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Recaredo y sa renuncia al arrianismo en el 587 (oficializada en el 589 en el III Concilio de Toledo) ha sido un episodio clave en el imaginario religioso español que ha identificado monarquía española con monarquía católica.
Estatuas de los reyes Recaredo (católico) y su padre Leovigildo
(arriano) en la terraza superior del Palacio Real de Madrid
La imbricación del poder político y el religioso será muy destacada a partir del IV Concilio de Toledo del año 633, en el que tuvo un papel destacado San Isidoro de Sevilla, pero menos de un siglo más tarde, en 711, la debilidad del edificio de poder visigodo católico no resistió el impacto del islam.
Estatua de San Isidoro de Sevilla, escalera principal de entrada a
la Biblioteca Nacional de Madrid
Pero bajo los reyes visigodos católicos el poder eclesiástico creció y también la suntuosidad de los edificios como la Basílica de San Juan de Baños (Palencia), otro ejemplo: la riqueza de las coronas de los reyes visigodos, como las denominadas de Guarrazar.
Basílica de San Juan de Baños en Baños de Cerrato,
Palencia, mandada construir por el rey Recesvinto y consagrada en el año
661
Tesoro de Guarrazar hallado en Guardamur (Toledo), perteneciente a
un monasterio o basílica visigoda 1) pequeña corona
2) gran corona de Guarrazar dedicada por el rey visigodo Recesvinto
(gobernó del 653 al 672)
711: el reto por parte de los católicos de tener
que convivir con una nueva elite gobernante musulmana.
Es una elite tolerante con las otras religiones del
libro (salvo momentos y episodios de intolerancia), pero que apostó
por la islamización progresiva.
Los católicos se enfrentaron a la disyuntiva
de 1) escapar a zonas septentrionales donde el poder islámico era
nominal o inexistente y construyeron iglesias muy peculiares en las que
intentaban reflejar el esplendor de los edificios emirales y califales
que habían dejado atrás como ejemplifica San Miguel de Escalada
en León.
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2) vivir bajo el dominio musulmán y se les denominó
mozárabes y han dejado sus huellas no solo en el ritual que lleva
se nombre sino también en objetos que recuerdan la belleza de sus
lugares de culto.
Cancel en alabastro de la iglesia mozárabe de
Santa María la Mayor hallado en el siglo XIX en la Plaza del Pilar de Zaragoza Museo de Zaragoza |
En territorios del norte se plantea una resistencia,
que ejemplifica muy tempranamente (722) la batalla de Covadonga y que termina
generando un primer reino independiente del control musulmán, Asturias,
con su primer gobernante, Pelayo, imaginado como paladín del catolicismo.
Recreación imaginaria del episodio de la jura de Don Pelayo
ante los evangelios y la cruz que da comienzo a la Reconquista
Cuadro en azulejos que simboliza Oviedo y el principado de Asturias
en la Plaza de España de Sevilla
El catolicismo como seña identitaris y las leyendas sobre intercesiones sobrenaturales jalonan el lento avance hacia el Sur, no exento de apuesta difusas como las que llevaron a Iñigo Arista a conformar el reino de Navarra, que se fortaleció su posición gracias a las alianzas con los Banu Qasi, que controlaban el valle medio del río Ebro. Estos eran aristócratas visigodos se habían convertido al islam ya que les permitió mantener privilegios y de hecho hasta aumentar sus cuotas de poder. Fueron un ejemplo notable de muladíes, antiguos cristianos conversos al islam, que podían mantener en ocasiones fuertes vínculos con sus raíces previas.
Estatua de Iñigo Arista en la Plaza de Oriente de Madrid
A partir del finales del siglo IX: es clave el camino de Santiago y las leyendas sobre su intervención en batallas como Matamoros.
Santiago Matamoros en la portada de la catedral de Santiago /
Iglesia de Santiago en Logroño, portada con el Santiago Peregrino
en la parte inferior y Santiago Matamoros en la superior
La primera fue la bastante mítica batalla de
Clavijo, fechada supuestamente en el 844 y la principal la de Las Navas
de Tolosa de 1212, que ha merecido calles y monumentos.
