A pesar de la variedad de contenidos, parece existir un nombre genérico
que engloba el conjunto de himnos: "fórmulas de glorificación";
y un título, aunque sea parcial: "Libro de proclamar justo a
alguien en el Reino de los Muertos". Se trata de un reconocimiento
de que estos textos (spells(3) =
Sp.) forman parte de una unidad, aunque ésta sea muy amplia e inconexa.
No hay narraciones con una estructura completa, como a la que estamos acostumbrados,
de exposición/desarrollo/conclusión. Así, por ejemplo,
los diálogos con el barquero que atraviesa las regiones celestes
empiezan directamente por la respuesta a sus preguntas, que no son recogidas.
La mayoría de los Sp. tienen una finalidad práctica en
la segunda vida y en consecuencia algunos mencionan su utilidad,
pero no describen lo que se va a encontrar el alma del difunto en ella.
Como ya señaló Müller: son para el Más
Allá, no sobre él(4).
En su concepción general manifiestan una profunda preocupación
por peligros innotos y un clima de desesperanza que se intenta contrarrestar
con la posesión de estas fórmulas mágicas.
Esos terrores se comprenden mejor cuando se ve que, al igual que en
los TP, una buena parte de los textos se refieren a los desplazamientos
del difunto por el Otro Mundo, con las pruebas de sabiduría a las
que debe enfrentarse, la travesía de los accidentes geográficos
celestes (Canal Sinuoso, Colinas de Horus, de Seth, etc.), y la llegada
junto a Re o junto a Osiris, con los que compartirá la eternidad.
En esta situación, es fácil comprender que el conocimiento
de esas regiones, de su población de dioses y genios, buenos y malos,
de las fórmulas mágicas que los aplacaban eran esenciales
para poder moverse sin daño. Ese valor se ve confirmado por la aparición
de una serie de composiciones en las que su concepción del Más
Allá ha sido mejor sistematizada, y el texto ligeramente descriptivo
se complementa con dibujos, de modo que el alma del difunto disponga de
una guía para su viaje(5). El conocimiento
tan preciso que aparentan tener de esas regiones, a pesar del carácter
ficticio de su topografía, resulta así muy atractivo.
La relación que se establece entre texto e imágenes resulta
también significativa del cambio de función que se ha otorgado
a los libros funerarios. Mientras que los TP eran -probablemente-los himnos
que se recitaban durante los funerales reales, las guías del Más
Allá son, en muchos casos, indisociables de sus viñetas,
pues no son más que un comentario al dibujo, por lo que su recitación
resultaría incompleta y en consecuencia, dudosa si no inútil(6).
Los textos geográficos se pueden dividir en varias categorías:
. aquellos que tratan una región concreta (Campo de Cañas, Campo de Ofrendas, Campo de Thot);
. un texto que recoge una planimetría muy amplia de las regiones infernales pero que se centra sobre todo en sus vías de acceso (Libro de los Dos Caminos = L2c);
. aquellos que se concentran en algunos aspectos determinados de los
lugares míticos: entradas (Sp. 336), guardianes, etc.
A ellos hay añadir algunas otras descripciones aisladas. Éstas
aparecen en encantamientos que tienen una función diferente, pero
que mencionan de modo tangencial tanto el aspecto o la finalidad de las
distintas zonas donde circula el alma del difunto (unas presentes en aquellas
cartografías, otras desconocidas salvo por estas alusiones), como
sus demonios guardianes.
En las siguientes páginas sólo se presentarán las
regiones de las tres primeras categorías. Este breve corpus no está
cerrado. Hace ya una década, entre los manuscritos de A. de Buck
en Leiden, aparecieron seis fotografías de otra cartografía
que no fue incluida en la publicación de los CT, un papiro hierático,
aún sin nombre, del que se desconoce la procedencia y la colección
en que se conserva; no obstante, por el análisis paleográfico,
ha sido fechado en la dinastía XII(7).
CAMPO DE CAÑAS
Conocido a través del Sp. 404, y del 405 que es una variante
del anterior. Ambos se dividen en tres partes muy diferentes: en la primera
el difunto atraviesa un número no especificado de puertas; la segunda
es una invocación al barquero del Campo de Cañas seguida
del catálogo de las diversas partes de la barca; la tercera es una
última invocación seguida de un colofón que promete
libertad de movimientos y tierra arable a todo el que conozca esta fórmula
mágica.
El texto comienza por un título genérico, "Fórmula
para descender al Campo de Cañas"(8).
De acuerdo con él este lugar podría ser el destino de los
muertos. Pero esta interpretación se ve refutada por la tercera
parte del Sp. y en especial por el colofón general, que garantiza
a quien posea la fórmula la posibilidad de abandonar el Campo de
Cañas y salir al día. La única forma de resolver esta
incoherencia es concluir que el Sp. 404, tal como ha llegado hasta nosotros,
es el resultado de la unión de tres textos distintos correspondientes
a las tres secciones que lo componen.
La primera parte está formada por una serie de diálogos con una estructura predeterminada, que no se repite completa en todos:
a) una descripción de la puerta que hay que atravesar y en algún caso de su guardián, con un primer discurso de éste;
b) la alocución del difunto en la que revela su familiaridad con el nombre y el carácter del guardián de la puerta, lo que le da derecho a pasar;
c) el permiso es pronunciado mediante una fórmula que se repite
con ligeras variaciones: "Avanza pues, ven, espíritu-3
(transfigurado), hermano mío, al lugar sobre el que tienes conocimiento".
Se conservan los diálogos en seis puertas, pero como ya se ha
señalado, el inicio es una reconstrución de los escribas
y en un caso, B7C, se comienza por un sujeto plural, "ellos
dirán", que no se corresponde con el genio gg
que encabeza el texto en otras copias. En consecuencia, podría haber
una séptima puerta con más de un guardián, lo que
coincidiría con las que presenta el Libro de los Muertos
(= LdM), capítulos 144 y 147, aunque con nombres diferentes(9).
Las dos primeras partes están unidas por un texto de transición.
En él se sigue la misma estructura que en la primera, con la negación
pronunciada por la orilla del Canal del Campo de Cañas(10)
a que N.(11) ande sobre ella, pero la demostración
de sabiduría de éste citando sus nombres correctos le hace
merecedor del permiso a que transite por allí. Con esto el difunto
se encuentra ante el canal de agua que une las diversas regiones del Más
Allá.
La segunda parte comienza por un título independiente: "(Fórmula)
para llamar al barquero del Campo de Cañas" (B10C).
Le sigue una alocución de N en actitud sumisa a los dioses que están
en la orilla opuesta y, tras ella, un largo catálogo de las diversas
partes de la barca en forma de un interrogatorio, en el que el difunto
demuestre conocer los nombres mágicos de éstas:
"-(Di mi nombre! dice la cuerda de proa.
- Oh, esta trenza de Isis que Anubis ha impregnado con la labor de un embalsamador.
- (Di mi nombre! dice la estaca de amarre.
- Señora del Doble País en su capilla es tu nombre".
