FILOCTETES
Su vida a través de las principales obras clásicas
David Lorenzo Rodriguez
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ÍNDICE:
1. INTRODUCCION 2. LITERATURA 3. FILOCTETES VS FILOCTETES 4. ORÍGENES Y VIDA DE FILOCTETES 5. BIBLIOGRAFÍA 6. PAGINAS WEBS CONSULTADAS
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1. INTRODUCCION
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Filoctetes fue uno de los héroes de la mitología griega. A pesar de haber realizado un gran número de acciones va a ser conocido más por haber acompañado a Hércules en algunas de sus aventuras que por sus propios logros, redactados por algunos de los principales escritores griegos de la época Clásica, y de los que solo nos han llegado un número muy pequeño de ejemplares. Sin duda la mayoría de apariciones de este héroe griego en la Gran Pantalla son muy poco fieles al personaje, además de darle una representación secundaria. Sin duda la factoría Disney es la que peor se ha “comportado” con el personaje mítico, convirtiéndolo meramente en un sátiro que debe encargarse de educar al semidiós con el fin de convertirse en el héroe (entendiéndose desde la perspectiva actual) afamado que logra realizar exitosamente las 12 pruebas que le son impuestas.
La finalidad fundamental de este trabajo es conseguir dar a conocer las labores de este personaje de relevancia mítica rompiendo con los mitos que existen sobre él, para lo que se va a emplear literatura donde se hace referencia a él y donde se hace referencia de todas sus actividades, tanto junto a Hércules como una vez muere el semidiós.
Filoctetes abandonado en la isla de Lemnos
2. LITERATURA
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La historia, por lo general necesita de fuentes documentales que le sirven a la hora de estudiar la historia. Para el caso de la antigüedad griega, sin lugar a dudas y pese a que su número sea muy reducido, son documentos de enorme valor que recogen todos los aspectos de la civilización griega. De esta forma, ya sea directa o indirectamente, nos podemos adentrar con su literatura en sus costumbres, tradiciones, mentalidad, ya no solo de las clases de la elite (fundamentalmente ateniense) sino también podemos observar costumbres propias de las clases sociales de clase social más baja.
En el caso de Filoctetes se nos presenta como un héroe (entendiendo esta palabra como personaje de gran valor histórico, no de semidiós) desde las primeras fuentes históricas escritas en Grecia, estas son La Iliada y La Odisea de Homero, donde aparece como un personaje relevante (así aparece como un personaje de gran relevancia tanto para la victoria de la Guerra de Troya (gracias a su gran destreza con las flechas) así como por su papel relevante en la Odisea, donde se convierte directamente en uno de los candidatos a casarse con la mujer de Odiseo (o Ulises) al no llegar de nuevo a su hogar tras varios años de guerra y posteriores aventuras navales sufridas por este rey.
Sin duda se nos presentan un gran número de fuentes, fundamentalmente indirectas, que nos sirven para estudiar a este personaje. Además se puede ir observando la evolución de la mentalidad de los griegos desde la época arcaica hasta bien entrados en el helenismo, al aparecer nuevas versiones sobre las hazañas o vida de Filoctetes.
Filoctetes, tras ser mordido en la pierna por el basilisco.
De esta forma, en el mundo griego en el caso de las tragedias se presenta una continuidad a lo largo de la historia antigua de Grecia (y con posteridad con los romanos y en la Edad Media). En mucha de esta literatura es común que se presenten cambios importantes en las historias y que se den giros inesperados con el fin de impresionar al público (puesto que estas obras eran presentadas en los teatros, realizándose además concursos con el fin de nombrar al mejor de todos los trágicos una vez al año.
Urna de alabastro en relieve donde esta representado Filoctetes completamente desnudo y Odiseo cogiéndole el pie a Filoctetes con el fin de intentar ayudarle tras ser mordido por la serpiente.
Los autores empleados para este trabajo van a ser fundamentalmente Homero, con sus obras de La Odisea y La Iliada, donde se hace referencia por primera vez en la literatura griega de Filoctetes, como el portador de las flechas de Heracles, así como un personaje clave para la victoria griega en la guerra de Troya. Basándose en este argumento otros autores van a continuar haciendo referencia a esta azaña, así como empleado como referencia literaria en algunos casos. De destacar está la presencia de Apolodoro (Biblioteca), Estrabón (Greografía)o Higinio (Fabulas). De todos es de destacar la obra de la tragedia relacionada con Filoctetes escrito por Sófocles y que va a servir como base de desarrollo del trabajo. Esta tragedia fue presentada por Sófocles en el año 409 a. C., contando con más de 80 años de edad. Dentro de sus obras es una de las más relevantes, sobre todo por su perfeccionamiento de la técnica así como la buena unidad estructural. En esta obra presenta a un Filoctetes achacado por el abandono sufrido hacía diez años en la isla de Lemnos y que es engañado por Odiseo y Neptólemo para que vaya con ellos a luchar a Troya.
