Deífobo aquí

se encontraba mi lado;

él, empero, se encuentra en la muralla

y a mi Atenea me engañó del todo.


Homero, Ilíada, Canto XXII, 295-300.

 

Así dijo y acciones ultrajantes

Contra el divino Héctor maquinaba.

De ambos pies, por la parte de atrás,

Taladró sus tendones

Desde el tobillo hasta el talón,

E íbalos con correas amarrando

Hechas de piel de buey,

Y al carro las ató, mas su cabeza dejó que se arrastrara;

Y subido al carro

Y recogiendo las ínclitas armas,

Fustigó sus caballos

Para que arrancaran,

 y ellos, no obligados,

emprendieron el vuelo.

Homero, Ilíada, Canto XXII, 395-440.

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Aquiles, cuerpo de Héctor, tumba

Lécito de figuras negras (del pintor Leagro), Cambridge, FM GR2.1955; BADN 320340; ABV 378.259; Add 100, 525 a.e.

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Aquiles y cuerpo de Héctor

Lécito de figuras negras (del pintor de Diosfo), Nueva York, MM 25.70.2, BADN 390342; ABV 233.15, 450 a.e.

 

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Aquiles y cuerpo de Héctor

Lécito de figuras negras (del pintor Daybreak), Cracovia, CM 1245;  BADN302372; ABV 30/291; Add 100, 525 a.e

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Aquiles, cuerpo de Héctor, tumba

Lécito de figuras negras (del pintor Leagro), Delos, AM B6137.546; BADN 302338; ABV 378/257; Para 163; Add 100, Delos 525 a.e.

Aquiles, cuerpo de Héctor, tumba

Ánfora de figuras negras (del pintor Príamo), Londres, BM 21.3; BADN 301780; ABV 330/2; Para 146; Add 89; de Vulci, 525 a.e.

rescate del cuerpo de héctor por príamo

Dentro hállale, en efecto, y algo aparte, sentados están sus compañeros; dos tan sólo, el héroe Automedonte y Alcimo; mirmidón retoño de Ares, afanados andaban a su lado. Justamente, de comer y beber había acabado y aún estaba la mesa allí delante, cuando Príamo, el grande, sin que nadie se diera dello cata, preséntose, y llegándole cerca, de Aquiles abrazóse a las rodillas y le besó las manos

Homero, Ilíada, Canto XXIV, 470-480.

-No me invites aún, divina alcuña, a que me siente en tanto que Héctor, insepulto tendido está en tu tienda; más dámelo cuanto antes en rescate y tú acepta por él nuestros presentes, que  en número infinito te traemos.

Homero, Ilíada, Canto XXIV, 500.

-No me irrites ya más ahora viejo; que también, yo, sin eso, a Héctor en rescate pienso devolverte.

Homero, Ilíada, Canto XXIV, 550-.

 

 

Hermes, Príamo, Aquiles, cuerpo de Héctor

Ánfora de figuras negras (del pintor de Rycroft), Toledo, MA 72.54; BADN7276, 525a.e

Descripción: http://www.beazley.ox.ac.uk/Watermark/displayImage.asp?id=%7b37FDDDA2-3E08-48D3-B8C4-B78E98EAEF1A%7d

Mujer, Príamo, Aquiles y cuerpo de Héctor

Ánfora de figuras negras (del pintor grupo E), Kassel, A T674, BADN 350427, Add 36, de Vulci, 550a.e.

Hermes, Príamo, Aquiles, cuerpo de Héctor, mujeres y jinetes

Copa de figuras rojas, (del pintor Olto)  Munich, A J404, BADN 200510; ABV 39.59; ARV 1622; Add 165, de Vulci, 450 a. e.

Hermes, Príamo, Aquiles y cuerpo de Héctor

Hidria de figuras negras (del pintor de Londres B 76), Suiza, Privado XXXX350209; BADN 350209; ADD 23, 625 a.e.

 

 

Príamo y Aquiles

Copa de figuras rojas (del pintor Brigo), Suiza, privado, BADN 204333; ARV 1650; ABV 399; Para 369; Add 230, 425 a.e.

