La denominación Aquae implica en el mundo romano una agrupación
urbana cuyo rasgo definitorio es el termalismo y su aprovechamiento humano.
Equivale en significado a los actuales topónimos encabezados por
Baños de, Caldas de, o Alhama de (en los territorios que sufrieron
la influencia árabe). Baños de Bande - Aquae Querquennae
aúna por lo tanto el topónimo termal antiguo y moderno.
Por fuentes literarias o epigráficas conocemos cerca de un centenar
de agrupaciones urbanas en el mundo romano que llevaron la denominación
Aquae(1), entre las cuales las siguientes
en la Península Ibérica gracias al testimonio de los itinerarios
antiguos, el geógrafo Tolomeo y la epigrafía en algún
caso: (MAPA 1)
·zona galaica:
-1·Aquae Celenae (Ptol.II,6,24: µ () en el territorio de
los Celenos; It. Ant. 423,8/430,3: Aquis Celenis; It. Rav. 4,45-321,8-:
Aquis Celenis; It. Rav. 4,43-308,2-: Quecelenis).
-2·Aquae Quintiae (Ptol.II,6,27: en el territorio de los Seurros;
It. Ast. II: Aqua[e Quin]tia[e]).
-3·Aquae Flaviae (CIL II, 2477: Aquiflavienses entre otras(2);
Ptol. II,6,39: ).
-4·Aquae Querquennae (Ptol. II,6,46: ; It. Ant. 428,2: Aquis
Querquennis; It. Rav. 4,45-320,3-: Aquis Cercenis).
-5·Aquae Oreginis (It. Ant. 428,1: Aquis Oreginis; It. Rav.
4,45-320,2-:Aquis Ocerensis).
·Resto de la Península
-1·Aquae Bilbilitanorum (It. Ant. 437,2/438,14: Aquae Bilbitanorum)
-2·Aquae Voconiae (Tab. Peut. [Aquis] Voconis; It.Ant. 398,1:
Aquis Voconis; It.Rav. 4,42-303,5-: Aquis Vuconis; 5,3-341,14- Aquis Bocconis;
Vasos de Vicarello,-CIL XI, 3281, lin. 15: Aquis Vocontis -CIL XI, 3282,
lin. 15: Aquis Voconi -CIL XI, 3283, lin. 15: Aquis Voconis -CIL XI, 3284,
lin. 16: Aquas Voconias).
-3·Aquae Calidae (Ptol. II,6,69: µ en el territorio de
los Ausetanos)(3) .
La denominación Aquae para nombrar una ciudad implica una elección
por parte de sus habitantes de refrendar en el topónimo el termalismo
como característica definitoria del núcleo urbano. No es
habitual que se elija un criterio de tipo geográfico para dar nombre
a una ciudad y menos aún la recurrencia con que encontramos este
topónimo en diversas modalidades en el mundo romano; resulta pues
necesario intentar desentrañar las implicaciones de esta denominación.
2) Los dos usos del agua termal en época romana
2.1) El uso médico y la arquitectura de los balnearios
En el mundo romano el agua termal tenía dos usos bien diversos,
el más fácil de comprender para el hombre moderno es el uso
médico. El agua termal es un agua que además de limpiar también
cura. Los médicos racionalistas romanos llegaron de un modo empírico
a discernir las propiedades curativas del agua termal dependiendo de sus
componentes principales reconocidos por medio del análisis organoléptico
(las distinciones de las diversas propiedades terapeuticas del aqua sulfurata,
aluminata, bituminata, ferrata o nitrata (4)).
El que surgiese naturalmente caliente evitaba el proceso artificial de
calentamiento; se creía que la propia tierra actuaba como calefactor
y que el agua manaba con potencialidades multiplicadas tras su estancia
subterránea(5), por lo que tampoco
su manipulación era deseable para no alterar su pureza y propiedades(6).
Desde el punto de vista de la técnica constructiva los balnearios
no requerían el complejo sistema de hypocausta de las termas higiénicas(7)
(salvo casos excepcionales en que se utilizasen para calefacción
como en Badenweiler(8)). Tanto en lo arquitectónico
como en la práctica balnear el agua termal natural tenía
sus propias reglas cuya indeterminación ha llevado a la confusión
terminológica por parte de algunos investigadores (el número
de balnearios frente al de termas higiénicas es muy pequeño
por lo que el volumen mayor de estudios-y especialmente los estudios más
importantes- han tratado de las termas o incluso han mezclado los dos tipos
de establecimientos como si sus funciones fueran semejantes(9)).