3. FILOCTETES VS FILOCTETES
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El gran personaje mítico de Filoctetes fue hace algunos años víctima de una mala representación llevada a cabo por la factoría Disney (1997). De esta forma se toman muchas libertades a la hora de contar la historia de Filoctetes. En ésta película se observa cómo se representa a un sátiro medio regordete y fanfarrón, quien según la película se encargó de entrenar a Aquiles y al propio Hércules. Phil (el diminutivo que se emplea en la película) nos presenta un personaje secundario de escaso interés en una película que le hace muy poca justicia.
Filoctetes visto desde la
perspectiva de Disney
En la película de Disney no se presenta a ese Filoctetes que posee las flechas de Hércules y mucho menos el que, por esas mismas flechas, es decisivo en la guerra de Troya. No es un hombre, sino un sátiro (criaturas míticas de sexo masculino que en la mitología griega acompañaban a Pan y Dionisio, vagando por bosques y montañas, relacionados generalmente en la literatura como seres con un gran apetito sexual), presentándose de esta forma una visión bastante diferida de la realidad mitológica.
Satiro con vaso de cuerno. Copa de figuras rojas; pintor de Nikósthenes; Kunsthistorisches Museum de Viena; BADN 287; ARV 104.; 450 a.e.
De esta forma se busca desmontar la imagen prefijada que se cuenta del mismo, presentándose como un personaje mitológico de gran relevancia y que poco tiene que ver con la “interpretación” llevada a cabo por Disney a la Gran Pantalla hace ya 15 años.
4. ORÍGENES DE FILOCTETES
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Se trata de un héroe. Cuando es joven va a ser el compañero de Herakles, por su ayuda en su muerte, que le permitió lograr la inmortalidad en el Olimpo, éste va a recibir a cambio su arco y flecha. Es hijo
del rey Peante de la ciudad de Melibea y de Domonasa. Así aparece en la obra de Higinio (HIGINIO, Fábulas, traducción de Santiago Rubio (1997); 97.8):
“Los que fueron a conquistar Troya y el número de sus naves”.
[8] Eumelo, hijo de Admeto y de Alcestis, hija de Pelias, de Perrebia, con 8 naves. Filoctetes, hijo de Peante y de Demonasa, de Melibea, con 7 naves. Peneleo, Hijo de Hipalco y de Astérope, de Beocia, con 12 naves”.
El número de naves coincide con la Iliada de Homero (HOMERO, la Iliada, traducción de Emilio Crespo Güemes (1991); II, 718):
“De éstos era jefe Filoctetes […] y de sus siete naves”.
Localización de Melibea en Grecia
Melibea (detalle)
Filoctetes de Jean Germain Douais
Filoctetes tocándose el pie con su mano derecha (faltan un brazo y una pierna). Estatua de bronce, Univerdad de Mississipi, siglo I a.e. (copia de otra del siglo II a.e). LIMPC 50.
Empleando la cronología mitológica su primer acto de presencia en ella va a ser en la última etapa de Hércules, uniéndoles por ello una gran amistad (HIGINIO, Fábulas, traducción de Santiago Rubio (1997); 257.2):
“Los que estuvieron estrechamente unidos por la amistad
[2] Diómedes hijo de Tideo, con Esténelo, hijo de Capaneo. Peleo, hijo de Éaco, con Fénice, hijo de Amíntor. Hércules, hijo de Júpiter, con Filoctetes, hijo de Peante. Harmodio y Aristogitón, por vínculo fraterno”.
¿Filoctetes? acompañando a Heracles. Como de figuras rojas; del pintor de Onesimos; Metropolitan Museum de Nueva York; BADN 203221; ARV2 319.6, 313, Para 358, ADD2 214; de Etruria; 470-480 a.e.
Filoctetes con Heracles en el Jardín de las Hespérides. Hidria de figuras rojas; del pintor de Meidias; British Museum de Londres; BADN 220497; Para 477; ARV2 1313.5, 1690; 425-400 a.e.
Se nos presenta además por parte de Higinio a Filoctetes como un personaje presente vivo en la obra de Homero. Así podemos observar cómo se va a hacer referencia de él cuando se indican cuáles fueron los pretendientes de Helena, mujer de Odiseo (o Ulises) y donde aparece él (según aparece en HIGINIO, Fábulas, traducción de Santiago Rubio (1997); 81.1):
“Los pretendientes de Helena
[1] Antíloco, Ascálafo, Áyax el hijo de Oileo, Anfímaco [Anceo], Blaniro, Agapénor, Áyax el hjo de Telmaón, Clitio el cianeo, Menelao, Patroclo, Diómedes, Peneleo, Femio, Nireo, Polipites, Elefénor, Eumelo, Esténelo, Tlepólemo, Protesilao, Podalirio, Eurípilo, Idomeneo, Leonteo, Talpio, Políxeno, Prótoo, Menesteo, Macaón, Toante, Ulises, Fidipo. Meríones, Meges, Filoctetes. Los autores antiguos transmiten otros nombres”.
