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TEORÍAS Y METODOLOGÍAS DEL ESTUDIO DE
LAS RELIGIONES
Material preparado por Francisco DIEZ DE VELASCO UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA Este material electrónico tiene licencia Creative Commons Reconocimiento - NoComercial - CompartirIgual (by-nc-sa) |
1) Generalidades
La enorme diversidad de modos de estudiar las
religiones que hemos repasado y se revisan en una síntesis personal (http://fradive.webs.ull.es/masterocw/21/index.html), junto con el ejemplo muy destacado de un
intento (que podríamos enjuiciar como fallido) de interpretación completa de la disciplina que emprendió
Mircea Eliade (http://fradive.webs.ull.es/masterocw/22/index.html), ilustran por una parte el dinamismo de la misma pero también
su quiebra metodológica y su carácter inacabado. La
variabilidad de las culturas humanas, la mutación constante que
ejemplifica el tiempo y espacio (las claves de lo histórico), la necesidad de tener en cuenta
tanto lo social como lo inconsciente, lo personal y lo colectivo, la complejidad
de los modelos imaginarios generados por las diversas culturas, etc. parecen
demostrar la imposibilidad de llegar a aprehender lo religioso por una
única vía y un único enfoque.
En la actualidad se mantienen en vigencia muchas de las
escuelas, perspectivas y líneas de pensamiento que hemos revisado
anteriormente aunque parece tenderse a la búsqueda de una síntesis
que, para llegar a consolidarse, habrá sin duda de tener en cuenta
sensibilidades extra-"occidentales" que han tenido un reflejo desigual hasta
el momento en el establecimiento de la disciplina.
2) Algunos recursos para ahondar
De todos modos ciertas aproximaciones teóricas presentan un mayor
dinamismo, una consolidación más notable o unas mayores posibilidades
de futuro (más datos y bibliografía en Michael Stausberg (ed.) 21st Century Theories of Religion, Routledge, 2025) y quizá convenga enumerar algunos recursos principales de modo sintético
(más datos en: Michael Stausberg, Contemporary Theories of
Religion, Routledge, 2009 y Michael
Stausberg y Steven Engler, eds., The Oxford Handbook of the Study of Religion,
OxfordUP, 2016).
a) El libro más recomendable para la metodología, por la calidad de los autores y la profundidad de los análisis expuestos, es Michael Stausberg y Steven Engler (eds.), The Routledge Handbook of Research Methods in the Study of Religion,
Routledge, 2011, 2ª ed. 2021:
con su apuesta por la multiplicidad de abordajes. Su lectura es un
punto de partida clave para poder seguir ahondando en esta materia.
b) Una web (entre tantas otras) de gran interés: http://www.religionswissenschaft.at
-bibliografías (en especial
sobre métodos organizada de reciente a antiguo, revisar los
títulos da una idea de los intereses generales en la investigación -sin
olvidar lo que se publica en otros idiomas que no sean el inglés-).
-recursos, lugares donde estudiar,
etc. el problema es que los sitios que no sean en inglés o alemán
no suelen aparecer referenciados con la misma exhaustividad).
c) Una revista clave (hay otras) desde su fundación en 1989
(y que publica la NAASR, la North American Association for the Study of
Religion (https://naasr.com) es Method
& Theory in the Study of Religion (http://booksandjournals.brillonline.com/content/journals/15700682).
Conviene acceder a la misma desde los enlaces institucionales (suele ser
desde las bibliotecas de nuestras universidades (por ejemplo el punto Q
en la ULL).
La reflexión teórica y metodológica
es característica de la NAASR, por ejemplo: Aaron W. Hughes (ed.),
Theory
in a Time of Excess. Beyond Reflection and Explanation in Religious Studies,
Equinox, 2017.
d) Una colección de libros que inciden en cuestiones metodológicas y que se publican desde 1971 es Religion and Reason (de la editorial De Gruyter) con más de 60 monografías (https://www.degruyter.com/serial/rr-b/html), entre otras...
e) En el caso español el centro de referencia
es el Instituto de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense
de Madrid (https://www.ucm.es/iucr),
han puesto en marcha un grado en Ciencias de las Religiones que comenzó
en el curso 2021-2022. Tienen un máster en Ciencias de las Religiones
de los dos que hay en España. Tienen un doctorado en Ciencias de
las Religiones (el único que hay en España). Publican la revista Ilu (https://revistas.ucm.es/index.php/ILUR).