Es posible que estas preguntas tengan lugar cuando el difunto está
ya navegando, pues la última la hace una ribera y la siguiente alocución
(tercera parte) parece llevarse a cabo ya en el Campo de Cañas(12).
El origen de estos catálogos está en listas auténticas
compiladas para ayudar a montar barcas, por ejemplo, las que se transportaban,
despiezadas, por tierra desde el Nilo hasta el mar Rojo.
La tercera parte pone fin al Sp. 404, pero es también un texto
completo en sí mismo que funciona independientemente en algunos
sarcófagos (B3L). Se trata de una invocación a
una serie de divinidades, "los dioses que están por escrito",
que pueden ser tanto las distintas partes divinizadas de la balsa, previas
a esta sección, como los habitantes del Campo de Cañas, en
especial cuando el texto funciona de forma autónoma. En su discurso,
N. se asegura la posibilidad de hablar, la posesión de alimentos,
un lugar ante el gran dios y no ser alcanzado por los rebeldes.
El Sp. termina por un colofón que promete tierra arable (para
la producción de alimentos funerarios) y movimientos (a través
de todas las metamorfosis que el difunto desee realizar) en el Campo de
las Cañas.
Esta promesa de recobrar el movimiento debe ponernos en guardia acerca
de la idea que se formaron los egipcios de en qué consistía
una segunda vida deseable. Podría pensarse que estos campos,
residencia para difuntos, son la meta definitiva del viaje por el Más
Allá, el lugar donde poseen todo lo que puedan necesitar -excepción
hecha de la verdadera vida, que es explícitamente, lo más
deseable-. En este aspecto, no comparto por completo la opinión
de D. Müller quien cree que el colofón parece más apropiado
para esta última sección que para el conjunto del Sp. 404.
En efecto, el colofón se refiere sólo a la alocución
final del difunto, por lo que tiene más sentido cuando la tercera
parte se usaba como texto independiente, pero su significado es válido
para éste y para cualquier otro Sp. de los CT que haga referencia
al viaje del difunto: habitar esos paraísos es muy bueno,
pero aún lo sería más salir al día con una
verdadera vida.
CAMPO DE OFRENDAS, o CAMPO DE(L DIOS) HOTEP(13)
En contraposición a los textos del Campo de Cañas, que
han aparecido en sarcófagos procedentes de distintas localidades
-lo que indica que era una tradición extendida por todo Egipto-,
los Sp. del Campo de Hotep sólo se conocen por versiones aparecidas
en el-Bersha, la necrópolis de Hermópolis. La ciudad de Thot
se caracterizó por su fecundidad creativa en materia religiosa.
A ella se deben seguramente no sólo buena parte de estas cartografías
del Más Allá sino también toda una colección
de himnos y una cosmogonía propia, la Ogdóada hermopolitana(14).
Su descripción nos la proporciona un número reducido de
Sp. (464-468)(15). El más llamativo
es 466, un plano con campos, islas (?), canales, etc., sobre los que se
ha escrito su nombre. Este Sp. es la versión más antigua
del capítulo 110 del LdM, mal conocido como los Campos Elíseos
egipcios.
Tal como han llegado a nosotros, los cinco Sp. presentan al menos tres versiones diferentes del Campo de Ofrendas:
a) 464, suficientemente diferenciado de los demás como para poder corresponder a una tradición particular;
b) 465, del que el estado incompleto no permite obtener más conclusiones que su origen también independiente; y
c) 466-467/468 que son variantes o redacciones diferentes, pero responden
a una misma tradición.
En consecuencia, y aunque les demos un nombre común, estamos
ante tres visiones distintas del mismo lugar, como si se mirase desde tres
perspectivas diferentes o ante tres lugares distintos a los que se ha dado
la misma denominación.
En 464 se identifica N. a Hotep, lo que le permite remar en los canales
de su Campo y alcanzar sus ciudades, es decir, sin necesidad de barquero
y por tanto con esa libertad de movimientos que tanto preocupaba a los
egipcios. Tras esta declaración el Sp. continúa la enumeración
de posibilidades que proporciona el lugar: la fuerza de la palabra del
difunto le defiende del poder de otros espíritus, él es fuerte,
y en el Campo puede comer, beber, arar y segar las tierras, no muere, recobra
su poder sexual y sin reproches ni preocupaciones su corazón puede
ser feliz.
465 insiste sobre la libertad de movimientos pero no aporta más
datos que la posibilidad de hacer en este Campo cualquier cosa, como las
que se tiene costumbre de hacer en la Isla de la Llama, "donde no hay
ningún grito, donde no hay nada malo".
466 es el plano que ilustra los distritos, islas y ciudades del Campo
de Hotep, con dos formas ligeramente diferentes (cf. ilustraciones 1 y
2(16)) y una variante sin escritura. Los
textos son brevísimos. La mayoría se limita a dar el nombre
del lugar representado y sólo algunos añaden pequeñas
informaciones adicionales, como X: "Canal de la hipopótama blanca.
Es de mil codos en su longitud; no dice nada de su anchura (sic). No
existe ningún pescado ni serpiente en él". Pero lo normal
es que se mencione, escuetamente, el nombre del lugar; por ejemplo, I,
II y III llevan escritos respectivamente los nombres de qnqnt
"el lugar del combate", tpt "el lugar de las ofrendas",
y wrt "la grande", seguidos de IV en rojo, que es
el título del Sp. -suelen escribirse en este color-: "Ser Hotep,
Señor del Campo (La brisa
(de vida) está en su nariz! (Él
no puede morir!".
467 y su variante 468 explican la función que cumplen algunas
de estas regiones para el difunto transfigurado que ha llegado hasta ellas.
Tal vez lo más llamativo de las actividades que realiza el difunto
en los campos del Más Allá sea su carácter cotidiano,
casi prosaico: comer, beber, arar y segar cereales, etc. Ninguna de las
creaciones más significativas de la civilización está
presente. Incluso parecería un retroceso a situaciones socialmente
menos estratificadas -(la nobleza
trabajando los campos!- si no fuera porque sabemos que sólo algunos
privilegiados tienen derecho a las fórmulas funerarias. Ni siquiera
es posible establecer una jerarquía de valores entre las labores
"agrícolas"(17) y las "lúdicas".
En el L2c hay otra mención de este campo. No obstante, y significativamente,
todos los sarcófagos que poseen el Campo de Hotep poseen también
el otro texto, por lo que no hay duda que se entendía que una imagen
complementaba a la otra.
CAMPO DE THOT
Es la guía peor conocida, pues toda la información que
tenemos de ella procede de una única fuente, G1T, un sarcófago
encontrado en Gebelein, en el Alto Egipto, y por tanto muy meridional respecto
al conjunto de los CT. Consiste en una representación muy esquemática
del Campo con anotaciones junto a los dibujos que los describen mínimamente
(Sp. 649-654). El estado de conservación de los textos es sólo
correcto, por lo que son legibles pero con dudas. Por el contrario, su
contenido y el significado del dibujo están mucho menos claros.