Esta lista se repite en el caso de Apolodoro (APOLODORO, Biblioteca, traducción de Margarita Rodríguez de Sepúlveda (1985); III, 10, 8):
“Para obtener la mano de Helena llegaron a Esparta los reyes de la Hélade. Éstos fueron los pretendientes: Odiseo, hijo de Laertes; Diómedes, hijo de Tideo; Antiloco, hijo de Néstor; Agapénor, hijo de Anceo; Esténelo, hijo de Capaneo; anfímaco, hijo de Cteato, Talpio, hijo de Éurito […] Filoctetes, hijo de peante; Euripilo, hijo de Evemón, […]”.
Filoctetes prepara la pira para quemar a Heracles. Relieve en mármol; Universidad de Leipzig. LIMPC 6
Filoctetes (nombrado) junto a Hércules (sentado junta a la pira). Medallón en relieve de arcilla; galo-romano; París. LIMPC 7.
La historia lo va a encumbrar como el depositario del arco y las flechas de Heracles, las cuales habían sido recibidas por el héroe directamente, quien quiso recompensarlo de este modo el haber prendido fuego a su pira del Eta. Pero Heracles le pidió que guardase secreto el lugar de su muerto, y Filoctetes juró no romper el silencio. Sin embargo, más tarde, acosado a preguntas, Filoctetes había subido al Eta y había golpeado con el pie el sito donde se levantara la hoguera de Heracles. De este modo, aunque sin pronunciar palabra, había faltado a su juramento. La tradición añade que fue castigado por ello con la temible herida que recibió en el pie por parte de una serpiente (o basilisco).
Igualmente se nos presenta a Filoctetes en marcha hacia la guerra, aunque a pesar de estar preparado para la batalla en la isla de Lemnos va a sufrir la mordida de una serpiente, que le va a llevar a que se abandone en la isla por petición del rey Agamenón (HIGINIO, Fábulas, traducción de Santiago Rubio (1997); 102.1):
“Filoctetes, hijo de Peante y de Demonasa, cuando estaba en la isla de Lemnos, fue mordido en un pie por una serpiente que Juno había enviado, irritada contra él porque fue el único entre los presentes que se atrevió a construir la pira de Hércules cuando se consumió en el fuego su cuerpo de mortal y fue elevado a la inmortalidad”.
Herakles dándole sus flechas a Filoctetes. Psykter de figuras rojas; Metropolitan Museum de Nueva York, BADN 9949; 450 a.e.
Además de hablarse sobre que una serpiente va a picar a Filoctetes por obra de Juno, por venganza a la labor de construir una pira para Hércules hay otras fuentes donde se habla sobre una flecha envenenada que se le cae sobre el pie al personaje.
Tan diestro que se afirma en la obra de Apolodoro APOLODORO, Biblioteca, traducción de Margarita Rodríguez de Sepúlveda (1985); III, 12, 6) se afirma que Filoctetes asesta una flecha a Alejandro, quien acaba muriendo poco después:
“Habiendo ya raptado a helena de Esparta, durante el sitio de Troya Alejandro fue flechado por Filoctetes con el arco de Heracles”.
Destreza que se vuelve a repetirse en la Iliada (HOMERO, la Iliada, traducción de Emilio Crespo Güemes (1991); II, 718):
“De éstos era jefe Filoctetes, diestro con el arco”.
Filoctetes (junto a las flechas y el arco). Crátera de figuras rojas; Museo de Arqueologia Regional Paolo Orsi de Siracursa; BADN 9003790; CVA IV.E.5, PL. (850) 8.1-3; de Sicilia; no fechado.
Es precisamente por esa capacidad y certeza con el arco que va a ser enviado a Troya junto con los restantes pueblos griegos. Sin embargo Filoctetes no va a llegar a Troya con los otros jefes. Así en el momento que hacen escala en Ténedos, una serpiente le mordió en un pie mientras estaba celebrando un sacrificio. La herida se infectó muy pronto, hasta el punto de despedir un insoportable hedor, por lo cual Odiseo, por mandato del rey Agamenón, va a estar obligado a convencer a los demás jefes con el fin de que abandonasen al herido en Lemnos cuando la flota pasó cerca de esta isla. Filoctetes vivió diez años le Lemnos, isla desierta donde se va a obligar a que se alimente de las aves que mataba con las flechas de Heracles. Es precisamente por esta mordida por lo que va a ser abandonado en la isla de Lemnos tal y como lo afirma la Iliada (HOMERO, la Iliada, traducción de Emilio Crespo Güemes (1991); II, 721):
“Pero aquel yacía padeciendo agudos dolores en la isla muy divina de Lemnos, donde los hijos de los aqueos lo dejaron en penoso estado por la cruel herida de una maldita culebra”.
