Material preparado por Francisco DIEZ DE VELASCO Este material electrónico tiene licencia Creative Commons (atribución no comercial sin derivadas 3.0 unported) Las fotografías y los textos han sido realizados por el autor, que pertenece al grupo de investigación HISTOREL de la UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA |
Lo mismo que el antijudaísmo o la islamofobia resultan en última instancia enigmas, el anticlericalismo español también resulta un fenómeno enigmático y persistente. La quema de iglesias, el anticatolicismo, el asesinato de párrocos, sacerdotes, monjes y monjas no es un asunto que solamente caracterizase la época de la Guerra Civil, aunque en cierta construcción de la memoria quede resaltado por su tremendo volumen. Podemos detectar un profundo anticatolicismo entre los moriscos como expone Julio Caro Baroja.
Liberalismo español y destrucción del
patrimonio católico.
Iglesias demolidas (y luego renombradas...)... ejemplo
del Buen Suceso en Madrid...
Arriba: Excavación de los cimientos de la iglesia
del Buen Suceso que se encontraba en la zona este de la Puerta del Sol
de Madrid
que se demolió e mediados del siglo XIX y se ha
recuperado durante las obras de la estación de cercanías
de Sol /
Abajo: Madrid, actual iglesia del Buen Suceso en la calle
de la Princesa
CAlles sin iglesias: ejemplo Gran Vía, que solo
incluye la entrada secundaria y remodelada del Oratorio del Caballero de
Gracia que tiene su entrada principal a espaldas del nuevo eje de la capital.
Vista de la Gran Vía de Madrid desde la calle
de Alcalá, se trata de una calle diseñada sin iglesias
Vista de la zona de la Gran Vía madrileña
donde destaca la cruz de la parte trasera del Oratorio del Caballero de
Gracia
La ciudad burguesa se construía desde los nuevos templos que son hasta hoy los bancos pero también los teatros y salas de espectáculos, con sus filas de sillones allá donde en las iglesias se situaban las hileras de bancos para los fieles.
Acceso principal al Oratorio del Caballero de Gracia, Madrid
Edificios redefinidos en su empleo que ha sido práctica no inusual hasta la actualidad, cuando las antiguas iglesias o conventos se convierten en espacios de uso cultural o incluso lúdico, convertidas en restaurantes o antiguas capillas en las que los licores toman el lugar de las imágenes.
Ermita de San Miguel, en La Laguna, Tenerife, la más
antigua de la ciudad y convertida en sala de exposiciones
Toledo, centro de arte de Toledo, antigua parroquia de
San Vicente convertida en centro de exposiciones, una de
las capillas ha sido convertida en bar donde junto a
los arcos góticos se levantan hileras de licores
Desamortizaciones (la más profunda, la de Madoz
en 1855).
Desaparición del clero regular (monjes y monjas):
más de cien mil miembros antes de 1800 a cien veces menos sesenta
años más tarde, aunque posteriormente se fueron recuperando.
Mantenimiento del clero secular (párrocos y
sacerdotes), en el entorno de los 30-35.000 (casi el doble de los actuales).
DOS FENÓMENOS:
-anticatolicismo, la posición contraria
a la religión católica, que aunque no fuese excepcional,
no era tampoco asunto de masas
-anticlericalismo, el odio al clero, ya sea
regular (a los monjes) o secular (a los curas), que sí que era común.
Muchos colectivos se entremezclaban en el entorno de ambos parámetros, liberales resentidos con la apuesta carlista de la mayoría de la Iglesia, masones contra los que parte del clero clamaba como enemigos a abatir y alentaba un odio que jugaba a convertir su discreción en conspiración y a hacer de las logias unos lugares infernales que cuando se nos visibilizan resultan simplemente espectaculares espacios simbólicos.
Recreación de la logia masónica Añaza
de Santa Cruz de Tenerife en la sala de exposiciones del ex-convento de
Santo Domingo de La Laguna transformado en centro cultural
Crece el anticlericalismo tras la caída de Isabel
II....
CASO EXCEPCIONAL: Barcelona, verano de 1909: Semana
Trágica se quemaron 80 edificios religiosos católicos, se
hacía real la frase atribuida al príncipe Kropotkin y que
el dirigente anarquista español Buenaventura Durruti reivindicaba
en las quemas de iglesias de la siguiente generación y tantos otros
posteriormente han utilizado en pintadas y carteles de que “La única
iglesia que ilumina es la que arde”.
Lema kropotkiniano en un cartel y el la pared de la catedral
de Granada
Otros momentos de la violencia anticlerical y anticatólica:
- 1931
- 1934
-1936, violencia homocida: cerca
del 90% de los sacerdotes de la diócesis de Barbastro, más
del 60% en Lérida y Tortosa, cerca de la mitad en Toledo, Segorbe,
Málaga o Menorca, trece obispos, más de 5.000 religiosos,
miles y miles de iglesias, conventos, ermitas y lugares de culto católico
(superando los 15.000) destruidos o dañados.