La viñeta empieza por once puertas colocadas en vertical (cf.
ilustración 3, a la izquierda), tras las cuales se escriben los
nombres de sus once guardianes. Se trata de genios con forma de carnero,
cocodrilo, león, cinco leonas, serpiente, chacal y un último
de mensajero(?)(18). Los nombres
aparecen escritos mediante un logograma, de forma que son al mismo tiempo
representación figurada del personaje y parte del texto, que es
una invocación para que permitan el paso a N. Barguet los relaciona
con unos akeru del cielo superior que son mencionados en el Sp.
que precede al plano. La idea parece coherente, pues la ordenación
de los textos en las paredes de los sarcófagos nunca es arbitraria(19).
Los akeru serían los seres divinos que guardan los caminos
en el cielo del norte. Ante ellos el difunto se ve obligado a identificarse
con varias divinidades (una en cada caso) cuyos poderes le permiten atravesar
las puertas sin daño.
A continuación se muestra un río de fuego, representado
como un laberinto de cauces semicirculares prolongados en una línea
horizontal que atraviesa la viñeta por su centro. Entre los meandros
se incluye un diálogo entre N., que según sus palabras viene
cargado con fuerza mágica de la Isla de la Llama y el río:
"- )Por qué camino, de entre estos caminos, (quieres) pasar sin daño?
- Por el que está en medio, Maat.
- (Pasa por el único que deseas!
(Y el texto termina advirtiendo) (Pon
atención a lo que él te ha dicho! (Que
haya exactitud en eso!"
El río aparece vigilado a su vez por ocho guardianes amenazadores
de formas muy extrañas, con el nombre escrito junto a ellos, que
se ven por encima y por debajo de él. Aparte de la diferencia en
el número, no se corresponden ni en forma ni en onomástica
con los akeru de las once puertas.
Sobre el río de fuego, de derecha a izquierda, aparecen:
. Siete edificios que recuerdan, por su forma, los altares de los dioses, y bajo los cuales se dice: "Éstos son los ipwt(20) del Campo de los dioses en el que Re come uvas con su séquito".
. Un texto en líneas verticales que explica lo que representa la viñeta: "Éste es el Campo de Thot y lo que hay en él; todos los bienes que están en él pertenecen a los que conocen esta fórmula mágica".
. Y tras esta afirmación se representan, muy esquemáticamente,
dieciséis casas, ocho altares portátiles y ocho espigas,
sobre un texto que explica: "Éstos son los k3r(21)
de sílex en su viento(?)".
La viñeta concluye, por el lado izquierdo, con dos textos. El
de la mitad superior saluda a la diosa Sekhmet y da una conclusión
que puede tal vez entenderse como colofón de la viñeta en
la que se expresan los mismos deseos que ya veíamos en el del Campo
de Cañas. El texto de la mitad inferior no tiene un significado
claro, pero parece insistir en otorgar movimiento al difunto, en este caso
mediante dos barcas divinas. Ante una segunda vida que parece proporcionar
posibilidades restringidas de placer, la insistencia en la posibilidad
de movimientos y en obligar al cuerpo a trabajar y ejercer los sentidos
parece una forma de forzar al hombre a que olvide la rigidez del cuerpo
momificado.
SPELL 336
Se trata de la descripción de un grupo de puertas que dan acceso
a una serie de caminos. Se ha conservado una única versión
en B1L, sarcófago interior de Gua, jefe médico del nomo XV,
en cuya necrópolis, el-Bersha, ha sido encontrado. La fórmula
es relativamente breve, y aunque se concentra sólo en tres pórticos
ha sido considerado por Borghouts(22) el
precedente del Libro de las Puertas del Imperio Nuevo.
El texto comienza abruptamente, sin título ni preámbulo.
El Sp. se reduce a la mención de los pórticos y lo que se
dice de ellos, a partir de una estructura prefijada: definición
de la construcción, con su nombre, descripción, y eventualmente
otros particulares; nombre y alocución al guardián; sala,
con su nombre y descripción; los guardianes de la sala y otros ocupantes
-esta sección sólo aparece en el tercero-; por último
cada portada termina con una serie de invocaciones que aparecen también
en otro Sp.
El primer pórtico se describe rodeado de fuego, de modo que las
llamas mantienen alejados a todos los seres. Su guardián tiene rostro
de perro y piel de hombre, y se denomina "Aquel que guía su cuerno
y que está en el lugar misterioso".
El segundo pórtico, "Aquel de altos cuernos, señor
de los atributos reales", está coronado por ureos en su parte
superior, cobras cuyo aliento es de fuego. Su guardián es "Malvado
es su aspecto, en el que arde una gran llama". El texto prosigue con
una llamada a Herishef para que proteja al difunto.
El tercero se llama "Pórtico de miembros", está
precedido por un número no determinado de oficiales y es imposible
acercarse a él pues está rodeado por cuatro ríos de
llamas, el primero de fuego, el segundo de un calor tórrido, el
tercero es el aliento inflamado de la boca de Sekhmet, y el cuarto es el
Nun -el Abismo primordial-. Concluye con la descripción de la asamblea
de dioses que se alcanza tras el tercer acceso.
En su laconismo el texto parece carecer de un significado claro y no
ser más que otra de las oscuras referencias que abundan en los CT.
Pero Borghouts ha mostrado su importancia, dando además la pauta
del modo en que han de leerse estas fórmulas mágicas: incluidas
en la secuencia general de Sp. en cada pared de un sarcófago(23).
Así, en la pared frontal de B1L encontramos:
464-466: el Campo de Hotep que ya hemos visto.
187-194: fórmulas en las que N. se niega a comer excrementos y proclama su derecho a poseer ofrendas dignas de un dios. Con ambos grupos de textos el difunto se asegura el acceso a las regiones bienaventuradas y sus provisiones.
336: los tres pórticos, que parecen dar acceso a otras vías más alejadas.
94-97: insisten sobre la posibilidad de abandonar el Más Allá y salir al día; con alusiones a la apertura de puertas y al paso ante sus guardianes.
515: se pide a Gueb -el dios Tierra- que abra sus mandíbulas. Con estos Sp. también la tierra se hace accesible.
619-620: ascenso y llegada al cielo.
503: vuelve a insistir sobre la obtención de cualquier deseo
y movimiento que N quiera tomarse en el Más Allá.
En conclusión, encuadrado el Sp. 336 en el contexto en que se
escribió, se convierte en un punto crucial en el tránsito
entre el Más Allá y la tierra a la que regresa el difunto
a voluntad.
EL LIBRO DE LOS DOS CAMINOS
El L2c se considera tradicionalmente parte integrante de los CT, y ha
sido publicado junto a ellos, pero es una unidad en sí mismo. El
texto se ha conservado completo con cierta seguridad(24).
Sus fórmulas nunca han aparecido independientes, mezcladas con otros
Sp. sobre las paredes del sarcófago. Para los mismos egipcios se
trataba de un conjunto cerrado, como se muestra, entre otras cosas, en
que posee un colofón propio en una de las versiones: "Esto es
lo que hay hasta el final del libro".