El complejo procedimiento del baño romano en termas higiénicas,
que Vitrubio (y otros autores antiguos testifican de modo suficiente(10))
y que requería de unas soluciones arquitectónicas bastante
estereotipadas tanto en el procedimiento de calentamiento del agua como
en la presentación de las diversas salas para las diversas fases
del baño no tenía lugar en el baño con agua termal
natural. La finalidad del baño en los balnearios era la curación,
no la higiene(11) y la mayoría de
los agüistas eran enfermos y por lo tanto personas no susceptibles
de poder someterse a la habitual combinación de baño frío
y caliente. Hablar de caldarium(12) o frigidarium
en los balnearios curativos no tiene sentido y por lo tanto tampoco hemos
de esperar encontrar la sucesión de salas que aparecen en las termas
higiénicas. Además los balnearios se utilizaron desde épocas
muy remotas(13) mientras que la práctica
del baño termal higiénico (y las soluciones arquitectónicas
que requería su desarrollo) se testifica a partir de la tardía
república y tiene su gran desarrollo en época imperial. Los
balnearios en general (si exceptuamos los más lujosos e importantes)
debieron tener una piscina de immersión en agua caliente natural
y bañeras para el cuerpo entero o alguna parte del mismo así
como dependiendo de las características del agua salas para baños
de lodo, sudatorios, duchas e instalaciones para la inhalación de
vapores(14). Además en algunos casos
debieron de tener salas especiales para el enfriamiento del agua, cuando
esta surgía a una temperatura excesiva para su uso directo(15).
No obstante la existencia de unos ejemplos de construcción termal
al uso de los arquitectos romanos que tomaban las grandes termas de la
ciudad de Roma como modelo debió de influir en algunas construcciones
balneares de mayor envergadura, cuyo caso peninsular paradigmático
es Alange(16), aunque con la inevitable
adaptación a las necesidades locales (características del
agua y volumen del caudal, ambas desechadas en las termas higiénicas
en las que se utilizaba generalmente agua transportada por medio de acueductos).
2.2) El uso religioso: el balneario como lugar protegido por la divinidad
El agua curativa se explica en la mentalidad no científica como
un agua mágica: el balneario se convierte en el lugar en el que
la divinidad se manifiesta del modo más favorable, es decir sanando.
Es un lugar de acción de gracias (lo que explica los numerosos exvotos,
muchos de ellos epigráficos que aparecen en estos lugares) y un
lugar protegido por la divinidad. En sociedades en las que las relaciones
con el extranjero o incluso el vecino suelen ser difíciles (mientras
no media en ellas un pacto previo) los balnearios pueden convertirse en
lugares de consenso donde la divinidad sanadora protege a los que vienen
en busca de curación sea cual sea su procedencia(17).
En algunos casos los surgientes termales gracias a su calidad de lugares
de pacto se convierten en focos de organización de los intercambios
en sociedades en vías de mutación por presión de sociedades
más complejas. Así algunos balnearios serán los núcleos
donde se fraguará la vida cívica, surgiendo ciudades de aguas
en torno a las que se definirá económica y políticamente
una comarca (un caso galaico prototípico lo ofrece Aquae Flaviae).
Lugares de relación con extranjeros, donde la enfermedad unifica
y mezcla gentes de orígenes sociales diversos, los balnearios son
también focos de aculturación, de adaptación de novedades
religiosas. La epigrafía votiva galaica ofrece un ejemplo casi único
en el occidente romano(18). La testificación
de cultos a divinidades termales de nombre indígena, generalmente
realizado por personajes con una onomástica no romana define el
primer momento del proceso de aculturación. Se mantiene el nombre
prerromano de la divinidad pero se utiliza el vehículo de transmisión
romano (los caracteres latinos y la lápida epigráfica); ha
habido una adaptación del tipo de exvoto pero no se ha mutado el
teónimo. Un paso más avanzado en el proceso lleva a la adopción
del nombre romano, aunque en algunos casos el principio numínico
al que se da el culto es muy semejante. Es el caso de las Ninfas en toda
la zona occidental de la Península Ibérica(19),
tras el nombre se encubre la antigua divinidad del manantial a la que define
el teónimo romano de un modo no solo comprensible a un mayor número
de personas, sino también comparable (en un mundo en el que el marco
geográfico restrictivo de las agrupaciones prerromanas ha estallado
para intentar adaptarse a una sociedad de límites mucho más
extensos). El balneario se convierte por lo tanto en un lugar privilegiado
de sincretismo en el que se conviven dos modos de entender la misma "realidad"
religiosa, el modo prerromano inmemorial y el modo romano importado y aculturador;
pero al tratarse de un lugar en el que la piedad personal no deja cabida
al culto oficial el fenómeno de mutación se produce de un
modo tal que ejemplifica la aculturación profunda (y de capas de
la población no directamente interesadas en utilizar modelos romanos
cuya adopción conllevaría la promoción al estatus
de élite local o de otro tipo).