3) La convergencia disciplinar desde el conocimiento personal: algunas reflexiones recapitulativas finales
Todo lo anteriormente revisado nos desvela de modo claro la necesidad de integrar una notable cantidad
de estrategias de análisis que han desarrollado un buen número
de disciplinas bien asentadas en el mundo académico. Pero la ambición
antes expuesta de defender una mirada general por parte de quienes se dedican
a la disciplina de estudio
de las religiones impide
que tal integración consista en una mera parcelación del
estudio de la religión entre diversas disciplinas. Además, siguiendo a
Edward O. Wilson y su defensa de la consiliencia (en nuestro tema,
además, potenciada por las posibilidades analíticas de la
neuroreligión), parcelar sería perder capacidad de comprender.
La disciplina de estudio de las
religiones necesita que esa integración se realice desde la ambición
de una mirada unificadora y coherente. El problema de método que
se plantea en este punto resulta un reto complicado: el procedimiento habitual
a la hora de enfrentar problemas estimados fronterizos, que encabalgan
contenidos y modos de trabajo de diferentes disciplinas suele pasar por
la puesta en marcha de estrategias de colaboración de carácter
multidisciplinar (cuando se trata de superponer las aportaciones de cada
grupo particularizado de especialistas), interdisciplinar (cuando se intenta
dar un paso más e interrelacionar de modo claro los trabajos de unos y otros)
o transdisciplinar (cuando la relación de trabajo es lo suficientemente
estrecha como para que permeen los modos de unos en los otros, construyendo
un asomo de lenguaje común). Pero estas estrategias de coordinar
diferentes especialistas, que pueden resultar puntualmente muy eficaces
(si se intentan superar los pruritos puristas y los metalenguajes iniciáticos
de cada disciplina) probablemente quiebren a la hora de alcanzar explicaciones
globales (que intenten construir una aproximación general y comparada de las
religiones). Éstas terminan exigiendo una toma de posición
de carácter tan personal que no puede ser compartida ni en la más
empática de las sesiones de transdisciplinaridad.
Estudiar la religión y las religiones exige quizá
en mayor medida que en otros campos un ejercicio de conocimiento de
tipo personal
(Michael Polanyi, Personal Knowledge), corporizado (y sensorializado), una
síntesis
en la que los parámetros del universo individual del investigador
y el estudioso otorguen un sentido a su quehacer más allá
de la parcialización e incluso de la cooperación entre diversas
disciplinas. La diferencia entre quien enfoca su trabajo desde esta
posición (que sería la de la Historia de las Religiones o como se
quiera denominar a esa apoximación) que ambiciona
esta mirada que combina pasado y presente resulta entonces
suficientemente
clara respecto de la de cualquier especialista de una disciplina, una
etapa
histórica, una cultura o una zona geográfica determinada
que enfrenten estudiar la religión de su campo acotado. El foco
no lo ofrece por tanto el tema y su mayor o menor interés por parte
de una disciplina determinada, sino la persona que busca por medio de
concentrar los esfuerzos en el estudio de la religión, desde el
mayor número posible de perspectivas, alcanzar una comprensión
global e individual de las culturas humanas (o cuando menos un atisbo de
ella).