La primera característica, y sin duda la más llamativa,
es que se incluye en el interior de una enorme viñeta, una especie
de retícula con compartimentos e ilustraciones, que marca las pautas
de colocación -y en consecuencia de lectura- de los textos. Este
dibujo se encuentra, en casi todos los ejemplares conservados, en el fondo
de los sarcófagos. La momia se depositaba, pues, de modo real -y
mágico- sobre el mapa. Uno de los compartimentos incluye dos caminos
zigzagueantes que han dado nombre al conjunto. No obstante, no es muy correcto,
pues esos caminos son tan importantes como cualquier otra de las regiones
míticas representadas.
Todos los sarcófagos con ejemplares del L2c han aparecido en
un sólo lugar, el-Bersha, la misma necrópolis que ha proporcionado
la casi totalidad de guías del Más Allá.
Se inicia con una serie de fórmulas para facilitar la navegación
de la barca de Re, inscrita en un círculo de fuego -en realidad
un rectángulo- que representa la cabina. Se menciona la tripulación
que la ocupa, miles de navegantes, en proa y popa. El difunto se identifica
con Re, y en la nave asciende hacia Nut, la diosa-cielo.
A continuación vienen unas fórmulas en las que se exhorta
a los reptiles del Otro Mundo a declararse vencidos ante N., y se especifica
que los caminos que siguen son los de Osiris, y están en los confines
del cielo. "El que conoce esta fórmula se encuentra en las cercanías
de Thot, y puede llegar a cualquier parte del cielo donde quiera ir; el
que la desconoce no podrá alimentarse en su mesa de ofrendas y su
maat no existirá".
La entrada se hace por una puerta de fuego junto a la que se halla un
demonio cuyo nombre significa "Aquel que rechaza a los ignorantes(25)",
y tras él una región de fuego y otra de tinieblas.
El camino azul está bordeado en toda su longitud por demonios
armados con cuchillos, a los que el texto relaciona con ciudades, figuradas
como capillas habitadas por estos genios de fuego: El de Rostro en Llamas,
El de Voz Potente, El que es Hostil, El de Rostro Torvo, etc. Al igual
que ante el primero, N. pasa sin pararse ante ellos por la virtud de los
encantamientos que sabe recitar. Entendemos que el viaje por este camino
es una travesía del cielo nocturno pues el difunto lo recorre en
compañía del dios Thot (Luna) y se identifica incluso con
él. Termina con la mención de una serie de regiones: el
lugar de las plantas, el lugar de los terrenos, el lugar de la arena, el
lugar de la arcilla, la casa del que vive junto al río, y por
último: "Esta es la entrada que está por encima de los
Cuatro Estanques". Desconocemos qué representan. Entre ellos
se menciona también el Campo de Ofrendas, en el que N. actúa
como asistente o secretario de Thot y cocina para Osiris(26).
Las dos zonas están separadas por un canal de fuego: Aatiu, del
que se explica que nadie puede entrar en él, sin excepción
alguna.
Figurado por debajo del canal, el camino de tierra, negro, parece consistir
en un dique sinuoso bordeado de lagos también guardados por genios.
El difunto camina en compañía de Re, sol nacido en el horizonte,
al que él mismo se identifica, por lo que esta travesía se
hace por el cielo diurno. Curiosamente, si bien en el canal de agua no
se habla de ningún barco, aquí se menciona la barca solar
como medio de transporte, aunque el camino sea de tierra; en las creencias
egipcias las divinidades se mueven siempre en barca, lo que es lógico
en un país en que éstas eran imprescindibles para cualquier
desplazamiento.
Ninguno de estos términos, ni los topónimos ni los nombres
de los demonios tiene paralelos en otros textos funerarios, hasta donde
yo conozco. Esto puede deberse a que las referencias se hayan perdido,
pero también hay otra posibilidad. Según E. Hornung el concepto
egipcio de dios se caracteriza por lo que él califica como lo
uno y lo múltiple, es decir, una deidad puede desdoblarse en
muchas otras que personifican cada una de sus diversas funciones(27).
Alguna de estas personificaciones puede llegar a adquirir gran importancia,
pasando a formar parte del panteón de alguna ciudad o incluso, por
un proceso de sincretismo con otra divinidad, convertirse en grandes dioses
a su vez. La alocución del difunto con la que termina la sección,
sus palabras de triunfo, empieza diciendo: "Yo soy Aquel de múltiples
rostros, Aquel que hace oir la voz del cielo, que ofrece Maat a Re y rechaza
a[l demonio] Apopis, que abre el firmamento". Yo plantearía
la posibilidad de que si no se encuentran referencias paralelas para los
topónimos o los genios es porque son desdoblamientos de un lugar
mítico o de una deidad infernal. El problema, no resuelto, sería
saber de cuál o cuáles.
Rosetau, el ámbito donde se extienden los dos caminos, nos permite
ilustrar la relación entre mito y realidad. Su nombre significa
Apertura de ligaduras y es el término con que se designa
en general a las necrópolis, y en especial al cementerio por antonomasia,
el de Guiza. Pero al entender las cámaras subterráneas y
los pozos de las tumbas como entradas al Otro Mundo, Rosetau pasó
a denominar también el umbral del reino de los muertos, la región
que le daba acceso.
El siguiente compartimento presenta tres ríos de fuego que dividen
esta región en tres zonas pobladas por geniecillos, cuyos nombres
se señalan. Los guardianes parecen estar en relación con
la región siguiente, especialmente sagrada, por lo que necesita
protección extra. Ésta se multiplica con la representación
de los caminos de Rosetau, que aquí son de tierra y de agua (orden
inverso al de la sección precedente). Sólo los que los conocen
pueden encontrar su ruta, pues son muy elevados y sus muros son de sílex(28).
A continuación aparece otro grupo de demonios que en esta ocasión
llevan serpientes en las manos, los Agachados. El texto bajo ellos
es una exhortación a hacer una senda de luz a N. Es significativo
calificar así al camino, pero no es tan sorprendente si recordamos
que las puertas son de tinieblas, y que según la cosmogonía
de Hermópolis uno de los cuatro principios anteriores a la Creación
fue la oscuridad.
Los Agachados parecen proteger la entrada de un lugar especialmente
sagrado, que todos los sarcófagos esquematizan, pero sin dejar de
señalar de alguna forma su elemento central. El mismo texto egipcio
lo describe, y su importancia es tanta que la tinta utilizada es roja:
"Éste es el objeto que está en la oscuridad, y todo espíritu
transfigurado que lo conoce vive entre los vivientes. El fuego lo rodea;
encierra las linfas de Osiris. Todo hombre que llegue a conocer esto, no
puede morir, jamás, desde que sabe lo que es Rosetau. Impenetrable
es Rosetau desde que ellas cayeron aquí". La htmt
aparece representada como una jarra cerrada y sellada que guarda la esencia
misma de la divinidad, los humores que según la leyenda brotaron
cuando Osiris fue despedazado por su hermano. En los TP se identifican
con el agua del Nilo en su crecida, lo que significa fertilidad y abundancia,
en definitiva un símbolo de vida como en este texto.