3) La ubicación de los balnearios y de las ciudades de aguas.
Los surgientes de aguas termales están determinados por la historia
geológica(20), pero la acción
antrópica puede convertirlos en lugares atractivos para el desarrollo
cívico o relegarlos al estado de zonas de reposo apartadas de vías
de comunicación y de desarrollo zonal. Ambos ejemplos los encontramos
en la Península Ibérica. En el Sur peninsular(21)
los balnearios aparecen al margen de las aglomeraciones cívicas
y de las redes principales de caminos. No se han testificado ciudades de
aguas (Aquae), lo que resulta revelador de que el desarrollo cívico
se realizó siguiendo criterios diversos a los expuestos en el apartado
anterior.
En la zona galaica, como veremos con detalle más adelante el
balneario se convirtió en algunos casos en el germen del desarrollo
comarcal y de la urbanización (por ejemplo en Chaves o en Orense).
En el primer caso los datos que poseemos de esos establecimientos termales
suelen ser mínimos, puesto que incluso su envergadura no los hacía
notorios. En el segundo caso, las testificaciones no solo las aporta la
arqueología o la epigrafía sino también los itinerarios
antiguos y otras fuentes escritas resultando por ello lugares conocidos
como encrucijadas de caminos y mansiones de descanso del viajero a nivel
general del imperio romano (en los itinerarios proliferan en ciertas zonas
del imperio -Africa, limes, zona galaica- las referencias a Aquae; la Tabula
Peutingeriana tiene viñetas especiales para representar las ciudades
de aguas que se repiten a lo largo de la obra conservada(22)).
4) Ciudades de aguas en la zona galaica: características generales.
La epigrafía termal nos da la pauta para comprender que los balnearios eran lugares de curación religiosa en la zona galaica. De los 20 balnearios en los tres conventus galaicos de los que tenemos constancia hay epigrafía votiva en 13 casos con más de un epígrafe en tres casos. Las divinidades presentes son las siguientes:(MAPA 2)
1) Divinidades indígenas:
-Coventina: Cohvetene en Guitiriz(23)
Cuhve en Santa Cruz de Loyo(24)
-Edovio en Caldas de Reis(25)
-Bormanico en dos inscripciones de Caldas de Vizella(26)
2) Ninfas en Caldas de Cuntis(27), Orense(28), Baños de Molgas(29), Baños de Bande(30), Chaves (dos inscripciones)(31), Caldelas (dos inscripciones)(32) y Bem Saude(33).
3)Divinidades de nombre romano:
-Fons en Boñar(34)
-Fortuna Balnearis en Fuente de la Mortera(35)
-Isis en Chaves(36)
El tipo de cura desarrollado en los balnearios galaicos no era mayoritariamente
la cura médica sino la religiosa. La importancia de las divinidades
de nombre indígena aclara que se trataba de una práctica
prerromana (máxime cuando en el resto de la Península Ibérica
no hay otros testimonios de cultos termales indígenas). Hemos de
suponer que existían instalaciones balneares antes de que los romanos
importasen sus soluciones arquitectónicas, desgraciadamente el conocimiento
de este tipo de restos es extremadamente dificil dada la calidad de los
datos arqueológicos de que disponemos (que contrasta por ejemplo
con los de los balnearios galos).
Las Ninfas resultan la invocación principal en contexto termal,
no solo porque eran una forma de culto comprensible por un mayor número
de personas (y comparable en un momento en el que las estructuras prerromanas
habían hecho estallar el marco gentilicio y local) sino porque resultaban
una opción sincrética no abstracta. Las Ninfas representaban
el manantial termal, no eran divinidades curativas de índole general,
sino que moraban en el agua y eran la personificación de la misma.