Príamo, Aquiles y el cuerpo de Héctor

Escifo de figuras rojas (del pintor Brigo), Viena, KM 328, BADN 204068, ARV 1688, Para 470, ABV 380.171, de Cervetri, 425  a.e.

Príamo, Aquiles y el cuerpo de Héctor

Ánfora de cuello de figuras negras (del pintor del grupo Tirreno), París, ML E3843; BADN 310007; Add 25; ABV 95.7, 550 a.e.

Príamo, Aquiles y el cuerpo de Héctor

Lécito de figuras negras, Atenas, MN 486; BADN14344; LIMC 282,  de koropi, 425 a.e.

Descripción: http://www.beazley.ox.ac.uk/Watermark/displayImage.asp?id=%7b8745458B-A853-4C54-BFFE-3AB4D0484156%7d

Príamo, Aquiles y el cuerpo de Héctor

Lécito de figuras negras (del pintor de Edimburgo), Edinburgh, NMS 1956.436; BADN 380848; ADD 120; 450 a.e

interpretación y comentarios

Si nos fijamos en la iconografía podremos advertir varios detalles que merecen la pena mencionarlos y analizarlos:

Por un lado, y es por ello que se han clasificado las imágenes de esa manera, son tres escenas principales las que se representan de manera repetitiva: cuando el héroe lucha, cuando su cuerpo es arrastrado por Aquiles y el rescate del cadáver por Príamo.

El domador de caballos está presente en veintitrés de los veinticuatro cantos del poema, con que a priori podrían representar en la cerámica multitud de escenas diferentes. Sin embargo, los griegos reiteran una y otra vez los mismos momentos. Encontrar cerámica con escenas diferentes es muy raro. Tan sólo he hallado tres: una armándose junto a sus padres, la segunda junto a su padre Príamo y la tercera junto a sus guerreros y caballos.

Héctor y sus guerreros

Hidria de figuras negras (del pintor de Londres B 76), Londres, BM B76, BADN 300790; Para 32, Add 23, ABV 85/1; LIMC 284, de Rodas, 550 a.e.

Como es evidente, en esta época los griegos sólo tenían dos medios para difundir sus valores e ideales: oralmente y a través de la iconografía. Por lo tanto, aquello que representan a través de sus dioses y héroes, son sus valores más importantes para ellos; así que prestemos atención a los detalles.

La primera idea a destacar es la siguiente: si nos fijamos en las escenas en que los héroes luchan, resulta que hay más imágenes en que los dioses están presentes en las batallas que sólo los guerreros. Además, no cualquier dios, sino Apolo, el protector de Héctor según la Ilíada, y Atenea, la que intercede en todo momento para, en el último momento, abandonar al héroe troyano.

Estas escenas no nos han de extrañar porque están acorde con las fuentes literarias. Si leemos a Homero nos damos cuenta que las batallas están, la mayoría de veces, totalmente dominadas por los dioses y son ellos que deciden que héroe vence o pierde. Recordemos que Héctor muere en el mismo momento que pierde la protección de los dioses.

La conclusión parece clara si a esto añadimos otro factor muy presente en la Ilíada: las profecías y el destino. Hay multitud de profecías presentes en el poema, y absolutamente todas se cumplen. Por lo tanto, el humano en ningún momento es dueño de su suerte, sus acciones y vida están completamente subordinadas a la voluntad de los dioses y el destino; no pueden cambiarlo o evitarlo.

La otra idea a destacar, y la más importante sin duda alguna, es la muerte. Pero no la muerte en sí, sino el ultraje/culto al cuerpo de los fallecidos. Este momento está constantemente presente, casi una obsesión por parte de los griegos, pues es lo que se centran principalmente cuando evocan la guerra de Troya.