El muerto entra entonces en los dominios de Thot, el Castillo de
la Luna, un espacio cerrado cuya entrada se presenta como un porche
monumental con sendas columnas a los lados. N. parece actuar como capitán
de la barca solar. Junto a él está Isis como representación
de Maat, abominación de las tinieblas, instalada en la proa
para guiar la nave en la travesía del cielo, "hacia aquel que
atraviesa el lago del cielo nocturno, mientras se escucha la voz del monstruo
sobre la gran llanura septentrional de las extensiones celestes". Ese
ser es seguramente Apopis, el rival de Re que intenta en vano retener su
barca y es eternamente vencido(29).
El plano del Castillo de la Luna permite varias lecturas. Aceptando
con exactitud el dibujo de los sarcófagos, es un lugar dividido
en dos por un pasillo central llamado El camino de Thot hacia la Mansión
de Maat, sobre el que se abrían varias cámaras. En el
interior de ellas se representa en algunos sarcófagos la barca misma,
con el dios rodeado de ureos, como se describe en las epifanías.
Re se prepara a salir al día, sobre la barca de la noche, representado
mediante el signo jeroglífico del escarabajo, el del dios Khepri,
Aquel que viene a la existencia, es decir, el Sol al alba.
La parte más interesante debía de ser la sala de la barca,
seguramente el santuario del castillo, y verdadero hogar de Maat. El texto
que le sigue, el más largo del L2C es un himno a la gloria del orden,
la calma y la luz, en definitiva a la Creación en tanto que contraria
a las tinieblas.
La siguiente sección empieza por un auténtico dispositivo
de defensa: cuatro puertas con su guardián en los umbrales de aspecto
deforme y aviesas intenciones. Frente a ellos existe el peligro adicional
de que la barca quede parada en aguas dormidas, pero no será
así porque el texto especifica que N. va al timón de la barca,
lleva sobre sí a Maat y está Horus para protegerlo del ataque
de Aquel de garras afiladas y aliento inflamado que ataca en una región
de tinieblas.
A continuación se llega a tres puertas de fuego con sus protectores,
que se alimentan de aquellos que quieren pasar ante ellos sin saber recitar
las fórmulas. El difunto se identifica con Horus el Antiguo, dios
cuyo ojo derecho es el Sol y el ojo izquierdo la Luna; se insiste aquí
en la doble posibilidad (paralela a los dos caminos) que tiene el muerto
de acompañar al Sol o a la Luna en su viaje cotidiano. La importancia
dada a la Luna se debe sin duda a que los textos fueron creados en Hermópolis,
ciudad santa de Thot. Por medio de esta identificación quedan situadas
bajo su dependencia las otras dos entidades entronizadas en sus
barcas respectivas.
Primera barca: el texto lateral lo define como: "Éste es el
lugar de frescor del cielo del pabellón divino (...) Lugar del espíritu
bienaventurado que no puede morir jamás. No hay ningún dios
que conozca otro más eminente que él". Pero bajo la barca
se explica: "Éste es el lugar de un espíritu transfigurado
que sabe cómo entrar en el fuego y atravesar las tinieblas (pero)
que no tiene el conocimiento para subir a este cielo de Re-Horus el Antiguo,
en el cortejo [de Re-Horus el Antiguo,] en medio de las ofrendas, en el
horizonte de Re-Horus el Antiguo". Parece por tanto una especie de
purgatorio en el que residen los que saben determinadas fórmulas
pero no tienen conocimientos suficientes para llegar al lugar más
sagrado del cielo, que es la barca de Re, el dominio de la luz.
Resulta muy significativo de la mentalidad del periodo en que se crearon
los textos, una sociedad con perspectivas a escala humana y alejada de
los conceptos grandilocuentes del Reino Antiguo.
El siguiente espacio tiene dos partes. La superior, el Castillo de
Osiris, no se describe, salvo la mención de que está
rodeada por agua, lo que hace de ella una isla, en la que se encuentra
Osiris resucitado. Sus miembros dispersos tras el asesinato por Seth han
sido reunidos gracias a la intervención de N., quien ha colaborado
en esta labor esperando recibir a cambio un trato similar para sí
mismo, y que su cuerpo sea conservado tras la momificación y resucitado
por Osiris.
Este mismo significado parece tener la isla que está por debajo,
en que se representa la barca del dios Sepa, un ciempiés cuyo culto
está en relación con el del Nilo.
Finalmente el L2c termina como empezó, con el muerto identificado
a Thot y presentándose ante Re, cuya barca está sobre el
trineo rodeada por un círculo de fuego, exactamente igual que al
comienzo. La viñeta está precedida por una escena de lucha
en la que los soldados divinos acaban con Apopis, en la batalla final -siempre
recomenzada- contra el espíritu de las tinieblas.
Junto a esta barca se escribe el último de los Sp. del L2c, una
descripción del final del viaje de la barca solar: el cielo es descrito
como un lago o un canal; el número de sus ciudades no puede ser
conocido y a su alrededor hay una extensión en llamas de un millón
de codos. Cuando la nave llega al Occidente las puertas del cielo se abren
ante ella, y se cierran a su paso de nuevo, encerrándola en un huevo
del que brotará al amanecer. Con esto termina el más desarrollado
de los planos del Más Allá(30).
Existen dos versiones del L2c. No voy a describir la segunda en detalle,
aunque sus diferencias son importantes. Desaparecen algunos lugares como
el Castillo de la Luna y la zona final de las barcas pero presenta de modo
semejante el esquema inicial: cabina de la barca de Re y los dos caminos
de Rosetau, pero con nombres para los genios y los lugares algo variados.
Se añade una región nueva en la que tras pasar puertas de
fuego y tinieblas se llega a una construcción a la que se denomina
la Morada del Gigante, una especie de laberinto en el que vive un
espíritu que está en la oscuridad y no puede ser visto, con
una altura de codos sin número.
La primera edición en facsimil de uno de los sarcófagos
data de comienzos de siglo. Desde entonces varios autores han hecho mención
del extraño plano y su contenido, avanzando algunos primeras hipótesis
sobre su significado, aunque hasta la edición completa de A. de
Buck, en 1961, estas explicaciones tenían algo de aventuradas.
La más significativa de las interpretaciones del L2c es la de
Barguet(31). Propone ver en él un
texto de iniciación: sólo aquel que tiene el conocimiento
puede franquear todos los obstáculos y llegar tras ellos a un cielo
aureolado por los rayos del dios supremo. Hasta aquí estoy de acuerdo
con él, incluso esa comprensión como texto de iniciación
me parece que es una vía en la que se debe insistir. Pero Barguet
va más lejos y pretende demostrar que las líneas generales
del mapa dejan adivinar un plano más o menos oculto, trazado con
rigor suficiente como para considerar que estaba ya claramente fijado,
y en el que propone ver la planta de un templo.