Otro rasgo específico del termalismo galaico es la profusión
e importancia de los centros. Es la zona peninsular en la que existe una
mayor concentración de instalaciones balneares y de lugares denominados
Aquae. El uso del agua termal, por lo que hemos visto era práctica
habitual en época prerromana y bajo el dominio romano los lugares
de aguas se convierten en algunos casos en centros de urbanización
y de organización de la red viaria. La complejización social
que define el modo romano de organización incide en la zona galaica
en la elección de lugares termales (que aparecen bajo la protección
de una divinidad) como lugares de consenso a la hora de crear un núcleo
rector a nivel zonal o comarcal. La toponimia romana deja claro que las
ciudades de aguas solían llevar la denominación del populus
en cuyo territorio estaban ubicadas (Aquae Celenae de los Cileni, Aquae
Querquennae de los Quarquerni, Aquae Flaviae de los Aquiflavienses) y en
algunos casos resultan a la larga las ciudades principales del territorio
de ese populus (como ocurre con Aquae Flaviae o Orense). La red de comunicaciones
se estructura en torno a estos centros, Aquae Flaviae se convierte en el
centro viario fundamental de la comarca de los aquiflavienses y el eje
Bracara-Asturica se define pasando por todos los lugares termales de la
zona (It.Ant. 428, 1-4: Aquis Oreginis (Baños de Río Caldo),
Aquis Querquennis (Baños de Bande), Salientibus (Baños de
Molgas)(37)
En resumen, el balneario en la zona galaica presenta unas características
que lo convierten en un lugar privilegiado en la estructuración
de la vida comunitaria, ya porque como centro curativo-religioso resulte
un lugar de atracción de gentes diversas y de interacción
cultural, ya porque en torno al manantial se forme una ciudad rectora de
un entorno extenso, como ocurre en Chaves o Orense.
5) Aquae Querquennae y el culto termal.
Aquae Querquennae auna varias de las características destacadas
en el apartado anterior. Es el centro principal de los Quarquerni(38),
lleva la denominación de una ciudad de aguas y es una mansio en
la vía de Braga a Astorga, en un territorio lleno de mansiones que
son balnearios. La ubicación en ella de una unidad militar compete
a otros capítulos de este trabajo por lo que se repasaran a continuación
los escasos datos que permiten conocer el balneario y el culto termal antiguo
en Baños de Bande.
Los vestigios del balneario romano resultan pobres y su estudio dificultado
por la ubicación actual del embalse As Conchas que ha hecho aumentar
el nivel de la capa freática imposibilitando el drenaje para realizar
cualquier actuación arqueológica. M. Diez Sanjurjo y F. López
Cuevillas (que realizó dos cortas intervenciones arqueológicas)
ofrecen datos de comienzos de siglo según los cuales había
restos de basas, fustes y capiteles romanos reutilizados en el balneario
moderno(39).
Mayor interés presenta la inscripción en granito dedicada
a las Ninfas aparecida en las proximidades de la fuente de aguas termales
de Baños de Bande, actualmente en el Museo de Orense(40)
que presenta el texto siguiente:
Se trata de una más de las testificaciones de culto a las Ninfas en una zona que se caracteriza por este tipo de monumentos (Orense, Chaves y Baños de Molgas en las proximidades).
Baños de Bande no presenta como balneario o como ciudad termal
la relevancia urbanística y rectora de Chaves ni la epigrafía
votiva de Caldas de Vizella pero queda singularizado por la ubicación
de una unidad militar cuya especificidad suple la falta de datos sobre
el complejo termal. En el campo de la hipótesis, puesto que la intervención
arqueológica en el balneario romano resulta impracticable, hemos
de pensar que en cierto momento y extrapolando el ejemplo de Badenweiler
el complejo termal pudo tomar un uso de tipo general (como terma utilizada
por un destacamento militar). La historia del balneario de Aquae Querquennae
presentaría por lo menos según esta hipótesis tres
fases. La primera sería la indígena, marcada por el prestigio
del culto termal que llevaría al surgimiento de una entidad cívica
ya en el momento de contacto y mutación cultural por la presencia
romana. La epigrafía nos ejemplifica ese momento de aculturación
al ofrecernos un testimonio de culto a las Ninfas (divinidades de nombre
romano pero de contenido tan concreto que poco difieren de las divinidades
anteriores, personificaciones del calor curativo del manantial) por parte
de un individuo con un nombre (Boelius) con rasgos indígenas. En
cierto momento, coincidiendo con el auge del campamento, el balneario debió
de ser utilizado como terma militar (cuando menos a ciertas horas o ciertas
partes del mismo) desgraciadamente no hay epigrafía en la que los
dedicantes sean soldados por lo que nuestra información pierde solidez.