Aunque en esta cita no se aclara cual fue la causa de que se dejara en la isla queda claro que es abandonado en Lemnos ya sea por el dolor que tenía o bien por el hedor que desprendía la misma, caso de Apolodoro (APOLODORO, Biblioteca, traducción de Margarita Rodríguez de Sepúlveda (1985); ep., 27):
“Como la llaga era incurable y pestilente, y el ejército no podía soportar el hedor, odiseo, según ordenes de Agamenón, abandonó a Filoctetes en Lemnos, con el arco y las flechas de Heracles que poseía, allí, asaeteando aves, obtenía alimento en el desierto”.
Filoctetes abandonado en la isla de Lemnos. Lekithos de figuras rojas; del pintor de Eretria; Metropolitan Museum de Nueva York; BADN 10931; 450-400 a.e.
Filoctetes recostado. Intaglio de cristal; Museo Staal de Berlín; siglo I a.e. LIMPC 37.
Filoctetes mordido por la serpiente. Stamnos de figuras rojas; del pintor de Hermonax; Museo del Louvre de París; BADN 205405; ARV2 484.22, 1655, Para 379; de Etruria 440-420 a.e.
Filoctetes en estatua. Crátera de figuras rojas; del pintor de Altamura; Museo del Louvre de París; BADN 206830; ARV2 590.12; de Sicilia; 460-440 a.e.
A pesar de no coincidirse siempre con la misma causa de su abandono (por sus gritos o bien por el hedor de su herida) lo inevitable fue su abandono en la isla durante un largo periodo de tiempo. En el caso de Sófocles en su tragedia dedicada a Filoctetes afirma que los gritos de dolor de Filoctetes no les dejaba realizar rituales ni sacrificios a los dioses, por lo que se decidieron de abandonarlo en la isla así lo dice Odiseo en la obra de Sófocles antes de ir en su busca (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“[…] Dejé yo [Odiseo] abandonado hace tiempo al hijo del meliense Peante, cumpliendo el mandato que de hacerlo así me dieron los jefes; pues de la llaga que le devoraba le destilaba el pie gota a gota, y no nos dejaba y no nos dejaba celebrar tranquilamente ni las libaciones ni los sacrificios, porque con sus fieras maldiciones llenaba todo el campamento, vociferando y dando desgarradores lamentos”.
Mapa de la localización isla de Lemnos
Filoctetes sentado en una roca pensante (flechas a su izquierda). Medallón, museo de Milán; siglo IV-III a.e. LIMPC 26.
Abandonado por sus compañeros va a quedarse durante diez años en la isla, pero después de que un oráculo afirmó que el arco y las flechas de Heracles eran necesarios para la captura de Troya, una embajada griega dirigida por Ulises fue enviada a Lemnos y finalmente convencen a Filoctetes para navegar al territorio. En la Iliada (HOMERO, la Iliada, traducción de Emilio Crespo Güemes (1991); II, 724) se dice lo siguiente:
“Allí yacía afligido; pero pronto se iban a acordar del soberano Filoctetes los argivos [haciendo referencia al oráculo] junto a las naves”.
De esta forma a causa de la gran labor que tiene Filoctetes con el arco éste va a ser buscado de nuevo a la isla de Lemnos, tal y como se afirma en La Odisea según Odiseo o Ulises (HOMERO, Odisea, traducción de Carlos García Gual (2005); VIII 219):
“Filoctetes era el único que me aventajaba con el arco en la multitud de guerraros de Troya”.
Su búsqueda va a ser inmediata una vez se descubre que es necesario para ganar la guerra, aunque es buscado con la única intención de apoderarse de sus flechas, ya que lo temían, puesto que sabían que iba a estar resentido tras haber sido abandonado durante tantos años. Este hecho se repite en varias obras como es el caso de la de Biblioteca de Apolodoro (APOLODORO, Biblioteca, traducción de Margarita Rodríguez de Sepúlveda (1985); ep., 5, 8):
“En el décimo año de la guerra los helenos estaban desanimados y Calcante [el oráculo] les advirtió que Troya no podrí a ser tomada sin el concurso de las armas de Heracles. Al oír esto, Odiseo se dirigió con Diómedes a Lemnos, ante Filoctetes, y después de adueñarse del arco y las flechas mediante engaños lo convenció para que navegase a Troya”.