Esto lo percibimos porque cuando representar las luchas entre héroes, la mayoría son por recuperar el cuerpo de algún caído. Hay dos cerámicas que reflejan la batalla por conseguir el cuerpo de Treúco, alguna por el de Héctor y la mayoría por el cuerpo de Patroclo. Esto no nos ha de extrañar, en las fuentes literarias vemos la lucha por los cuerpos de los héroes caídos en muchísimas ocasiones, con que es una idea constante tanto en las fuentes escritas como iconográficas.

Estas últimas representaciones son muy interesantes, porque incluso se van más allá de lo que narran las fuentes literarias ya que en las cerámicas vemos varias versiones para el caso de Patroclo. Podemos ver soldados griegos intentando recuperarlo, a Áyax contra Héctor, al mismo Aquiles contra Héctor. Según el poema, es Menelao quién empieza luchando por el cuerpo contra Héctor, éste llamará a soldados troyanos y Menelao pedirá ayuda a Áyax; pero Aquiles, como no lo sabe, en ningún momento lucha por el cuerpo de Patroclo y, sin embargo, no se representa a Menelao en las cerámicas. Por lo tanto, a mi entender, la importancia no radica en recordar a alguien en concreto, sino la idea: la necesidad imperiosa de los griegos de dar el culto merecido a los muertos para que no volviesen para vengarse; y, por otro lado, la creencia de los guerreros que ultrajando el cadáver de su enemigo y apoderándose de sus armas, los dominaban completamente.

Tal es así que de esta misma idea parten el resto de escenas reiteradas, el arrastre y rescate del cuerpo de Héctor. Son muy numerosas las representaciones de estas dos escenas. Una, recalca la idea de la victoria total sobre el caído, la otra, la necesidad de dar el culto al muerto.

Si miramos con un poco más de detalle, nos daremos cuenta que la mayoría de escenas donde Aquiles arrastra con el carro el cuerpo del troyano, lo hace sobre la tumba de Patroclo, o mínimo, sobre una tumba (aunque no se especifique). ¿Esta clara venganza qué nos quiere decir? ¿Aquel que ultraje a un muerto recibirá la misma suerte como castigo? ¿O es la idea reiterada entre los guerreros, el de dominar por completo al vencido? ¿Un día puedes ser tú el que ultraje y el siguiente el ultrajado, visto como algo normal y que hay que aceptarlo?

Si atendemos a las imágenes del rescate, vemos que es exactamente las misma escena con los mismos elementos en la misma posición. Príamo en busca del cuerpo de su hijo con un séquito con presentes, Aquiles sentado y reclinado y el cuerpo de Héctor tirado debajo del héroe griego.

Es una imagen de clarísima dominación, Aquiles siempre está reclinado, en ninguna imagen aparece de pie; el cuerpo del troyano está bajo Aquiles en todas las imágenes, como tirado sin cuidado. Además, siempre hay armas representadas. ¿Son las de Aquiles o las de Héctor? Recordemos que los vencedores se quedaban con las armas de los derrotados como otro signo de victoria, así que podría ser las armas de Héctor que se ha quedado Aquiles como premio. Posiblemente sean las de Héctor, porque en las fuentes literarias se recoge como “el de pies veloces” se queda con las armas del vencido.

·        Tablas

Estilo de cerámicas

Número

Porcentaje

Ánforas

25

31.25%

Ánforas de cuello

13

16.25%

Cráteras

9

11.2 %

Cráteras/cáliz

3

3.75%

Copas

4

5%

Hidrias

10

12.5%

Lécitos

14

17.5%

Oinócoes

4

5%

Stamnos

5

6.25 %

 

Pintores

Número

Porcentajes

Antimenes

1

1.25%

Alterburg

1

1.25%

Berlin

1

1.25%

Brigo

1

1.25%

Diosfo

1

1.25%

Edimburgo

1

1.25%

Eucarides

1

1.25%

Eutimedes

1

1.25%

Exequias

1

1.25%

Leagro

11

13.75 %

Londres B 76 

1

1.25%

Caliades

1

1.25%

Príamo

1

1.25%

Ricroft

1

1.25%

Smikros

1

1.25%

Timiades

1

1.25%

Triptolemos

1

1.25%

 