El viaje a través de la geografía del Más Allá es puesto en paralelo con el camino que seguiría una persona que entra en un santuario desde el exterior y lo atraviesa por completo hasta llegar a la capilla central que guarda el naos con el dios. Barguet plantea, pues, que el L2c nos daría la clave del plano de ese tipo de edificaciones. En una suerte de modelo reducido del universo, el templo comprendería las regiones que atraviesa sucesivamente su dios, ya sea en el cielo o en los infiernos, y su santuario sería considerado como el horizonte, un punto de encuentro del mundo terrestre con los cielos superior e inferior. Pero se le pueden plantear objeciones:
En primer lugar, y nos damos cuenta en su discurso que Barguet lo sabe,
este tipo de construcciones no está por ahora documentado en el
Reino Medio. Su aparición parece remontarse a la dinastía
XVIII, al menos cuatrocientos años más tarde que los ejemplares
más antiguos conocidos del texto de el-Bersha. De esta forma, si
seguimos a este autor, el templo típico del Imperio Nuevo resultaría
la transposición física de un arquetipo mítico varios
siglos anterior del que sólo conocemos una metáfora.
Aún teniendo en cuenta la mentalidad egipcia para la que una
parte vale por el todo, y por tanto el mero comienzo del L2c puede equivaler
al libro completo, es importante señalar que la parte final, la
de las "capillas" con las barcas, falta en la segunda versión y
en buena parte de los sarcófagos que poseen la primera, por lo que
se hace difícil no dudar que sea realmente la más importante
del conjunto.
No obstante, lo más difícil de aceptar en esta teoría,
es que siendo el templo egipcio el lugar donde residía la estatua
en la que se encarnaba el dios, y por tanto simbólicamente el centro
del universo, debía estar inmaculado. La entrada estaba prohibida
a todo aquel que no fuera sacerdote y no hubiera pasado por toda una serie
de cuidados físico-rituales que lo mantuviesen puro; resulta entonces
problemático que el templo estuviese poblado por demonios y genios
asesinos como los que se esconden tras cada accidente geográfico
del libro.
Si rechazamos, al menos en buena parte esta interpretación, debemos
plantearnos cuál es la finalidad del L2c y por ende de los demás
Sp. geográficos. El mismo texto nos lo va indicando: la regeneración
del muerto, su identificación con el dios Sol o al menos su inclusión
como parte de la sagrada tripulación de su barca, lo que le permitiría
renacer con él cada mañana.
La contradicción que supone para nosotros el renacimiento de
dioses -pues entendemos la divinidad como sinónimo de eternidad-
para los egipcios no era tal. Su pensamiento estaba dominado por el tema
del eterno retorno, de la regeneración continua, muy ligado a los
ciclos de la naturaleza, de la que podían tomar la imagen de cómo
renacía todo tras la inundación anual del Nilo. Los dioses
egipcios, y como ellos los muertos transfigurados, son dioses mortales.
Su juventud sólo existe mientras la renueven cada día; sin
esa reaparición diaria dejarían de existir, e incluso a pesar
de ella llegará un día en que también desaparecerán.
Durante el proceso de la Creación se produjo la separación
entre el Nun, el Abismo primordial, que queda retirado, y lo creado, en
la figura inicial de un dios creador que produce a continuación
la multiplicidad de la naturaleza. Pero todo está abocado a la no
existencia. El Sp. 1130 augura este regreso a la nada, de ahí que
no sea una inclusión vana: desaparecerá lo creado "las
colinas serán ciudades, (pues es sobre ellas donde se construyen)
las ciudades serán colinas, (cuando se desmoronen las construcciones)
una mansión arruinará otra mansión" y tras
millones de años el Caos volverá. Sólo el dios primordial,
Atum, y Osiris, "vivirán en un lugar", por siempre unidos
los tres en el espacio y en el tiempo.
También puede explicarse el L2c como imagen de la repetición
eterna de la cosmogonía. Los últimos Sp. son similares a
los del comienzo, con sendas descripciones de la barca de Re, de modo que
el plano no tiene ni principio ni fin; es una descripción -o la
narración- de un viaje que se desea eterno. En ningún momento
se señala que N. tenga que hacer un recorrido fijo, determinado,
que le lleve hasta un fin último, que sería la última
viñeta, pues ésta coincide con la primera. El difunto tiene
que moverse por él, pero ha de hacerlo por toda la eternidad, por
lo que es inútil -incluso negativo- que llegue a un lugar en el
que pararse. Esa interrupción del movimiento sería la segunda
muerte, la temida, la nada eterna. Otro texto lo expresa claramente: "La
inercia es su abominación" (CT IV, 383f).
El regreso cíclico de la naturaleza, en un tiempo real que los
egipcios mitificaron, es también la razón por la que su Más
Allá está compuesto por islas. Egipto resultaba todos los
años inundado por completo durante cuatro meses; sólo las
aldeas construídas en pequeños altozanos quedaban a resguardo
de las aguas. Cuando se iniciaba su retroceso iban apareciendo los montículos
más bajos hasta que, retirado el Nilo a su cauce habitual emergían
los campos llanos fertilizados por el limo. Estas colinas semejaban islas
envueltas por el agua vivificadora de la Inundación. Ésta
misma, en la cosmogonía egipcia, procedía directamente del
Nun, por lo que la similitud entre las islas míticas del Más
allá y la realidad del país es evidente. No creo que haya
que buscar otra razón para que situasen una de las residencias de
los difuntos en islas. Desde luego no hay por qué pensar en expediciones
a mares lejanos: los egipcios no fueron grandes marinos. Destacaron en
la construcción de naves fluviales, que por su adaptación
al régimen de vientos del valle del Nilo y por la elegancia del
diseño no tuvieron paralelo en el época antigua. Pero cuando
construían barcos para el mar se limitaban a reproducir los fluviales,
pero a mayor tamaño. Su estructura -sin quilla y con muy pocas cuadernas-
podía utilizarse en aguas tranquilas pero no podía resistir
la presión del oleaje en mar abierto a poco que se levantase el
viento. De hecho no tenemos noticia de que se atrevieran nunca a navegar
más lejos que la costa palestina o la del mar Rojo.
La presencia de demonios debe darnos también otra pista para
la comprensión del texto. Los egipcios sólo crean monstruos
en regiones fronterizas en relación con el mundo ordenado: Bes y
Tueris en la cama de la parturienta; los animales míticos en las
cacerías del desierto; o en el Más Allá.
La regeneración es imposible en este mundo, ordenado en su funcionamiento
por la Maat. La única forma de saltarse sus normas es sumergirse
en las aguas de la región sin límites, sin orden, sin fronteras,
volver al Caos inicial, y salir de él por medio de la ayuda o la
identificación con un dios creador, un dios que ya supo abandonarlo
al principio de los tiempos. La viñeta del L2c está rodeada
por unas líneas azules que representan con seguridad el Nun. Las
regiones descritas en el libro aparecen así flotando sobre el Abismo
Primordial. De ahí la posibilidad de que se encuentren en él
demonios, dioses y muertos divinizados(32).