La mentira en la obra de Sófocles busca apaciguar sus ánimos y evitar que se moleste. Para ello usan la mentira (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“[Odiseo a Neptólemo] A Filoctetes es preciso que le engañes con tus razonamientos. Cuando te pregunte quién eres y de dónde vienes, dile que hijo de Aquiles - esto no debes ocultarlo- que navegas hacia tu casa, habiendo abandonado el campamento naval de los aqueos, a quien tienes rencoroso odio, porque después de haberte pedido con súplicas que hicieras el viaje desde tu patria, como tú eras el único recurso que tenían para la toma de Troya, al llegar a ella no se dignaron darte las armas de Aquiles que con justicia pedías, sino que se las concedieron a Ulises, y le dices de mí cuanto quieras, hasta las más estupendas infamias”.
A pesar de ello a Neptólemo no le importa usar la fuerza para obligar a Filoctetes a que valla con ellos a Troya (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“Estoy dispuesto a llevarme por la fuerza a este hombre y no con engaños; pues él con un solo pie, siendo nosotros tantos como somos, no podrá dominarnos a la fuerza. En verdad que habiendo venido como ayudante tuyo, temo que me llamen traidor; pero prefiero ¡oh rey! [a Odiseo] no alcanzar buen éxito por proceder honradamente, a triunfar con malos medios”.
A pesar de ello Odiseo obliga a Neptólemo a mentir a Filoctetes para que viaje con ellos con el fin que les ayude a terminar con la guerra de diez años que estaban sufriendo (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“[Odiseo a Neptólemo] Te digo que te apoderes de Filoctetes con astucia”.
En caso de la obra de Sófocles se confirma cómo se alimenta de boca del propio Filoctetes dirigido a Neptólemo (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“Para el vientre, este arco me ha proporcionado lo que necesitaba, hiriendo aladas palomas; pero para recoger la pieza que derribaba la flecha que el nervio lanzaba, yo mismo, sufriendo tenía que serpentear v haciendo eses y arrastrando este desdichado pie, por si podía cogerla”.
Curiosamente Sófocles hace referencia a que ocasionalmente hay navegantes que visitan la isla y le dan comida y ropa, aunque no se atreven a llevarlo a su lugar de origen (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“Suelen abordar algunos contra su voluntad, cosa que es natural que suceda bastantes veces en tan gran lapso de tiempo; éstos, cuando llegan, ¡oh hijo! se compadecen de mí me dejan algo de comer algún vestido […] pero nadie, cuando de ello les hago mención, quiere conducirme a mi patria”.
Tras ser engañado por Neptólemo va con él en el barco, aprovechando esta situación (una vez le saca las flechas y el arco) para decirle la verdad y el papel que debe desarrollar en la guerra de Troya. En este preciso instante hace presencia Odiseo, quejándose el anciano y dolorido Filoctetes por esta situación. Sus lamentos son muy fuertes (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“Me engañaron las palabras oscuras y fraudulentas de pérfido corazón. ¡Ojalá viera al que ha maquinado esto, sufriendo mi misma pena el tiempo que yo la sufro!”.
Búsqueda de Filoctetes por Odiseo y Neptólemo. Lámpra de arcilla; Museo Británico de Londres. LIMPC 68
Los lamentos continúan en la obra de Sófocles y dan una imagen bastante patetista de Filoctetes, apareciendo un hombre sufridor y que sufre un profundo pesar y lo único que quiere es morir a causa de la mala suerte que le ha acompañado durante esos años (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
- “Filoctetes- Para reunirme con mi padre.
- Coro -¿Dónde?
- Filoctetes.- En el infierno; pues ya no quiero vivir. ¡Oh ciudad, oh ciudad patria! ¡Cómo podría verte este varón desdichado que, habiendo abandonado tu sagrada fuente, se ausentó como auxiliar de los odiosos dánaos! Ya no soy nada”.
-
Una vez llegan a Troya Filoctetes va a ser inmediatamente curado (APOLODORO, Biblioteca, traducción de Margarita Rodríguez de Sepúlveda (1985); ep., 5, 8):
“Filoctetes llegó y una vez curado por Podalirio […]”.
Soldados griegos a las puertas de Troya. Hidra de figuras negras; del grupo de Antiope; Antikensammlungen de Munich; BADN 302022; Para 161; ABV 362.27, 357, 362, 695; 540-420 a.e.
En el caso de la obra de Sófocles se hace referencia a la aparición del propio Hércules, quien viene desde el Olimpo y le promete que va a ser curado de su herida, pero que participe en la guerra de Troya, puesto que su finalidad va a ser muy importante en esta guerra (SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo (1998):
“Yo enviaré a Esculapio a Troya para que te cure de esa dolencia; pues ya está decretado que con mi arco sea ella conquistada”.
