HISTORIA (GENERAL) DE LAS RELIGIONES
Prof. Dr. Francisco DIEZ DE VELASCO


La destrucción de los Budas de Bamián en imágenes

Tenidos por ídolos que había que destruir según la interpretación de los taliban que controlaban Afganistán, las estatuas gigantes de Bamián (la mayor de 52,5 metros, la otra de 36 metros) fueron voladas con explosivos a comienzos de marzo de 2001.

El valle de Bamián (Afganistán) con las estatuas gigantes excavadas en la roca (al fondo)
Los dos Buddhas gigantes de Bamián
El tamaño de la estatua (en la parte inferior derecha hay dos personas)
La explosión que marca la destrucción de la estatua del Buddha, y el hueco tras la voladura


INTERPRETACIONES

1)  Occidente: se interesa por la religión primordialmente en cuanto tiene de patrimonio (cultural, histórico, etc. y que se vale de la Unesco como plataforma para propagar este modelo a escala global),  cosifica la religión y la patrimonializa (convirtiendo los objetos religiosos en mercancías cuya rareza las convierte en extremadamente valiosas).

2) Taliban: al destruir los Budas parecen demostrar que, desde el argumento teológico que esgrimen, las estatuas no poseían el más mínimo valor (frente al valor patrimonial incalculable que esgrime la Unesco -otra forma de negar de facto tal valor, al resultar imposible su venta-). Frente a posiciones esencialistas (la defensa a ultranza del patrimonio) hemos de tener en cuenta que los talibán podían esgrimir destrucciones de patrimonio frente a las que la reacción internacional ha sido y sigue siendo igual de ineficaz: la revolución cultural china acabó con numerosísimos templos, el fanatismo fundamentalista hinduísta con la mezquita Babri de Ayodhya en fecha tan reciente como 1992 o la especulación inmobiliaria y de otro tipo en muy diversas zonas del mundo con monumentos religiosos de muy diversa índole (pensemos en el patrimonio religioso de los nativos de Norteamérica o los objetos religiosos africanos vendidos por todas partes). Los talibán hacían de la religión clave interpretativa del mundo (y por supuesto de la política), por tanto los objetos no son un obstáculo en el camino de la afirmación religiosa (aunque dichos objetos hayan sido declarados Patrimonio de la Humanidad). Pero la destrucción de los Budas era también una lección para la población (y en particular los notables) de la zona de Bamián (que son chiítas), que deja clara la posición de los talibán (que son sunitas) respecto de cualquier veleidad identificadora propia (incluso si tal veleidad es el orgullo de poseer un patrimonio cultural extraordinario y admirado en el mundo entero). Los talibán eran contrarios a la diversidad religiosa, incluso aunque ésta date de una época remota preislámica, los chiítas, pues, habían de minimizar la especificidad de sus enfoques y converger (en una línea de argumentos que plantean otros movimientos integristas de zonas más centrales del islam) en torno al lenguaje estimado común de entender la charia del modo más fundamentalista. Pero finalmente se puede, en síntesis, extraer otra lección, esta vez interior (para el propio grupo) de la voladura de Bamián: se habían atrevido a llegar más allá que nadie con anterioridad en lo que estimaban defensa del islam y lucha contra la idolatría presente y pasada: el celo talibán era ejemplar. Se trata de lecciones que presentaban la lógica de una teología que no distingue entre religión y política.

3) Budistas: los Budas gigantes marcan un momento ya pasado, una época en la que el dharma imperaba sobre esos territorios, su destrucción es casi el mejor ejemplo de la impermanencia.


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