Ademas el balneario debió de utilizarse como uno más de los
servicios que se ofertaban en la mansio al viajero; los pocos datos arquitectónicos
que conocemos avalan la romanidad del edificio (por lo tanto fue remozado
o reconstruido según normas romanas en cierto momento, coincidente
con la estancia de la unidad militar o en otra circunstancia).
Nos encontramos por lo tanto ante uno de los balnearios más
interesantes de la Península Ibérica y solo cabe dolerse
de la falta de sensibilidad a la hora de recopilar datos de los restos
que existían cuando se construyeron las instalaciones modernas y
de las circunstancias que impiden hoy en día la excavación
de la zona del manantial termal.
1. Vease E. de Ruggiero Dizionario epigrafico I, 1895 pags 572-580; Tomaschek/Dessau/Hübner (et alii) RE II,1, 1895 cols. 294-307 s.v. Aquae; lo más reciente sobre Africa es H. Jouffroy "Les Aquae africaines" Les eaux thermales et les cultes des eaux en Gaule et dans les provinces voisines (R. Chevallier ed.) Caesarodunum 26, 1992 pp.87-99.
2. Vease A. Rodríguez Colmenero Aquae Flaviae I. Fontes epigraficas, Chaves 1987 pp. 546 y ssgs.(citado en adelante Rodríguez Colmenero 1987). La problemática de las diversas denominaciones de la antigua ciudad la trató J.M. Roldán Itineraria Hispana, Madrid 1975 pp. 70 y 214.
3. Vease M. Mayer/I. Rodà "La questio d' Aquae Calidae" Fonaments 5,1985, pp. 182-185. Es posible que se trate en ambos casos de la misma ciudad, la actual Caldes de Malavella, aunque no se puede descartar completamente la hipótesis de Hübner que localizaba Aquae Calidae en Caldes de Mombui. Hay que tener presente que esa denominación es la habitual romana para las ciudades termales.
4. Plinio N.H. XXXI,32: "Est autem utilis sulphurata neruis, aluminata paralyticis aut simili modo solutis, bituminata aut nitrosa ... bibendo atque purgationibus" (vease el trabajo específico de Y. Brunies L' hydrologie de Pline l' ancien Tesis, Burdeos 1933), también Séneca Nat.Quaest. III,2,1: "Aut stant omnes aquae, aut eunt, aut colliguntur, aut uarias habent uenas. Aliae dulces sunt, aliae uarie asperae. Quippe interueniunt salsae amaraeque aut medicatae, ex quibus sulphuratas dicimus, ferratas, aluminosas; indicat uim sapor" (vease más detalles en A.M. Pierrot L'oeuvre hydrologique de Senèque le philosophe tesis, Burdeos 1947) o Vitrubio VIII,3,4: "Namque sulphurosi fontes neruorum labores reficiunt percalefaciendo exurendoque caloribus e corporibus umores uitiosos. Aluminosi autem, cum dissoluta membra corporum paralysi aut aliqua ui morbi receperunt, fouendo per patentes uenas refrigerationem contraria caloris ui reficiunt, et hoc continenter restituuntur in antiquam membrorum curationem. Bituminosi autem interioris corporis uitia potionibus purgando solent mederi" entre otros. Sobre el poder terapéutico del agua termal y mineral discutieron los médicos antiguos. Oribasio dedicó la mayor parte de su décimo libro al tema (vease M.F. Bourdy "Du bon usage médical des bains d' après Oribase" en R. Chevallier (ed.) Les eaux thermales et les cultes des eaux en Gaule et dans les provinces voisines, Tours 1992 pp. 31-38 o J.Y. Phelippaud Oribase et l'hydrologie au IV siècle Tesis Burdeos 1935); Sorano III,12,46 la prescribe específicamente para la histeria. En general se puede consultar la introducción médica del Dr. Percepied en L. Bonnard La Gaule thermale Paris 1908 pp. 23 y ssgs. o M.-T. Fontanille "Les bains dans la médecine gréco-romaine" en A. Pelletier (ed.) La médecine en Gaule. Villes d'eaux et sanctuaires des eaux, Paris 1985 pp. 15 y ssgs.