Después de la toma de Troya, Filoctetes regresó a su patria, en la Odisea figura entre los héroes privilegiados que tuvieron un retorno feliz. Pero las leyendas posteriores (caso de Apolodoro) van a hablar sobre otras aventuras de Filoctetes, quien habría fundado varias ciudades en Italia meridional, en la región de Crotona. Se le va a atribuir particularmente la fundación de Petelia y la de Macala, donde va a consagrar a Apolo las flechas de Heracles. (ESTRABÓN Geografía, traducción de María Meana y Félix José Piñero Torre (1992), VI 1, 3):
“Los Helenos, después de andar errantes, desembarcaron y se instalaron en diferentes lugares […] Filoctetes marchó al país de los campanios, en Italia”.
Por otra parte Apolodoro (APOLODORO, Biblioteca, traducción de Margarita Rodríguez de Sepúlveda (1985), ep., 5, 89) afirma lo mismo que Estrabón, aunque con la diferencia de incrementar la información sobre el fin de sus días:
“Después del saqueo de Ilión, Menesteo, Fidipo, Ántifo, las gentes de Elefénor y Filoctetes navegaron juntos hasta Mimas […] Filoctetes fue llevada a campania, en Italia, y después de luchar con los lucanios, se estableció en Crimisa, cerca de Crotona y Turios. Al cesar su marcha errante fundó el santuario de Apolo Aleo, al cual dedicó su arco y sus flechas, dice Euforion”.
Sófocles
Filoctetes (fragmento de conversación entre Neptólemo y Odiseo (Ulises) para tratar de engañar a Filoctetes para que vaya con ellos a Troya)
Ulises.-Esta es la orilla de la aislada tierra de Lemmos, no pisada de mortales ni habitada en la cual -¡oh niño Neoptólemo, hijo de Aquiles, el padre más valiente que ha habido entre los griegos!- dejé yo abandonado hace tiempo al hijo del meliense Peante, cumpliendo el mandato que de hacerlo así me dieron los jefes; pues de la llaga que le devoraba le destilaba el pie gota a gota, y no nos dejaba y no nos dejaba celebrar tranquilamente ni las libaciones ni los sacrificios, porque con sus fieras maldiciones llenaba todo el campamento, vociferando y dando desgarradores lamentos. Pero estas cosas, ¿qué necesidad hay de referirlas? El momento, pues, no es para largos discursos, no sea que él se entere de que he llegado yo y echemos a perder toda mi habilidad, con la que pronto lo engañaremos, según creo. Deber tuyo es ayudarme en lo demás y buscar el sitio en que hay una cavernosa roca de dos bocas, dispuesta de tal manera que mientras en invierno proporciona dos asentadas al sol en verano lleva la brisa dulce sueño al pasar por la horadada caverna. Y un poco más abajo, hacia la izquierda, pronto verás una fuente de agua potable, si es que todavía persiste .Acércate cautelosamente y dime con señas si en ese mismo lugar está el hombre, o si se halle en otra parte, para que oigas las restantes advertencias que yo te expondré, con el fin de que procedamos de acuerdo.
Neoptólemo.- Rey Ulises, para averiguar lo que me mandas no he de ir lejos, pues creo que tal como dices es el antro que estoy viendo.
Ulises.- ¿Hacia la parte de arriba o a la de abajo?; pues yo no distingo.
Neoptólemo.- Aquí arriba; y de pasos no se oye ningún ruido.
Ulises.- Mira si duerme, no sea que se halle echado.
Neoptólemo.- Veo vacía la habitación, sin hombre alguno.
Ulises.- ¿Y no hay dentro comodidad alguna que la haga habitable?
Neoptólemo.- Un apelmazado colchón de hojas, como si en él durmiera alguien.
Ulises.- ¿Y todo lo demás vacío, sin que haya nada ahí dentro?
Neoptólemo.- Un vaso de madera, obra de algún hombre inhábil; y junto a él astillas de lasque sirven para encender fuego frotando.
Ulises.- De él es todo ese menaje que me indicas.
Neoptólemo.- ¡Ay, ay! Aquí veo unos andrajos que se están secando, llenos de asqueroso pus.
Ulises.- El hombre habita en estos lugares, no hay duda, y está no lejos de aquí. Pues ¿cómo es posible que enfermo ese hombre del pie, con esa crónica llaga pueda andar lejos? Así que, o se ha salido a buscar alimento, o ver si en alguna parte encuentra alguna hoja que le calme el dolor. A ese que te acompaña envíalo a que lo busque, no sea que sin darme cuenta, caiga sobre mí; pues mucho más quisiera él apoderarse de mí que de todos los demás griegos.
Neoptólemo.- Ya se va, y vigilará bien la senda. Tú si algo necesitas, manda de nuevo.
Ulises.- ¡ Hijo de Aquiles! para lo aquí has venido es preciso que demuestres valor, no sólo con tu brazo, sino también que si me oyes algo nuevo que antes no hayas oído, te sometas a ello como ayudante mío que eres.