Calle Navas de Tolosa, Madrid |
Eln Las Navas de Tolosa se reunió a los monarcas
de los diversos reinos cristianos en una cruzada (calificada expresamente
de ese modo por el papa) que se puede decir que puso punto final al poder
efectivo andalusí y derivó en el control cristiano del Valle
del Guadalquivir y también la debilidad musulmana en el Levante
que propició las rápidas conquistas del gran rey catalano-aragonés
Jaume I por toda la zona.
Busto de Jaume I El Conqueridor que preside
la Avinguda de Jaume I en Calpe, Alicante, localidad que conquistó en 1240 o 1254 |
En la mezquita de Córdoba convertida en catedral
se puede contemplar, de un blanco que deslumbra y hiere en contraste con
las columnas y los arcos califales, la figura de Santiago Matamoros.
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Hay estatuas y representaciones en muchos otros lugares
y no dejan de resultar incómodas en el contexto católico
postconciliar bien alejado de cruzadas y claramente defensor de una libertad
religiosa que se construye necesariamente desde el respeto del otro y que
difícilmente convive con este tipo de iconografía. En la
Catedral de Santiago la estatua completa del Matamoros en la capilla lateral
de una de las entradas, que se pensó en algún momento hasta
retirar del nicho en que se ubica, se engalana en la actualidad con tal
profusión de flores y follaje que resulta imposible llegar a ver
la figura de los moros arrollados por el caballo del apóstol que
antes eran bien visibles.
Hay que destacar la viveza que mantiene hasta la actualidad
el Camino de Santiago y su importancia en el turismo religioso en España.
En ciudades incluso muy alejadas del camino principal como Granada o Madrid
se incluyen recordatorios con la vieira como icono ineludible de promoción
incluso turística.
Granada, placa en la que se indica el camino mozárabe a Santiago,
en las inmediaciones del Corral del Carbón |
Madrid placa de reclamo turístico en un hotel del centro de la ciudad |
Cuánto más en ciudades como Logroño,
vertebradas sobre el servicio a los peregrinos, o en plena senda por la
Tierra de Campos donde los carteles indican el camino.
1) Logroño, hospedería del camino de Santiago 2) Logroño, señal en la calle en la que se indica
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Cartel indicativo del camino de
Santiago en Tierra de Campos |
O en el propio Santiago de Compostela donde la vieira
puebla las calles y hasta los rincones más inesperados.
1) Santiago de Compostela, vieira como decoración de una
2) Calle de Santiago de Compostela con el símbolo de la vieira
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Respecto de la creciente diversidad religiosa consecuencia de la aventura meridional de los reinos cristianos hay que tener en cuenta que la toma en 1085 de Toledo, la antigua capital visigoda puso en manos de Alfonso VI de Castilla una ciudad en la que no solo había musulmanes y judíos, sino también una comunidad mozárabe que mantenía la antigua liturgia de época visigoda que en los territorios más al norte había sido sustituida por el rito romano. La toma de Córdoba en 1236 y la de Sevilla en 1248 ahondan ese proceso de control de los monarcas castellanos de los grandes centros que potencian la diversidad religiosa de sus súbditos, hasta el cambio que propician los Reyes Católicos.
Toma de Toledo, representación en azulejos de la Plaza de España
Sevilla
Se ha tendido a plantear que el control cristiano propició
una convivencia fructífera que incluso marcó las bases de
lo que se podría llegar a definir como “lo español”. Más
allá de mistificaciones y esencialismos, esa España de las
“Tres Religiones” o de las “Tres Culturas”, por mucho que se reivindique,
simplifica una trayectoria caracterizada por esos claroscuros habituales
que aparecen cuando descendemos al desierto de lo real que nos ilustran
los documentos de la época. Más que convivencia se
podría decir que muchas veces era malvivencia.
Tres Culturas fue siempre unos gobernando sobre los
otros dos, no lo figuremos como un foro de diálogo interreligioso:
mozárabes, muladíes, mudéjares, moriscos, marranos,
son nombres que califican el sometimiento y empequeñecimiento y
evidencian que el privilegio estaba en manos de otros, musulmanes en unos
casos, cristianos finalmente.
Placa dedicada a las tres religiones que se sitúa en el barrio
del Realejo de Granada