Cada tema particular se convierte desde este punto de
vista en un paso adelante en este empeño global, aunque enfrente
necesariamente el escollo de las capacidades individuales acotadas: así
un conocimiento personal es necesariamente un conocimiento limitado, pero,
a la par, es un proyecto coherente, que en ese locus puede no tener que
plegarse a glebas disciplinares que puedan poner en entredicho el resultado
final. Un proyecto como el de Max Weber, de intentar explicar las claves
religiosas de la modernidad, por medio del análisis tanto de las
religiones europeas (generadoras de lo moderno) como del mundo que no derivó
más que vicariamente (por el impacto colonial) en la modernidad
(como las religiones de la India o China) resulta ejemplar de esta ambición
global que solo puede ser entendida como obra personal. Pero si intentamos
determinar la ubicación disciplinar de Weber nos hallaremos ante
un fuerte escollo: sociólogo, antropólogo, filósofo,
historiador... es reivindicado por multitud de colectivos disciplinares
e intentar definirlo es enjaular un proyecto personal cuya ambición
solo puede reivindicarse.
La ambición aquí expuesta y ejemplificada
en Weber queda plenamente inserta en los modelos generalistas y de hecho
pone en entredicho las construcciones disciplinares acotadas, muestra la
quiebra del modelo de especialización y parcialización de
los saberes y se inserta en la identificación de un malestar, una
insatisfacción metodológica resentida también desde
otros enfoques, puntos de vista y campos del saber bien alejados de los
que centran su reflexión en la religión.
Estudiar la religión se convierte en una aventura
que, desde esta mirada general, y estos enfoques sintéticos centrados
en la fuerza de la reflexión personal, necesita de la convergencia
disciplinar para satisfacer una ambición holística, totalizadora,
consiliente, que sea capaz de reflejar tanto lo social como lo individual, la cognición
y el comportamiento, lo pequeño y lo grande, lo que requiere el
microanálisis y lo que exige el macroanálisis construido
desde el recurso a los métodos cuantitativos, lo astronómico
y lo microscópico, para reflejar tanto las ambiciones universales
de un Claude Lévi-Strauss como las prevenciones y sensibilidades
particularizadas de un Clifford Geertz, por ejemplo. Requiere abrirse a
lo que importa a muchos y también a lo que interesa a muy pocos
o incluso a uno solo (que obliga a calibrar los mecanismos de la escucha,
invertir en el uso de técnicas cualitativas que pueden obligar a
la biografía, a la minucia de la historia de vida, o incluso al
psicoanálisis), que exige reflejar el sentimiento y lo espectacular,
el mundo del hoy y los remotos territorios de la hipótesis sobre
los primeros humanos.
Tal ambición resulta quizá el reto metodológico
más difícil para la disciplina de estudio de
las religiones, que la aproxima a las intenciones holísticas y comparativas
de una antropología que se atreva a saltar más allá
del mero análisis de la cultura y que ambicione también procesar
tanto la dinámica social, como los intrincados mundos pasados y
presentes de las sociedades complejas (y en particular de las religiones
universalistas) lo que la emparentaría, o incluso haría indiscernibles
sus fronteras, de una historia o una sociología con ambiciones de
generar análisis holísticos. Podríamos seguir enumerando
ámbitos y disciplinas, ahondando quizá en la insatisfacción
que tanta frontera y tanta denominación enfrentada produce a la
hora de pensar al ser humano y el abigarrado mundo de lo que cree (y también
de la increencia). Tantas fuentes de información y tantas disciplinas,
en resumen, se comprenden de modo coherente por medio de una convergencia
disciplinar que se centra en las síntesis personales, un terreno
complicado y al que se llega solo por medio de aproximaciones y tentativas
necesariamente parciales.
Tras esta ambición hay por tanto una apuesta metodológica
sistemática.
Se trata de una necesidad inexcusable, ya que olvidar
los requerimientos del método sería renunciar a la posibilidad
de la existencia de la propia disciplina de estudio de
las religiones. Olvidar la necesaria renuncia al religiocentrismo y la
búsqueda de una perspectiva neutral diluiría los límites
con la teología, olvidar la perspectiva generalista, holística
y consiliente obviaría la diferencia que hay entre la mirada sociológica,
antropológica, filosófica, histórica por culturas o etapas, etc. que reflexionase sobre temas
religiosos y la que ofrece la disciplina de estudio
de las religiones entendida al modo que hemos intentado esbozar aquí.