Neoptólemo.- ¿Qué más me ordenas?
Ulises.- A Filoctetes es preciso que le engañes con tus razonamientos. Cuando te pregunte quién eres y de dónde vienes, dile que hijo de Aquiles - esto no debes ocultarlo- que navegas hacia tu casa, habiendo abandonado el campamento naval de los aqueos, a quien tienes rencoroso odio, porque después de haberte pedido con súplicas que hicieras el viaje desde tu patria, como tú eras el único recurso que tenían para la toma de Troya, al llegar a ella no se dignaron darte las armas de Aquiles que con justicia pedías, sino que se las concedieron a Ulises, y le dices de mí cuanto quieras, hasta las más estupendas infamias. De ella ninguna me apenará; pues si no haces esto ocasionarás daño a todos los argivos. Porque si no te apoderas del arco de éste, no te va a ser posible destruir la ciudad de Dárdano. Y que yo no pueda, pero tú sí, mantener con éste conversación que le merezca fe y nos dé seguro resultado, vas a verlo. Tú has atravesado el mar sin obligarte con juramento, ni por necesidad; no eres tampoco de la primera expedición. Yo, de todo esto, nada puedo negar. De manera que si él, en posesión de su arco, me llegara a ver, estoy perdido y te pierdo a ti a la vez. Por esto mismo es menester que emplees mucha astucia para que le quites esas invencibles armas. o bien sé, hijo, que por tu índole no eres apropósito para decir mentiras ni cometer villanías; pero ya que dulce cosa es alcanzar la victoria, atrévete a ello; que en adelante ya procuraremos ser sinceros. Pero ahora déjate llevar de mí, arrinconando la vergüenza durante una pequeña parte del día; y luego, en adelante, procura que te llamen el más virtuoso de todos los hombres.
Neoptólemo.- Yo, en verdad, hijo de Laertes, aquello que en conversación no me gusta oír, es lo que tengo horror de hacer; pues soy de índole tal, que no puedo hacer nada valiéndome de malas artes; ni tampoco, según dicen, el padre que me engendró. Pero estoy dispuesto a llevarme por la fuerza a este hombre y no con engaños; pues él con un solo pie, siendo nosotros tantos como somos, no podrá dominarnos a la fuerza. En verdad que habiendo venido como ayudante tuyo, temo que me llamen traidor; pero prefiero ¡oh rey! no alcanzar buen éxito por proceder honradamente, a triunfar con malos medios.
Ulises.- De no noble padre has nacido, niño; yo también cuando era joven, dejaba la lengua ociosa y hacía obrar a la mano; más ahora, al tocar la realidad, veo que los hombres, la lengua, no el trabajo, es la que todo lo gobierna.
Neoptólemo.- ¿Qué es, pues, lo que mandas, sino que diga mentiras?
Ulises.- Te digo que te apoderes de Filoctetes con astucia.
Neoptólemo.- ¿Y por qué le he de tratar con engaño, mejor que convenciéndolo?
Ulises.- Porque temo que no te crea; y a la fuerza, no podrás llevarlo.
Neoptólemo.- ¿Tan temible es la confianza que en su fuerza tiene?
Ulises.- Tiene flechas certeras que ante sí llevan la muerte.
Neoptólemo.- Luego con él, ¿ni siquiera riñendo hay confianza de triunfo?
Ulises.- No, si no lo coges con engaño, como te he dicho.
Neoptólemo.- ¿No crees vergonzoso el decir mentiras?
Ulises.- No, si la mentira nos lleva la salvación.
Neoptólemo.- ¿Cómo un hombre sensato se atreverá a decir eso?
Ulises.- Siempre que obres en provecho propio, no debes vacilar.
Neoptólemo.- Y para mí, ¿qué provecho hay en que éste venga a Troya?
Ulises.- Sus flechas son las únicas que pueden tomar Troya.
Neoptólemo.- Pues quien la ha de destruir según se dijo ¿no soy yo?.
Ulises.- Ni puedes tú sin ellas, ni ellas sin ti.
Neoptólemo.- Pues no hemos de apoderar de ellas, si así es.
Ulises.- Como que haciendo eso te llevarás dos premios.
Neoptólemo.- ¿Cuáles? Dímelo, que no me negaré a hacerlo.
Ulises.- Sagaz y valiente serás llamado a la vez
Neoptólemo.- Vaya, lo haré sacudiéndome toda la vergüenza.
Ulises.- ¿Te acuerdas bien todo lo que te he advertido?
Neoptólemo.- Bien, créelo, aunque una sola vez lo oí.