Y de ahí también el peligro latente, potencial, de quedarse
en él. Hace falta prever todos los peligros que van a acechar al
muerto para que éste tenga todas las fórmulas mágicas,
todos los textos que ha de saber recitar, de forma que no pueda ser cogido
desprevenido y retenido en la nada para siempre. La insistencia en las
puertas de tinieblas se debe también al miedo a hundirse en el Caos.
Cada vez que se atraviesa una se corre el riesgo de quedar atrapado en
la nada. Pero el difunto dispone de las fórmulas mágicas
necesarias y sabe recitarlas, para que tanto él como Re -no olvidemos
que en buena parte del L2c actúa como su timonel o secretario- puedan
continuar la navegación.
Es posible pensar que las cartografías del Más Allá
sean un signo del desasosiego que produjo en las oligarquías egipcias
la apropiación para su provecho de los himnos de los funerales reales.
Estas descripciones podrían haberse creado porque los nuevos propietarios
tuvieran una cierta conciencia de haber hurtado algo que no les pertenecía,
de ser unos advenedizos en el Otro Mundo, y por tanto, de necesitar guías
que les asegurasen el buen recorrido de sus viajes, algo de lo que el rey
podía prescindir porque el éxito del trayecto le correspondía
por derecho propio.
Los dioses con cabeza de animal y cuerpo humano no son tan comunes en
el arte egipcio como se suele creer; aún así hay casos frecuentes
como Anubis. Más común es el dios que se representa con el
signo jeroglífico de su nombre en la cabeza: Isis con un trono,
Khepri con un escarabajo, Maat con una pluma. H. Frankfort propuso que
debían ser entendidos como ideogramas(33),
no son retratos en el sentido actual, sino signos pictóricos que
proporcionan el significado por medio de un metalenguaje propio. No se
escribe el nombre, sino la naturaleza y la función de la deidad.
Ningún egipcio pensaba que Amón era un hombre con cabeza
de carnero de la misma forma que ningún cristiano cree que los Evangelistas
sean un toro, un águila, etc. Amon es el poder divino que puede
ser visto en la imagen de un carnero. Siguiendo esta pista, también
los textos geográficos pueden ser entendidos como un metalenguaje
del Más Allá. No es una representación fidedigna,
sino la descripción de la naturaleza y sobre todo de la función
del Otro Mundo, la idea que los egipcios se hicieron de la región
en que se produce el renacimiento continuo, diario, eterno, de la vida.
1 y 2: Campo de Hotep o Campo de las ofrendas. Dibujos
de los sarcófagos B9C y B4L, tomados de A.
de Buck, The Egyptians..., V, 359 y V, 361.
3: Campo de Thot. Dibujo de la viñeta de G1T
tomado de A. de Buck, The Egyptian..., VI, 261.
4: Interpretación del Libro de los Dos Caminos como planta
de un templo. Dibujo tomado de Barguet, Essai..., 15.
5: Libro de los Dos Caminos. Primera versión, de B1C.
Dibujo tomado de A. de Buck, The Egyptian..., VII, lámina
1.
6: Libro de los Dos Caminos. Segunda versión, de B5C.
Dibujo tomado de A. de Buck, The Egyptian..., VII, lámina
14.
NOTAS
1. A pesar de su nombre han aparecido escritos sobre todo tipo de objeto funerario de madera (sobre todo sarcófagos y cajas canópicas) y sobre papiros, mucho menos frecuentes hoy porque son materiales menos resistentes que se han perdido. Su cronología se escalona desde la dinastía IX (ca. 2150 a.C.) a la XIII (ca. 1700 a.C.), cubriendo la totalidad del Reino Medio, con un desarrollo particularmente importante durante la dinastía XII.
2. Textos escritos en los muros interiores de las pirámides reales durante las dinastías V-VIII.
3. Spell, encantamiento, es el nombre con que se conocen los diferentes textos que componen este corpus. Hace referencia a su carácter de fórmulas mágicas, y por tanto, en teoría, orales, pues se supone que son recitados por el muerto en su segunda vida. Los números corresponden a la numeración dada por A. de Buck, The Egyptian Coffin Texts, Vols. I-VII, Chicago, 1935-1961, en la primera edición completa -en la actualidad incompleta por nuevos hallazgos- de esta recopilación de textos funerarios.
4. Müller, D., An Early Egyptian Guide to the Hereafter, The Journal of Egyptian Archaeology 58 (1972), 99.
5. Desde el punto de vista iconográfico no conocemos guías del Más Allá anteriores a las del Reino Medio, por lo que puede concluirse que éstas cartografías son creaciones de este momento. Leonardi, I., De la vogue de st-tp à l'Ancien Empire. Recherche de probables prototypes de la vignette CT V, 353-CT V, 363 ' 466 parmi les mastabas de cette periode, Bulletin de la Société d'Egyptologie de Genève 13 (1989), 105.
6. Por ejemplo, la segunda versión del Libro de los Dos Caminos se inicia con un preámbulo que dice: "Guía a las dobles puertas del horizonte, cuando están cerradas en respeto a los dioses. Éste es el nombre de sus guardianes, que está por escrito y ésta es su naturaleza. En cuanto a todo aquel que no sabe lo que ellos hablan, caerá en sus redes". El mismo texto hace referencia a que los nombres son los que aparecen por escrito y que la forma de los genios es aquella que se ve en los dibujos.
7. Borghouts, J. F., A New Middle Kingdom Netherworld Guide, Akten des Vierten Internationalen Ägyptologen Kongresses. München 1985 (ed.: S. Schoske), Hamburg, 1989, 3, 131 y 138-139.
8. Algunas versiones dan otro título, como B5C: "Fórmula para llegar a la primera puerta del Campo de Cañas". Parece que el comienzo del papiro original estaba muy deteriorado cuando fue utilizado como modelo en la realización de copias para los templos en que se hacían los sarcófagos. Así, cada taller redactó su propio inicio que completara la laguna. Cf. Müller, An Early..., 102.
9. Müller, An Early..., 112, n.1, que añade otros ejemplos de libros funerarios en que varía el número de puertas, siempre con diferentes nombres a los de este Sp.
10. Sabemos que se trata de la orilla del canal pues así se entiende en el Sp. 405, que desarrolla mucho más que el 404 la introducción a la segunda parte.
11. N. = Name. Esta abreviatura sustituye al nombre del personaje para quien se escribió el himno. En los TP es el monarca; en los CT es un particular que debe convertirse en un rey para tener derecho a usar los textos, por lo que su nombre se rodea con el cartucho real. No se trata más que de un subterfugio, pero el respeto por la tradición y por la persona de su verdadero propietario, quedaba así asegurado.
12. Si se plantea la duda es porque los CT reproducen las palabras que hay que pronunciar ante situaciones determinadas pero, salvo en los títulos -cuando han sido copiados-, no suelen describir el contexto mítico, que ha de interpretarse por el discurso mismo del recitante.
13. Los textos egipcios lo denominan indistintamente Campo de Hotep (tp = ofrenda) en singular, seguido de un determinativo de dios, lo que personifica la ofrenda como una divinidad, o Campo de Ofrendas (tpw), en plural y sin determinativo divino.