5. Así lo expresan por ejemplo Vitrubio VIII,3,1: "Haec autem ab natura perficiuntur his rationibus. Cum in imo per alumen aut bitumen seu sulphur ignis excitatur, ardore percandefacit terram quae est supra; sic autem feruidum emittit in superiora loca uaporem, et ita, si qui in is locis qui sunt supra fontes dulcis aquae nascuntur, offensi eo uapore efferuescunt inter uenas et ita profluunt incorrupto sapore" o Séneca Nat.Quaest. III,24,2-4: "Facere solemus dracones et miliaria et complures formas in quibus aere tenui fistulas struimus per decliue circumdatas, ut saepe eundem ignem ambiens aqua per tantum fluat spatii quantum efficiendo calori sat est; frigida itaque intrat, effluit calida. Idem sub terra Empedocles existimat fieri, quem non falli crede Baianis quibus balnearia sine igne calefiunt. Spiritus in illa feruens loco aestuarii infunditur; hic per tubos lapsus non aliter quam igne subdito parietes et uasa balnei calefacit; omnis denique frigida transitu mutatur in calidam nec trahit saporem et uaporario quia clausa praelabitur. También Oribasio X,3 aclara el poder mayor de los baños minerales naturales sobre los artificiales.
6. Antilo (en Oribasio X,3) especifica los medios de dar propiedades a un agua que no la tiene por medio de añadirle plantas medicinales. El agua termal natural además del calor poseía naturalmente esas preciosas propiedades curativas.
7. Que explica Vitrubio (V,11).
8. A. Grenier Manuel d'archéologie gallo-romaine IV,2 Paris 1960 pp. 460 y ssgs.
9. Se trata de una práctica habitual (así lo hace E. Brödner Die römische Thermen und das antike Badewesen Darmstadt 1983 o para la Península Ibérica aunque distinguiéndolas G. Mora "Las termas romanas en Hispania" AEA 54, 1981) que proviene tanto de la confusión terminológica antigua como de la solución arquitectónica dada a este tipo de edificios.Los romanos no acuñaron un término específico para referirse a los establecimientos que utilizaban el agua termal natural o el agua de propiedades curativas. Balineum y balneum, así como balnearius (TLL s.v.) provenían de un préstamo antiguo del griego to balaneion; las palabras latinas eran lauatrina (A. Ernout/A. Meillet Dictionnaire étymologique de la langue latine Paris 1979-4ªed.-p. 690) o lauacrum (ambas relacionadas con lauare y con un significado básico de lugares donde se realiza la limpieza higiénica) y todas ellas presentan la indeterminación de referirse a cualquier establecimiento o sala donde se realiza la práctica del baño.
Thermae es un término en uso en época imperial y se refería a grandes establecimientos donde se tomaban baños calientes sin distinguir si éstos eran calentados de modo natural o artificial (incluso se utilizaba para referirse a baños en agua de mar: CIL X, 1063: thermae aqua marina), en resumen un panorama terminológico sumamente confuso (vease al respecto el clarificador artículo de R. Rebuffat "Vocabulaire thermal" Les thermes romains.Actes de la table ronde organisée par l'EFR (1988) Roma, EFR 142, 1991 pp. 1 y ssgs y esp. 23 y ssgs.(citado en adelante Rebuffat 1991), que desgraciadamente no entra a tratar la problemática de los balnearios de aguas termales naturales). En cuanto a la solución arquitectónica en los grandes balnearios que aprovechan agua termal natural (como en Bath o Badenweiler) las técnicas constructivas eran las habituales en las grandes termas higiénicas, especialmente en Badenweiler,donde a pesar del agua curativa parece que el recinto se usó como terma militar. Pero muy diferente debió de ser el panorama en los pequeños balnearios, especialmente si reutilizaban edificios anteriores. No hay que olvidar que la práctica del baño termal higiénico es posterior a la utilización de las aguas termales naturales para fines curativos.
10. Un estudio reciente lo encontramos en Rebuffat 1991, pp. 1-32, con una selección exhaustiva de los documentos literarios y epigráficos para comprender las fases del baño termal higiénico romano y las diversas soluciones arquitectónicas para llevarlo a cabo.
11. Salvo que se tratase de un balneario que se utilizase también como una terma. Es posible que Badenweiler sirviese a la par como lugar de curación y lugar de desarrollo del baño higiénico. Desgraciadamente los datos que poseemos del balneario de Aquae Querquennae no son suficientes para hacernos una idea de su posible utilización, máxime cuando aparece en un contexto arqueológico general de tipo militar, además hemos de tener en cuenta que muchas instalaciones balneares debieron cambiar sus funciones y clientela a lo largo de los siglos.
12. A pesar de que el término, muy empleado por los arqueólogos no parece que tuviera una definición muy determinada ni siempre equivalente a la de sala del baño caliente en las fuentes antiguas (vease Rebuffat 1991 pp. 2 y ssgs.).