Ulises.- Pues estate aquí para esperarle; yo me voy, no sea que vea si me quedo, y enviaré de nuevo el espía hacia la nave. Y si me parece que tardáis demasiado tiempo, te mandaré otra vez a ese mismo hombre, disfrazado con traje de marinero, para que pueda presentarse como desconocido. Y aunque él ¡oh hijo! se exprese astutamente, toma de su conversación todo lo que te sea útil. Así, pues, me voy a la nave dejando el asunto en tus manos. Ojalá el doloso Mercurio, que aquí nos ha triado, siga siendo nuestro guía, y también la victoriosa Minerva, protectora de la Ciudad, que me salva siempre
Sófocles
Filoctetes (fragmento donde Filoctetes conversa con Hércules, quien le pide que acepte ir a Troya para acabar con la guerra)
Hércules.-Todavía no, hasta que escuches mis palabras, hijo de Peante, y piensa que la voz de Hércules es la que en tus oídos suena, y su cara la que ves. Por tu causa vengo desde mi celestial asiento, que he dejado para anunciarte los designios de Júpiter y detenerte en el camino que acabas de emprender. Tú, empero mis palabras escucha con atención. Y primeramente te recordaré mis azares, los grandes trabajos que sufrí y llevé a cabo para alcanzar esta inmortal virtud como tienes ocasión de ver. También para ti, entiéndelo bien, estaba decretado que pasaras estas penas, y que después de ellas tuvieras una gloriosa vida. Yéndote, pues, con este joven hacia la ciudad de Troya, primeramente te curarás la dolencia horrible, y te distinguirás por tu valor como el primero del ejército; a París, que de todas estas calamidades es culpable, privarás de la vida con mis flechas, y destruirá Troya; los despojos que como premio al valor obtendrás del ejército, los enviarás a tu casa a tu padre Peante, a la meseta de Eta, tu patria; pero el botín que coas de ese ejército, en recuerdo de mi arco llévalo sobre mi pira. Y a ti, hijo de Aquiles, mira lo que te aconsejo: porque como ni tu sin peste puedes conquistar campo troyano, ni éste sin ti, así, como dos leones consortes, defendeos: éste a ti y tú a éste. Yo enviaré a Esculapio a Troya para que te cure de esa dolencia; pues ya está decretado que con mi arco sea ella conquistada. Y en esto debéis pensar después que devastéis el campo: en ser piadosos para con los dioses; pues las demás virtudes las estima todas como secundarias el padre Júpiter, porque la piedad no muera con los mortales; que vivan o mueran éstos, ella no perece.
Filoctetes.- ¡Oh tú que me envías esta deseada voz y después de tanto tiempo me apareces! No desobedeceré tu mandato.
Neoptólemo.- También yo pondré en ello el mismo cuidado.
Hércules.- Pues no demoréis más la empresa; que el tiempo favorable y la navegación os instan, por ser el viento de popa.
Filoctetes.- Deja, pues que al marcharme dirija un saludo a esta tierra. Salve ¡oh mansión compañera mía, y ninfas de éstas húmedas praderas, y resonante fragor del mar, y promontorio en el cual muchas veces se mojó mi cabeza dentro de la cueva por la ráfaga del noto, y monte de Mercurio, que tantas veces me has devuelto el eco retumbante de los lamentos que lanzaba mi aflicción! Ya por fin, ¡oh fuentes y agua Licia!, os voy a dejar; os dejo ya, cosa que jamás podía llegar a creer. ¡Salve, oh campo de Lemnos ceñido por el mar! Envíame complaciente y con próspera navegación adonde me llevan el potente hado, el parecer de los amigos y el todopoderoso demonio, que ha decidido esto.
Coro.- Marchemos ya todos juntos, suplicando a las ninfas marinas que sean protectoras de nuestro regreso.
5. BIBLIOGRAFÍA
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§ APOLODORO Biblioteca, traducción de Margarita Rodríguez de Sepúlveda, Madrid: Gredos, 1985.
§ ESTRABÓN Geografía, traducción de María Meana y Félix José Piñero Torre, Madrid: Gredos, 1992.
§ GRIMAL, P. Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica S.A., 2009
§ HIGINIO Fábulas. Traducción de Santiago Rubio Fernaz. Madrid: Ediciones Clásicas, 1997.
§ HOMERO La Odisea, traducción de Carlos García Gual, Madrid: Alianza Editorial 2005.
§ HOMERO La Iliada, traducción de Emilio Crespo Güemes, Madrid: Gredos, 1991.
§ PETIRE, A. Introducción al estudio de Grecia. Historia, antigüedades y literatura. México: Fondo de Cultura económica, 1946.
§ SÓFOCLES, Tragedia, traducción de Assela Alamillo, Madrid: Gredos, 1998.
6. PÁGINAS WEBS CONSULTADAS
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§ Archivo Beazley: http://www.beazley.ox.ac.uk/xdb/ASP/default.asp
§ http://webpages.ull.es/users/fradive/
§ Mapas de google: http://maps.google.es/
§ Libros de google: http://books.google.es/