Procedencia

Números

Porcentajes

Atenas, Agora

1

1.25%

Atenas, Ceramicus 

1

1.25%

Ática, koropi

1

1.25%

Delos

1

1.25%

Eretria, Cervetri

4

5%

Eretria, Vulci

15

18.75%

España, Ampurias

1

1.25%

Italia, Capua

1

1.25%

Italia, Pescia

1

1.25%

Italia, Tody

1

1.25%

Tesalia, Pharsalos

1

1.25%

 

Estilo de cerámica

Número

Porcentajes

Figuras negras

49 

61.25 %

Figuras rojas

31 

38.75 %

 

Comentemos los resultados de las tablas. Lo que se busca aquí es ver si hay patrones o un resultado destacado que nos pueda decir algo más. Como vemos, son en las ánforas donde más se representa a nuestro héroe, así como hay más vasos de figuras negras que rojas donde se representa al “domador de caballos”. Si buscamos el por qué la respuesta está en los pintores:

Héctor fue pintado por una gran variedad de pintores, sin embargo, sólo el grupo Leagros lo pintó en más de una ocasión, de hecho 11 veces. El Grupo de Leagros era un grupo de Ática, pintaban vasos de figuras negras  durante los últimos dos decenios del siglo 6 a.C. El Grupo de Leagros fue el último grupo importante de pintores de vasos áticos de figuras negras que pintaban las imágenes en vasos de gran formato. Se les atribuye 628 vasos, la mayoría de ellos son hidrias I y ánforas del cuello y, en menor medida, lécitos (con que aquí encontramos el por qué). El grupo a favor de temas mitológicos, especialmente escenas de la guerra de Troya y las aventuras de Heracles . Por ejemplo, la escena de Aquiles y Ajax un juego de mesa se ​​representa en varias ocasiones. 

En cuanto a lugar de procedencia, Vulci destaca claramente,  seguida de Cervetri. Vulci es una ciudad etrusca en el norte de Roma, en Italia Central; llamada actualmente Montalto di Castro. Mientras, Cervetri es una ciudad, frente al mar Tirreno, a 42 km de Roma. De modo que vemos que la mayoría se hallan en Italia, y de los dos lugares donde más se encuentran, no están muy lejos el uno del otro. Es curioso que sea en Italia y no en Grecia.

 

 

 

 

 

·        conclusiones

Para finalizar, destacar las ideas reiterativas que querían recalcar los griegos:

1)Pensaban que no eran dueños de su vida, estaban totalmente sometidos a la voluntad de los dioses y al destino.

2)La muerte era una idea constante entre la sociedad griega. La muerte ideal era combatiendo. El culto al muerto y los ritos funerarios eran de extrema importancia. Por ello se daba las continuas luchas para que no se robase y ultrajase el cadáver del derrotado por el vencedor.

3)La victoria total del vencedor sólo era cuando se adueñaban de las armas del vencedor y te quedabas con su cuerpo, impidiendo que lo pudiese recuperar los amigos o familiares.

El resto de enseñanzas morales que pudiese transmitir el personaje de Héctor en la Ilíada carecen de la relevancia que contiene las ideas anteriores, dado que fuera de ellas, no hay representaciones en las cerámicas.

 

·        Bibliografía

 

-Homero: Ilíada. Madrid: Ediciones Cátedra. S.A. 1989. Edición y traducción de Antonio López Eire.

-Homero: Ilíada. Madrid: Hernando. 1956. Vol I, II, III.

-Eurípides: Las diecinueve tragedias. México: Editorial Porrua, S. A, 1975. Versión directa del griego de Ángel MA. Garibay K.

-Grimal, Pierre: Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Paidós. 1981.

-VV.AA: Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae. Zürich: Artemis. 1981. Vol V, pp 482-498.

-Beazley, John: Attic Black Figure-Vase Painters. Oxford, 1956, pp 354-391.

Recursos Web:

-http://www.beazley. ox.ac.uk/index.htm    (Archivo Bezaley)

-http://www.getty.edu/art/gettyguide/artMakerDetails?maker=422      (The J. Paul Getty Museum)