13. Los mejores ejemplos los tenemos en las Galias donde muchos balnearios utilizados en época romana siguen antiguos establecimientos de baños prerromanos (L. Bonnard La Gaule Thermale Paris 1908, esp. pp. 265 y ssgs.). Por desgracia en la Península Ibérica este hecho no se puede constatar documentalmente aunque el culto a divinidades termales indígenas no se entiende sin la contrapartida material del lugar donde realizar los baños.
14. Es lo que se desprende de las fuentes médicas (y de otro tipo) antiguas. La terapeutica podía consistir en la immersión total (la más testificada) o parcial (incluso la aplicación local como vemos en algunas estatuillas del manantial del Sena -S. Deyts Les bois sculptés des sources de la Seine, Gallia supl. 42, 1983, más datos en E. Thevenot Divinités et sanctuaires de la Gaule Paris 1968, p. 212- o la inmersión de las partes enfermas en recipientes ad hoc),la ducha (Celso 4,5), el baño de lodo (Plinio NH 21,6) y la inhalación-sudatorio (Estrabón 5,4,6: refiriendose a Baias; Celso 2,17).
15. Poseemos al respecto una testificación epigráfica en Gadara (Hammat Gader) fechada en el 455 d.C.(J. Green/Y. Tsafrir "Greek Inscriptions from Hammat Gader: a Poem by the Empress Eudocia and two Building Inscriptions" IEJ 32, 1982, pp. 77-91 = SEG 1982, num. 1502, pp. 414-416).
16. J.M. Alvarez Martínez Alange y sus termas romanas Badajoz 1973; F. Diez de Velasco Balnearios y divinidades de las aguas termales en la Península Ibérica en época romana Madrid 1987, pp. 165-179 (citado en adelante Diez de Velasco 1987) ; M.J. Perex/F. Diez de Velasco/C. Martín (et alii) "Modelo de ficha geoarqueológica para un inventario de los centros mineromedicinales en la época antigua y medieval en la Península Ibérica. Aplicación para el caso e Alange(Badajoz)" 2ª Reunión Nacional de Geoarqueología, Madrid 1992 (en prensa).
17. La epigrafía testifica la coexistencia en un mismo balneario de acciones de gracias realizadas por gentes de procedencia geográfica diversa y de origen social distinto, lo que demuestra el caracter cosmopolita de estos establecimientos en época romana. Para la época prerromana no contamos con exvotos en la Península Ibérica (a diferencia de lo que ocurre en las Galias) y no sabemos si es debido a la incompetencia de los que notificaron los hallazgos antiguos en balnearios o por que se realizaban en materiales perecederos y dificilmente detectables. El caso es que resulta imposible hacer una sociología de dedicantes en este tipo de material y el estudio debe basarse en otro tipo de argumentos, aunque siempre teniendo en cuenta que la existencia en época romana de dedicaciones a divinidades de nombre no romano presupone una práctica establecida anteriormente de algún tipo de acción de gracias.
18. Vease F. Diez de Velasco "Divindades indixenas das augas termais no extremo occidente hispano" Larouco 1, 1991, pp. 53-59, Diez de Velasco 1987, 35-44, id. "Balnearios y dioses de la aguas termales en Galicia romana" AEArq 58, 1985, pp. 71-74 (citado en adelante Diez de Velasco 1985) y id. "Divinités des eaux thermales dans le Nord-Ouest de la Prouincia Tarraconensis et dans le Nord de la Prouincia Lusitania: une approche au phénomène du thermalisme romain dans l'Occident des provinces ibériques" Les eaux thermales et les cultes des eaux en Gaule et dans les provinces voisines,(R. Chevallier ed.) Caesarodunum 26, 1992, pp. 140-142 (citado en adelante Diez de Velasco 1992).
19. Para Portugal J. Santos/M. Cardozo "Ex votos as Ninfas em Portugal" Zephyrus 4, 1953, pp. 53-68 (ciatdo en adelante Santos/Cardozo 1953). El fenómeno religioso del sincretismo en la figura de las Ninfas se estudia en Diez de Velasco 1987, pp. 45-48; Diez de Velasco 1985, p. 74; Diez de Velasco 1992, pp. 142-143.
20. Vease C. Martín "La estructura geológica de la Península Ibérica y sus aguas termales" Termalismo antiguo. Mesa redonda, Madrid (1991) UNED, 1992 (en prensa).