Todavía en la actualidad podemos hacernos una idea de lo que fue con una visita, por ejemplo, a la descarnada Santa María del Mar de Barcelona de capillas vacías y techos aún chamuscados.
Santa María del Mar en Barcelona, todavía
se aprecian restos de hollín en las techumbres góticas
y los restos quemados de una pintura con representación
de la Virgen que se exponen en un lateral de la iglesia
Fotos de la exposición que se visita en la propia
iglesia se Santa María del Mar donde se evidencia el nivel de destrucción
en el templo.
El texto resulta muy interesante ya que no expone ninguna
circunstancia explicativa de lo ocurrido, simplemente dice:
"1936, 3 y 4 de agosto, incendio intencionado que destruyó
el altar mayor barroco, el órgano y
prácticamente todo el mobiliario y ocasionó
daños en algunos arcos y pilares"
La memoria posterior, tras la victoria nacionalcatólica, pobló las iglesias de recordatorios, de listas de caídos con José Antonio Primo de Rivera el primero y con los sacerdotes muertos como hito de memoria.
Catedral de Granada. Recordatorio de los sacerdotes "inmolados
por el marxismo"
Con placas marcando los impactos de las bombas cuando no pudieron ser teas, como en El Pilar de Zaragoza, y en los últimos años por medio de las multitudinarias beatificaciones y canonizaciones de los mártires de la Guerra Civil.
Basílica del Pilar de Zaragoza, bombas lanzadas
el 3 de agosto de 1936 que no estallaron
Exterior de la basílica del Pilar de Zaragoza,
lugar donde cayó una de las bombas lanzadas el 3 de agosto de 1936
que no estallaron
Emisión postal de 1940 dedicada al XIX centenario
de la venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza, sello de 25 céntimos
en el que se representa el bombardeo fallido sobre la
basílica del 3 de agosto de 1936
Pero lo más complicado quizá para nosotros
sea intentar figurarnos la (in)sensibilidad general de la población
de las ciudades que veían como ocurría todo aquello, como
fusilaban a sus vecinos sin más, por el hecho de haber ido a misa
con asiduidad, de pertenecer a organizaciones católicas de obreros,
por haberse acercado demasiado a esos apestados que eran los curas, como
en la Alemania del momento lo eran los judíos, en una normalidad
donde germinaba el horror y el silencio era sinónimo de un día
más de vida tranquila. Época en las que las medias tintas
no eran posibles, nada de sangre tibia, por ninguno de los lados, había
que escoger sin titubeos. El arzobispo de Tarragona, el cardenal Francisco
Vidal y Barraquer, que se negó a firmar la "Carta colectiva de los
obispos españoles a los obispos de todo el mundo con motivo de la
guerra en España” que promovió el cardenal Isidro Gomá
en 1937 en la que se justificaba el apoyo a Franco contra la República,
se convirtió en un apestado tras la victoria franquista y no pudo
volver a su diócesis teniendo que exiliarse, simplemente porque,
como le ocurrió a parte del clero vasco, también represaliado
por el franquismo, no veían en la República en sí
misma un mal sistema político, aunque no pudiesen dejar de evidenciar
la locura homicida anticatólica (que estuvo a punto de costarle
la vida al propio Vidal en Barcelona).
Semillas de odio que llevaron a muchos católicos
a renunciar a un sistema político que quizá no les disgustase
pero que no había sabido comprender qué era la libertad religiosa,
no había sabido poner los medios para materializar que la libertad
de cultos que debía amparar la legislación significaba protegerla
con los mecanismos coercitivos en manos del Estado. Pero nos resulta evidentemente
muy sencillo hoy en día juzgar hacia atrás, desde la fortaleza
que produce conocer lo que ocurrió después. Aunque en el
mundo violento y radical del auge de los totalitarismos, donde la fuerza
de la voluntad podía imaginar que era posible transformar la historia
y erradicar las creencias contrarias, y sin vías intermedias, las
iglesias quemadas o las iglesias llenas, anticatolicismo o nacionalcatolicismo
parece que eran las únicas vías posibles, anuladas las sendas
intermedias entre esas "dos españas".
¿Sería un asunto solo del pasado?. En
nuestro presente las pintadas pueden servir de ejemplo. Pero hay que evidenciar
que las más comunes no tienen al catolicismo como diana, sino parecen
preferir otros enemigos.
Pintada anticlerical sobre una inscripción en
el puente sobre el Ebro en las cercanías de El Pilar de Zaragoza