14. Altenmüller, H., s. u. Achtheit, Lexikon der Ägyptologie, I, 56-57.
15. Respecto al diferente valor de cada uno de ellos (por ejemplo, 467 y 468 parecen textos autónomos, 465 está claramente incompleto, etc.) véase Lesko, L., The Field of etep in Egyptian Coffin Texts, Journal of the American Research Center in Egypt 9 (1971-1972), 89-91.
16. Los números romanos de la figura envían a los respectivos textos en la publicación original, de la que se han tomado estas ilustraciones. Se han conservado aquí como guía.
17. No obstante, a partir de este periodo -fines de la dinastía XII-, y posiblemente en una de las necrópolis reales de Lisht o Dashur, se empieza a crear los shabtis o ushebtis, las estatuillas de trabajadores que han de reemplazar al difunto en los trabajos que se el impongan en el Otro Mundo. Bourriau, J. Pharaohs and Mortals. Egyptian Art in the Middle Kingdom, Cambridge, 1988, 99-100.
18. Faulkner, R. O. The Ancient Egyptian Coffin Texts, Warminster, 1978, II, 224-225, considera que los guardianes tienen forma mitad humana mitad animal, leyendo el determinativo del hombre: Hombre-carnero, Hombre-cocodrilo, etc. el último signo es un personaje con una enorme cornamenta, pero es difícil decidir si se pretende dibujar un ser monstruoso o la simple palabra mensajero escrita con su logograma (los dos cuernos), más el determinativo del hombre que aparece en todos los demás casos.
19. Barguet, P., Textes de sarcophages égyptiens du Moyen Empire, Paris, 1986, 589, n. 14.
20.Faulkner, R. O., A Concise Dictionary of Middle Egyptian, Oxford, 1981: cámara secreta; Hornung, E., Die "Kammern" des Thot-Heiligtumes, Zeitschrift für ägyptische Sprache und Altertumskunde 100 (1973), 34: altares transportables y que acogen una imagen divina (o un significado similar); Barguet, Textes..., 590: capillas.
21. Faulkner, A Concise...: altar (shrine); Hornung, Die "Kammern"..., 34: confusión con el antiguo determinativo del altar portátil; Barguet, Textes..., 590: naos.
22. Borghouts, J. F., An Early Book of Gates. Coffin Texts, spell 336, Funerary Symbols and Religion. Essays Dedicated to Professor M.S.H.G. Heerma van Voss on the Occasion of his Retirement from the Chair of the History of Ancient Religions at the University of Amsterdam (Ed. J.H. Kamstra, H. Milde, K. Wagtendonk), Kampen, 1988, 12.
23. Borghouts, An Early..., 17.
24. Lo creo así porque en algunos sarcófagos el pintor hizo unos dibujos pequeños o el escriba utilizó una letra muy pequeña y quedó un espacio vacío que fue rellenado con otros Sp. del corpus general de los CT, lo que nos indica que no había textos del L2c en reserva susceptibles de ser usados en accidentes gráficos de este tipo.
25. Este nombre es muy significativo: no saber significa no pasar. Conocer las palabras justas en el momento apropiado es una idea propia a una tradición de letrados, a una sociedad que en su funcionamiento, según los nuevos cauces marcados por la escritura, ha dado poder a una nueva elite social que no es la guerrera, sino la funcionarial. En una sociedad en que tener conocimientos de lectura implicaba otro tipo de ventajas sociales, se pretende mantener la distancia respecto al pueblo llano también en el Más Allá; la condición para la salvación no es pues la fe o hacer el bien, sino tener conocimientos.
26. Este Campo de Ofrendas aparece aquí un poco diluido en el conjunto, pero como ya se ha explicado, algunos sarcófagos con L2c poseen además el Sp. 466 en que este lugar se representa con detalle.
27. Hornung, E. Der Eine und die Viele, Darmstadt, 1971, especialmente capítulo 3.
28. Esta búsqueda de la salida y la imagen de caminos cruzados recuerda muchísimo un laberinto, lo que es coherente además si tenemos en cuenta la conexión en otras culturas entre laberinto y muerte, y que Rosetau es el lugar en que habita Osiris.
29. Cf. ilustración 5, con el monstruo en forma de serpiente. Recuérdense también las estatuillas del ajuar de Tutankhamon en que el rey aparece arponeando un enemigo invisible en el agua en que flotan las balsas de papiros de las imágenes.
30. El L2c no termina aquí en todos los ejemplares,
pues algunos sarcófagos añaden detrás el Sp. 1130.
Se trata de un texto de traducción fácil pero difícil
interpretación en el que el Creador establece las bases espirituales
y materiales de la existencia humana:
"Palabras pronunciadas por Aquel cuyos nombres son secretos, el
Señor de la Totalidad, que habla frente a los que guardan silencio.
Navegad en paz, que pueda repetiros las dos buenas acciones que mi propio
corazón ha hecho para mí [dentro de la serpiente (Mehen)
para silenciar el mal]. He hecho cuatro buenas acciones en el centro
de las puertas del horizonte. He hecho los cuatro vientos, que cada hombre
puede respirar en su tiempo (de vida). Éste es uno de mis
dones. He hecho la gran inundación, para que el pobre igual que
el grande tengan fuerza. Éste es uno de mis dones. He hecho cada
hombre igual que su compañero (semejante). No les he ordenado
que hagan el mal, son sus corazones los que desobedecieron lo que yo había
dicho. Éste es otro de mis dones. Hice que sus corazones no dejaran
de recordar el Occidente, para que hicieran ofrendas a los dioses de los
nomos. Éste es otro de mis dones. Con mi sudor es con lo que he
creado a los dioses, con el llanto de mis ojos a los hombres".
Es muy significativo que este himno haya aparecido justo al terminar
el Reino Antiguo y su totalitarismo real.
31. Barguet, P., Essai d'interprétation du
Livre des deux Chemins, Revue d'Egyptologie 21 (1969), 7-17.
Aunque no se comenten en este artículo, véanse también
Lesko, L., Some Observations on the Composition of the Book of Two Ways,
Journal of the American Oriental Society 91 (1971), 30-43; y Hermsen,
E., Die zwei Wege des Jenseits. Das altägyptische Zweiwegebuch
und seine Topographie, Freiburg/Göttingen, 1991.
32. En los TP se describe alguna epifanía divina con efectos devastadores en la naturaleza: gritos en el cielo, giros de las estrellas, crujidos de los huesos y el dios manifestándose con llama en la mirada y en el aliento y serpientes de fuego a su alrededor. En esas circunstancias el contacto entre dioses y humanos vivos es imposible. Sólo puede producirse en regiones liminares, allí donde el mundo de la humanidad y el de los dioses tienen regiones fronterizas, como en los sueños o en el Más Allá.
33. Dando aquí a la palabra el valor preciso. No se confunda con el término logograma, que es el que designa uno de los tipos de signos utilizados en la escritura jeroglífica.