21. Vease F. Diez de Velasco "Aportaciones al estudio de los balnearios de Andalucía: la comarca Guadix-Baza (Granada)" Termalismo antiguo (nota anterior) apartados 2 y 3.
22. Desgraciadamente la mayor parte de la Península Ibérica correspondía a la primera hoja que está perdida y solo ha quedado en la siguiente la parte correspondiente al norte de la actual Cataluña donde aparece la viñeta de Aquae Voconiae.
23. F. Arias/P. Le Roux/A. Tranoy Inscriptions romaines de la province de Lugo Paris 1979, p. 87 num. 57.
24. F. Arias/P. Le Roux/A. Tranoy Inscriptions romaines de la province de Lugo Paris 1979, p. 88 num. 58.
26. La primera CIL II, 2402 = ILS, 4584a está mejor leida en M. Cardozo Catalogo do museu Martins Sarmento. Epigrafía latina Guimaraes 1972, II p. 26, num.22. La segunda presenta una lectura más completa en CIL II, 5557 (rectifica a 2403) = ILS, 4584b que en Cardozo (p. 27).
27. CIL II, 2546; J. Filgueira/A. d'Ors Inscripciones romanas de Galicia III, 1955, p. 40-42.
28. CIL II, 2527, lectura algo diferente en Rodríguez Colmenero 1987 num. 56 pp.101-102.
29. La línea 3 resulta confusa, la lectura más reciente es la de Rodríguez Colmenero 1987, pp. 98-99 num. 55 = HEp 2, 1990 num. 518 p. 156.
30. Vease el apartado siguiente.
31. La primera inscripción la recoge CIL II, 2474 en la lectura correcta. La segunda aparecida recientemente la ofrece como primer editor científico A. Rodríguez Colmenero Aquae Flaviae I. Fontes epigraficas, 2.recentissima adenda epigrafica Chaves 1988 num. 535 p. 178.
32. CIL II, 5572=2457 dice erróneamente que es una inscripción doble pero en el estudio específico sobre las Ninfas de la zona de Santos/Cardozo 1953 p. 60 se clarifica que son dos inscripciones idénticas.
33. Santos/Cardozo 1953 p. 63-66.
34. La última relectura es la de F. Diego Inscripciones romanas de la provincia de León, León 1986, p. 76-77 num. 60, fig. LIII = HEp 1, 1989, num. 385.
36. SIRIS p. 321 num. 759. A. García y Bellido Les religions orientales dans l'Espagne romaine Leiden 1967 (EPRO 5) p. 112 num. 9; AE 1944 num. 277; 1951 num. 277; 1956 num. 255; Rodríguez Colmenero 1987 p. 128 num. 73. Vease F. Diez de Velasco "Invocaciones a Isis en ciudades de aguas (Aquae) del occidente romano" Homenaje a Alvarez de Miranda Madrid 1993, pp. 153-162 donde se calibra el papel de Isis en contextos termales.
37. Desde E. Fernández Guerra Contestación al discurso de recepción en la real academia de la Historia de D. E. Saavedra Madrid 1862 p. 85 se fijan las mansiones antiguas en estas ubicaciones modernas, más datos en M. Estefanía "Vías romanas de Galicia" Zephyrus 11, 1960 p. 28 o J.M. Caamaño "Las mansiones de la vía 18 en su tramo orensano" Gallaecia 3-4, 1979, pp. 118-120 y "Las vías romanas" Prehistoria-Historia Antigua col. Galicia-Historia p.400.
38. Que aparecen como una de las civitates del padrón de los pueblos CIL II 2477=5616, Rodríguez Colmenero 1987 pp. 549-569.
39. M. Diez Sanjurjo "Los caminos antiguos y el Itinerario de Antonino en la provincia de Orense" BCMOrense 2, 1905 p. 319 y sobre todo F. López Cuevillas "La mansión de Aquis Querquernis" BCMOrense 6, 1922 p. 425. Vease más datos en Diez de Velasco 1985 pp. 80-81; Diez de Velasco 1987 pp. 121-125. Los datos más antiguos como los que ofrece J. Cean Bermudez Sumario de las antigüedades romanas que hay en España Madrid 1835-6 p. 216 son más confusas y difíciles de contrastar, sobre todo en lo que atañe al balneario.
40. Ephemeris Epigraphica IX p. 103 (rectifica CIL II, 2530); B. Osaba "La epigrafía romana del Museo Arqueológico de Orense" MMAP 9-10, 1948-1949 p. 99; Rodríguez Colmenero 1987 num. 57 pp. 102-103 (con mas bibliografía).